Sierra de las Villas (Jaén): Secretos del Tranco (opción B - corta)
near El Tranco, Andalucía (España)
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NOTA (15.11.21): RECOMIENDO LEER LOS COMENTARIOS ANTES DE REALIZAR LA RUTA. PARECE QUE EL TIEMPO Y LA NATURALEZA LA HAN VUELTO DIFICIL DE SEGUIR. NO ES UNA RUTA DE SENDERISMO CLASICA, HAY QUE TENER INTUICIÓN MONTAÑERA Y EXPERIENCIA EN ORIENTACIÓN. EL GPS PUEDE AYUDAR POCO YA QUE SE TRATA DE UN BARRANCO MUY CERRADO.
Cruzamos la presa cambiando de vertiente, a un lado el gran vaso que este muro contiene, al otro el gran barranco que nos espera, abajo la central eléctrica, responsable del túnel que durante cinco kilómetros secuestra nuestro río.
En el semáforo, giramos a la derecha para tomar el camino al principio común para bajar a la Central y para ir al barranco de las “cañaillas”. Un paseo en descenso en este tramo asfaltado, con bancos de piedra que invitan a sentarse y contemplar esta maravilla. Conforme descendemos vamos encontrando ya algunos vestigios de la construcción que aquí tuvo lugar, covachas, un túnel de aireación, hasta que llegamos a un cruce donde el asfalto se dirige a la derecha, en dirección contraria a la nuestra, por tanto tomaremos el carril de tierra y desecharemos a la derecha un desvío que baja al río, justo a donde dijimos anteriormente que se encontraba el vado junto al charco de la ahogá. Continuamos en suave subida hasta que encontremos una curva pronunciada a izquierda limitada lateralmente por una trinchera comida a la ladera, justo antes de cruzar la trinchera, por la derecha, debemos abandonar el carril, estando atentos a un hito bastante visible que nos indicará que debemos ascender entre los romeros para encontrar el sendero bueno unos metros por arriba de dicho hito (hay que subir un poco la ladera desde el hito para encontrar la senda). Bregando con los romeros avanzaremos hasta que el sendero comienza a descender decididamente encontrando súbitamente una escalera de hormigón que nos descenderá a un nivel inferior, más adelante, en dirección al barranco, otra más corta que nos ayudará a introducirnos en el mismo. Toda esta arquitectura se encuentra aquí porque el barranco de las “cañaillas” fue elegido para hacer un socavón (de los cuatro que creo hicieron) para la construcción del gran túnel. Al llegar al lecho del barranco, encontraremos una plataforma de hormigón con elementos sueltos por lo que debemos extremar la precaución en dar un mal paso. La plataforma la rodearemos por la derecha y nada más pasarla buscaremos el cauce del arroyo de las cañaillas que cruzaremos para encontrar al otro lado la senda bien marcada, esta seguirá descendiéndonos por la lado izquierdo del arroyo hasta un lugar donde encontramos auténticas evidencias del trabajo que allí se hizo, charcas, muros, plataformas, y la boca del socavón por donde entraban y salían para la construcción del túnel. El río queda debajo y nosotros nos encontramos sobre una escombrera prensada que forma una amplia plataforma por la que avanzaremos siguiendo el cauce del Grande. Al acabar la plataforma, el sendero se mete en la ladera que cae al rio y sin perdida lo acompaña durante un buen tramo de monte hasta que sale a un olivar, lo atravesaremos completamente en la misma dirección que llevábamos y encontraremos el carril que sube o baja del Canalón del Toro. Solo cien metros más adelante encontraremos el vado del que hablábamos más arriba y que debemos cruzar necesariamente. Una vez en la otra orilla repararemos en un olivar cerrado con una puerta, pasaremos, teniendo en cuenta de cerrarla bien para que los animales no penetren en el recinto. Igual haremos con las dos puertas que más adelante nos esperan de las mismas características, estamos en el camino del Tranco y podemos pasar pero siendo respetuosos con los locales. Tras la tercera puerta encontraremos unas grandes matas de pitas y una construcción junto a ellas, es la señal de haber llegado a la emblemática Venta de la Victoriana que queda unos metros más arriba. Cuantas historias podrían contar estas ruinas, cuántas vidas de gentes que por aquí pasaron y tuvieron que hacer noche en un cabecero de farfolla, junto a la lumbre, solo porque el río iba muy crecido más abajo, cuantos secretos no revelarían estas cuatro humildes paredes, cuanta gente no alimento este horno medio derruido ahora, gancheros, aserradores, arrieros, los primeros trabajadores de la presa, recoveros y hasta los migueletes, de quienes he oído contar que quién más les temían eran los pollos de los cortijos, verlos aparecer y sabían que uno caía (por lo que eran debidamente espantados y alejados de la vivienda). La Victoriana, igual que Foro, hubo de mudarse arriba, a la carretera, cuando el Viejo Camino dejo de ser útil. Desde allí, desde el hundido barranco, asoma mágicamente el Quijarón dándonos las referencias de nuestro periplo. La Venta de Victoriana anuncia en sentido ascendente que pronto dejaremos el río y debemos comenzar a remontar para dirigirnos al auténtico Tranco de Monzoque. Aunque parece que el camino de nuevo se corta por una valla, debemos rodearla por el lado del rio, una vez al otro lado del olivar estaremos atentos a una piedra vertical a nuestra izquierda ya que por ahí se metía el viejo camino (hito).
