Sierra de las Villas (Jaén): Venta de Saro a Fuente Negra

01.03.2024
Tranquilo paseo por un rincón de la Sierra de las Villas que, con las últimas lluvias, luce espectacular. El objetivo era ver el caudal que Fuente Negra le aportaba al Guadalquivir. La verdad es que, para estar cerrado el aporte del embalse del Tranco al Grande, este va bien surtido por esta zona gracias a los aportes de royo María, Fuente Negra, royo de los Masegosos y royo de las Cañaillas. El Tranco le aporta solo las filtraciones que tiene.
Partimos del puente de Saro y por el carril accesorio por la margen izquierda, por donde discurre el GR-247, alcanzamos el puente de los Agustines. Quedamos sorprendidos al comprobar que ya no queda nada del panel que indicaba el trayecto y los puntos mas significativos de la carretera transversal, hace años denunciamos su pésimo estado, nadie hizo nada, termino por caerse una parte hasta que, probablemente ha acabado por demolerlo, en lugar de rehabilitarlo. Eso es lo que nos diferencia de otros lugares de España donde cuidan el patrimonio de otra manera. Antes podemos contemplar el chorreón que cae por la cascada de los Caballeros. Cruzamos el puente y nos situamos en la margen derecha del Guadalquivir para llegar al charco del aceite, al que mucha gente también llama de la Pringue (lo cual, aunque respetable, me parece chabacano). Luce precioso el paraje con el sol de la tarde. Por el sendero que sale de la zona de las mesas, llegamos a la explanada de relleno que hicieron con el material sacado del túnel, subimos a las primeras casas del poblado de Fuente Negra, las rozamos y entramos en el cañón del Rayo, por donde la cascada del Hoyacillo sin derramar agua si que se muestra muy húmeda. Bajamos los escalones del camino viejo y llegamos al núcleo mayor del poblado de Fuente Negra. Algunas casas s encuentran restauradas, pero la casa principal sigue siendo una pena, una ruina asaltada por vándalos. Curiosamente allí siguen las bombonas de propano que dejaron cuando cerraron y va para 15 años lo menos, en un Parque Natural. Continuamos por el camino asfaltado que remonta un poco y vuelca de nuevo hacia el río para llegar muy pronto, entre los desnudos chopos invernales a la hermosa y caudalosa fuente negra, como la llama casi todo el mundo, aunque en otra lejana época aquello de llamó El Rayo.