Sierra de la Utrera y Río Manilva: Canuto de la Utrera, Baños de la Hedionda, Charcos de la Paloma y del Infierno, Torcalillo.

Después de dos años hago una nueva visita a la Sierra de la Utrera y esta vez con una serie de objetivos claros, el primero de los cuales era darme un buen chapuzón en los Baños de la Hedionda, un balneario de aguas sulfurosas que data de la época de los romanos y de los que dice la leyenda que fueron construidos por orden de Julio Cesar, cuyas legiones y él mismo se curaron de diversas dolencias en este manantial. Las instalaciones están en ruinas, pero queda una antigua piscina y lo principal, el agua.

Pero primero lo primero, aparcamos el coche pasada la Casa de los Llanos, al inicio del sendero que sube al Torcalillo de la Utrera, con la intención de explorarlo si terminábamos la ruta con tiempo. Así pues, nos pusimos en marcha en dirección al Canuto de la Utrera y lo recorrimos con toda la parsimonia del mundo, disfrutando de la belleza de cada rincón.

Pronto llegamos a los Baños de la Hedionda y allí nos desvestimos para disfrutar de esas aguas medicinales, haciendo un concurso de bombas y planchazos en la antigua piscina. Pasamos allí cerca de una hora y la verdad es que estábamos tan entretenidos que se me pasó subir fotografías a la ruta.

Bien fresquitos nos dirigimos al Río Manilva para subir hasta dos de las Pozas más bonitas de la provincia, las de La Paloma y El Infierno, pero pese a la lluviosa primavera que hemos disfrutado ambas estaban casi secas. Leo un artículo del Sur de ¡hace 2 años! titulado "La misteriosa desaparición de un arroyo del río Manilva": primero se sospechó que se debía a la reapertura del Sumidero de Albarrá, pero se desechó la idea y después de tres días recorriendo el curso del río, descubrieron varias extracciones ilegales en su curso. Entre ellas una en la que se ve claramente, «como se ha puesto hormigón en el cauce para llevarse el agua para un uso particular». Incluso, afirma el miembro de GES Casares, «hay un propietario colindante con el río que se ha hecho un lago artificial en su terreno, con nenúfares y patos incluidos, gracias a que saca agua del río». Pues bien, de eso hace más de dos años y la cosa sigue igual.

Volvemos al sendero y ya nos queda circunvalar la Sierra de la Utrera, primero disfrutando de unas preciosas vistas a la Sierra Crestellina y Sierra Bermeja y después al Torcal de la Utrera, estudiando de lejos algunas curiosas formaciones. Con las paradas que habíamos hecho se nos echó el tiempo encima y con él, el tremendo calor de este primer día de verano. Por ello decidimos dejar para otro día la exploración del Torcalillo, a donde volveremos en otra ocasión.