Opcionalmente podemos seguir el que más fácilmente nos lleva, para visitar un poco más adelante (no sin tener que reptar y trotar por culpa de árboles caídos en medio del camino) la llamada cerrada de la escalera, nombre adquirido ya en la época de la construcción de la presa por una escalinata de hormigón que construyeron para salvar una roca y poder pasar al otro lado en busca del vado que sube a las “cañaillas”, su antigua denominación era el Charco de la “Ahogá”, de cuando no había presa parece que una riada trajo hasta aquí el cuerpo de una muchacha. Un sereno y apacible rincón que invita al descanso. Como he dicho, salvando la roca, encontraremos un vado para cruzar al otro lado, pero esta no la ruta que llevamos, así que si nos hemos atrevido a llegar hasta aquí regresaremos hasta donde se separa el viejo camino y comienza a ganar altura (hito en el camino).
Al comienzo hay que ir muy pendiente para embocarlo adecuadamente, después, conforme gana altura se irá marcando más nítidamente mediante los refuerzos de piedra seca que ellos le hacían. Así, nos va subiendo, zigzagueando, salvando la cerrada del charco de la “ahogá” primero, y la ladera casi vertical que cae desde la carretera donde están los cortijos que hicieron cuando la presa. El viejo camino nos lleva a un lugar donde hay una puerta que debemos salvar como las anteriores y otra más allá, no olvidando de cerrarlas, para toparnos súbitamente con un gran peñón que nos hace dudar del paso, tendremos que rodearlo por abajo y súbitamente aparecen las ruinas de la antigua Venta de Foro, justo debajo de la que hicieron después en el camino nuevo, la carretera. Bancales, paratas, frutales, nos delatan que aquello tuvo otra vida, el camino pasa por arriba, entre la casa y un paredón que queda a la izquierda, sale a otros bancales y se dirige a una pedrera, arriba de esta, junto a la carretera se encuentra la fuente de Foro. Un poco lioso se presenta aquí el camino tras cruzar la pedrera, ya que se ve cortado por la vegetación la cual debemos salvar para conectar más arriba de nuevo con este, una nueva construcción se presenta al frente debiendo salvarla por la izquierda, probablemente aquí es donde nuestro camino viejo deja de ser desdibujado por la ladera artificial de materiales de relleno comidos a la montaña, el camino que seguimos se eleva bruscamente para sacarnos rápidamente a la carretera unos cien metros antes del túnel. El Viejo Camino probablemente seguiría en la misma cota de nivel, pasando bajo el túnel y teniendo el paso malo, el tranco que lo hizo famoso donde el rebosadero del pantano rompe la raspa calcárea que baja del Quijarón buscando el río, aquí es donde debió estar esa esquina maldita donde no se veía a quién venia del otro lado, donde quien por aquí discurría se encontraba a esas 100 varas de altura, (ochenta y cinco metros aproximadamente) que unidos al estruendo que por aquí en ocasiones debía generar el río hizo preocupante el traslado de vertiente, de ahí la leyenda se hizo sola.
Aunque no es objeto de la ruta, por el poblado y la presa podemos entretenernos lo que deseemos, el lugar lo merece, tal vez la cotidianeidad atenúa lo impresionante del lugar, con solo alzar la vista por los derroteros próximos podemos comprobarlo.
Cruzamos la presa cambiando de vertiente, a un lado el gran vaso que este muro contiene, al otro el gran barranco que nos espera, abajo la central eléctrica, responsable del túnel que durante cinco kilómetros secuestra nuestro río.
