Sierra de las Villas (Jaen): La Fresnedilla - Navazalto

Navazalto, macizo rotundo, una de esas atalayas "villanas" imprescindible, para contemplarla, comprenderla y admirarla. Desde un día claro es inenarrable lo que podemos atisbar, admirar la extensa loma, la campiña y buena parte de la vertiente cazorlanse de esta sierra. Además, Navazalto goza de gran accesibilidad, con sus poco más de 1300 mts casi cualquiera puede acceder, desde la Fresnedilla en apenas 90 minutos.
Ruta vespertina, la iniciamos recelosos de como el cielo se tiñe de nubarrones que nada bueno auguran, aún así, dada la breve distancia decidimos correr el riesgo.

Tras un refresco en "los Lucas" en el paraje de La Fresnedilla donde dejamos el vehículo frente a lo que fue la escuela rural, hoy observatorio astronómico, comenzamos caminando por el asfalto de la carretera que atraviesa esta bonita sierra y trescientos o cuatrocientos metros más adelante, por la izquierda, se aparta la pista que nos interesa.
El carril que tomamos tiene paneles al inicio que explican el entorno de Navazalto. Ahora está bien arreglado y no tiene cadena por lo que puede hacerse incluso en coche.
Una vez arriba, nos rodea un interesante Lapiaz. Dibujando el horizonte por detrás de peña corva y como un iceberg surge la cima de las banderillas ya al otro lado de la cuenca del Guadalquivir.
Al fondo del barranco se divisa la senda que baja desde el paso del aguardentero y la que sube, ¡que bonito de ve desde aquí! Y que trabajito nos costó subirla en su día.Por encima, frente a nosotros los Vilchetes, en la lejanía, ayudándonos del zoom, Cazorla y su Gilillo coronándo. Continuamos mirando derredor, por encima de los hoyos, se alzan los altos de la Muela, Roblehermoso y el Postre sobre Bardazoso.Más a la derecha el coqueto morrón de Santa María, puntiagudo y coronado por otra caseta visible desde muchos lugares, otra atalaya imprescindible de estas Villas. Continuando el giro horario que llevamos nos topamos a la derecha con el verdadero alto de Navazalto, el puntal de la cuna, que gana en pocos metros a donde nos encontramos.Nos gustaría continuar el periplo más extensamente, llegar como teníamos previsto hasta el collado de la nava del Vilano y volcar para regresar por ahí, pero la tarde se echa encima y la nube amenaza de nuevo por lo que volveremos por nuestros pasos y estos los daremos bien largos, de siete leguas.