En el semáforo, giramos a la derecha para tomar el camino al principio común para bajar a la Central y para ir al barranco de las “cañaillas”. Un paseo en descenso en este tramo asfaltado, con bancos de piedra que invitan a sentarse y contemplar esta maravilla. Conforme descendemos vamos encontrando ya algunos vestigios de la construcción que aquí tuvo lugar, covachas, un túnel de aireación, hasta que llegamos a un cruce donde el asfalto se dirige a la derecha, en dirección contraria a la nuestra, por tanto tomaremos el carril de tierra y desecharemos a la derecha un desvío que baja al río, justo a donde dijimos anteriormente que se encontraba el vado junto al charco de la ahogá. Continuamos en suave subida hasta que encontremos una curva pronunciada a izquierda limitada lateralmente por una trinchera comida a la ladera, justo antes de cruzar la trinchera, por la derecha, debemos abandonar el carril, estando atentos a un hito bastante visible que nos indicará que debemos ascender entre los romeros para encontrar el sendero bueno unos metros por arriba de dicho hito (hay que subir un poco la ladera desde el hito para encontrar la senda). Bregando con los romeros avanzaremos hasta que el sendero comienza a descender decididamente encontrando súbitamente una escalera de hormigón que nos descenderá a un nivel inferior, más adelante, en dirección al barranco, otra más corta que nos ayudará a introducirnos en el mismo. Toda esta arquitectura se encuentra aquí porque el barranco de las “cañaillas” fue elegido para hacer un socavón (de los cuatro que creo hicieron) para la construcción del gran túnel. Al llegar al lecho del barranco, encontraremos una plataforma de hormigón con elementos sueltos por lo que debemos extremar la precaución en dar un mal paso. La plataforma la rodearemos por la derecha y nada más pasarla buscaremos el cauce del arroyo de las cañaillas que cruzaremos para encontrar al otro lado la senda bien marcada, esta seguirá descendiéndonos por la lado izquierdo del arroyo hasta un lugar donde encontramos auténticas evidencias del trabajo que allí se hizo, charcas, muros, plataformas, y la boca del socavón por donde entraban y salían para la construcción del túnel. El río queda debajo y nosotros nos encontramos sobre una escombrera prensada que forma una amplia plataforma por la que avanzaremos siguiendo el cauce del Grande. Al acabar la plataforma, el sendero se mete en la ladera que cae al rio y sin perdida lo acompaña durante un buen tramo de monte hasta que sale a un olivar, lo atravesaremos completamente en la misma dirección que llevábamos y encontraremos el carril que sube o baja del Canalón del Toro. Solo cien metros más adelante encontraremos el vado del que hablábamos más arriba y que debemos cruzar necesariamente. Una vez en la otra orilla repararemos en un olivar cerrado con una puerta, pasaremos, teniendo en cuenta de cerrarla bien para que los animales no penetren en el recinto. Igual haremos con las dos puertas que más adelante nos esperan de las mismas características, estamos en el camino del Tranco y podemos pasar pero siendo respetuosos con los locales. Tras la tercera puerta encontraremos unas grandes matas de pitas y una construcción junto a ellas, es la señal de haber llegado a la emblemática Venta de la Victoriana que queda unos metros más arriba. Cuantas historias podrían contar estas ruinas, cuántas vidas de gentes que por aquí pasaron y tuvieron que hacer noche en un cabecero de farfolla, junto a la lumbre, solo porque el río iba muy crecido más abajo, cuantos secretos no revelarían estas cuatro humildes paredes, cuanta gente no alimento este horno medio derruido ahora, gancheros, aserradores, arrieros, los primeros trabajadores de la presa, recoveros y hasta los migueletes, de quienes he oído contar que quién más les temían eran los pollos de los cortijos, verlos aparecer y sabían que uno caía (por lo que eran debidamente espantados y alejados de la vivienda). La Victoriana, igual que Foro, hubo de mudarse arriba, a la carretera, cuando el Viejo Camino dejo de ser útil. Desde allí, desde el hundido barranco, asoma mágicamente el Quijarón dándonos las referencias de nuestro periplo. La Venta de Victoriana anuncia en sentido ascendente que pronto dejaremos el río y debemos comenzar a remontar para dirigirnos al auténtico Tranco de Monzoque. Aunque parece que el camino de nuevo se corta por una valla, debemos rodearla por el lado del rio, una vez al otro lado del olivar estaremos atentos a una piedra vertical a nuestra izquierda ya que por ahí se metía el viejo camino (hito).
Opcionalmente podemos seguir el que más fácilmente nos lleva, para visitar un poco más adelante (no sin tener que reptar y trotar por culpa de árboles caídos en medio del camino) la llamada cerrada de la escalera, nombre adquirido ya en la época de la construcción de la presa por una escalinata de hormigón que construyeron para salvar una roca y poder pasar al otro lado en busca del vado que sube a las “cañaillas”, su antigua denominación era el Charco de la “Ahogá”, de cuando no había presa parece que una riada trajo hasta aquí el cuerpo de una muchacha. Un sereno y apacible rincón que invita al descanso. Como he dicho, salvando la roca, encontraremos un vado para cruzar al otro lado, pero esta no la ruta que llevamos, así que si nos hemos atrevido a llegar hasta aquí regresaremos hasta donde se separa el viejo camino y comienza a ganar altura (hito en el camino).
Al comienzo hay que ir muy pendiente para embocarlo adecuadamente, después, conforme gana altura se irá marcando más nítidamente mediante los refuerzos de piedra seca que ellos le hacían. Así, nos va subiendo, zigzagueando, salvando la cerrada del charco de la “ahogá” primero, y la ladera casi vertical que cae desde la carretera donde están los cortijos que hicieron cuando la presa. El viejo camino nos lleva a un lugar donde hay una puerta que debemos salvar como las anteriores y otra más allá, no olvidando de cerrarlas, para toparnos súbitamente con un gran peñón que nos hace dudar del paso, tendremos que rodearlo por abajo y súbitamente aparecen las ruinas de la antigua Venta de Foro, justo debajo de la que hicieron después en el camino nuevo, la carretera. Bancales, paratas, frutales, nos delatan que aquello tuvo otra vida, el camino pasa por arriba, entre la casa y un paredón que queda a la izquierda, sale a otros bancales y se dirige a una pedrera, arriba de esta, junto a la carretera se encuentra la fuente de Foro. Un poco lioso se presenta aquí el camino tras cruzar la pedrera, ya que se ve cortado por la vegetación la cual debemos salvar para conectar más arriba de nuevo con este, una nueva construcción se presenta al frente debiendo salvarla por la izquierda, probablemente aquí es donde nuestro camino viejo deja de ser desdibujado por la ladera artificial de materiales de relleno comidos a la montaña, el camino que seguimos se eleva bruscamente para sacarnos rápidamente a la carretera unos cien metros antes del túnel. El Viejo Camino probablemente seguiría en la misma cota de nivel, pasando bajo el túnel y teniendo el paso malo, el tranco que lo hizo famoso donde el rebosadero del pantano rompe la raspa calcárea que baja del Quijarón buscando el río, aquí es donde debió estar esa esquina maldita donde no se veía a quién venia del otro lado, donde quien por aquí discurría se encontraba a esas 100 varas de altura, (ochenta y cinco metros aproximadamente) que unidos al estruendo que por aquí en ocasiones debía generar el río hizo preocupante el traslado de vertiente, de ahí la leyenda se hizo sola.
Aunque no es objeto de la ruta, por el poblado y la presa podemos entretenernos lo que deseemos, el lugar lo merece, tal vez la cotidianeidad atenúa lo impresionante del lugar, con solo alzar la vista por los derroteros próximos podemos comprobarlo.
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Comments (10)
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Easy to follow
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Easy
Es imposible seguir esta ruta, debe estar hecha desde el maps, comienzas a seguirla por el lado opuesto al poblado del tranco y empiezas por el camino junto a la represa, la ruta te mete por la entrada a un hotel rural, pero el camino desaparece y además pasar campo a través es imposible debido a la existencia de acantilados que dan al río.
Tuvimos que abandonar el track y hacer algo parecido por nuestra cuenta, se desaconseja seguirla, merece mucho mas la pena bajar hasta la charca de la pringue o del aceite.
Buenos dias miferjg.
Gracias por comentar la ruta, esto ayuda a que quién se aventure, la prepare bien y guarde ciertas precauciones. Debes tener en cuenta que no es una ruta “al uso”, aunque corta, discurre por un barranco profundo donde se pierde frecuentemente la señal GPS pudiendo dar puntos erráticos, es una ruta “ratonera”, por ello hay que tirar mucho de intuición y orientación. Además, se trata de una zona que el monte regeneró abundantemente al ser umbría cuando las obras finalizaron, aún así la senda está, salpicada de romeros y vegetación, pero está, no es fácil de seguir, para eso marqué tantos wyp. El track está hecho sobre el terreno, con un GPS Garmin Etrex Vista y tratado en Ozi Explorer. Hay tramos difíciles de encontrar, hay que estar rebuscando, pusimos hitos pero puede que tras cuatro años, se hayan perdido. El tramo de la derecha hidrológica corresponde al camino viejo del tranco y pasa por dos antiguas ventas, de antes de que estuviera la carretera (la de Foro y la de la Victoriana) que atestiguan que fue un lugar de paso. El tramo de la izquierda, es de cuando se realizó el túnel que saca el agua del embalse más allá del charco del aceite y es, si cabe, más complicado ya que debe salvar el barranco de las cañadillas, pero lo hace airosamente con escaleras de obra. En fin, te invito a que vuelvas a intentarlo y te sorprenderás, por eso lo titulé “secretos” de El Tranco…
Saludos
La ruta ya no existe, está cubierta de vegetación.
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Los puntos están todos unos 50 a 100 metros fuera de dónde están. La hice en dirección contraria y es imposible. La escalera imposible encontrarla tras hora y media dando vueltas por donde está marcada. Caminos inexistentes en la mayor parte del camino. Tuve que volver por el mismo camino y hasta tuve que meterme dentro del río hasta el cuello para salir de una zona viviendo. Horrible!
Buenas noches Juan Ignacio. Muchas gracias por tus esclarecedores comentarios. La naturaleza, inexorablemente, se apodera poco a poco de lo que fue siempre suyo. Tras publicar la ruta, he vuelto un par de veces y aunque es cierto que he encontrado más vegetación. pude realizar la ruta sin demasiado problema, la última fue hace cuatro años. Este verano pienso mirar por allí. No obstante me remito al comentario que le hice a miferjg más arriba. El track solo es orientativo, allí los gps valen poco, es una zona muy cerrada y entra muy mal la señal, es prácticamente imposible seguir un track. Llevas razón en que si pierdes la orientación, te complicas, por ello voy a cambiar el grado de dificultad. Cuando revise la zona, volveré a comentar y realizare anotaciones y actualización en el texto de la ruta. Saludos.
Desde luego hacerla como yo hice, primero carretera, imposible. La bajada está en la curva no donde marca tu ruta. Y la escalera imposible verla
Para llegar a la escalera (son dos) hay que atravesar un romeral crecido justo encima de la senda que lleva justo a esta y que la tapa por completo. Luego, cuando bajas al lecho del arroyo de las Cañadillas, tienes que tirar de intuición para encontrar la continuidad de la senda al otro lado. Es verdad que si no conoces la zona es complicado.
Buen trabajo Galenoman, he llegado al vado desde la hospedería. Aunque está algo cerrado es bastante intuitivo llegar a las escaleras.
Por cierto las galerías que hay con puerta, para que se hicieron?
Enhorabuena JC Gonzalez!!! Vaya, alguien que logra completarla, la fe mueve montañas, jajajajaja. Espero que, a pesar de la dificultad, lograras disfrutarla. Deberían en el parque tomarse enserio las cosas y aprovechar estos restos de sendas para hacer una ruta de senderismo bien señalizada y limpia de vegetación, especialmente porque comunica dos zonas muy visitadas, el charco del aceite y el poblado del Tranco y porque el entorno es fabuloso en mi opinión. Las bocas o galerías de acceso se hicieron como acceso para trabajar en el interior del largo túnel que conduce al agua desde la turbina de la presa hasta el charco del aceite donde tiene su salida., por eso en este del barranco de las Cañadillas hay tantos restos de obra, además, si te diste cuenta, delante de la boca del túnel hay una meseta artificial confeccionada con los materiales de relleno extraídos del túnel. Puedes visitar otra boca de acceso visible por un senderillo que parte por detrás del kiosko del charco del aceite. Saludos y gracias por comentar tu experiencia.
Una de las peores experiencias siguiendo rutas con esta app, es imposible seguir el track.
Tras preguntar a un lugareño, hemos conseguido llegar de manera intuitiva hasta una parte. Es verdad que la zona es espectacular, pero después de más de tres horas atravesando campo a través, y cruzando el río hemos tenido que desistir (si o si teníamos que cruzar hasta la otra parte del río nadando) y volver al punto de inicio (llenos de cortes de las zarzas,etc.), lamentablemente ya no existe el camino y no se puede realizar...
No estaría de más borrar la ruta para evitar posibles accidentes, porque de verdad llega un momento en el que se complica de tal manera que llega a ser bastane peligroso.
En fin, si ánimo de ofender, el paso del tiempo ha hecho que la ruta sea irrealizable...