Sierra de Líjar
near Algodonales, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Ruta circular que, partiendo de Algodonales, recorre algunos de los mejores senderos de Líjar. Tiene unas vistas espectaculares de los valles del Guadalporcún y del Guadalete.
El tramo oeste está muy abandonado y, precisamente por ello, no debería dejar de transitarse. Pero, si fuimos capaces de seguirlo de noche, de día será más fácil.
El tramo oeste está muy abandonado y, precisamente por ello, no debería dejar de transitarse. Pero, si fuimos capaces de seguirlo de noche, de día será más fácil.
Waypoints
Waypoint
1,720 ft
Portillo
Portillo
Waypoint
2,902 ft
Caucho
Collado del Caucho
Waypoint
3,165 ft
Porton
Portón
Waypoint
2,960 ft
Cruce Ntos
Cruce Nacimientos
Waypoint
2,356 ft
Mirador O
Mirador Orihuela
Waypoint
2,136 ft
Verja SO
Waypoint
2,436 ft
Pasamuro
Pasamuro
Waypoint
2,353 ft
Cueva
Refugio cabras
Waypoint
2,189 ft
Mirador G
Mirador de La Grana
Waypoint
1,913 ft
CercadoSE
Waypoint
1,874 ft
CercadoNO
Waypoint
1,132 ft
A384
Acceso directo
Waypoint
1,325 ft
Aparcamiento
Inicio ruta
Waypoint
2,455 ft
SenderoN
Sendero semiabandonado
Waypoint
2,394 ft
Verja NE
Waypoint
2,464 ft
Cueva
Waypoint
2,431 ft
Buitreras
Waypoint
0 ft
Cruce
Waypoint
2,740 ft
Cruce
Bifurcación senderos
Waypoint
2,556 ft
Calera
Waypoint
2,441 ft
Mirador H
Mirador de la Herriza del Dornajo
Comments (3)
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Gracias por compartirla.
La ruta es fácil de seguir, salvo en la parte final, que como bien explicas hay tramos menos frecuentados y un pelín más liosos, pero nada complicado.
Me gustaron las vistas, no me esperaba que por allí fuera tan bonito ya Grazalema.
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Realizamos la ruta en enero de 2019.
Recomendamos hacerla en sentido inverso de como proponen los autores y de como nosotros efectivamente la hicimos, ya que así lo peor te lo tragas al principio. No obstante, mis comentarios siguen el orden original.
El camino de los Nacimientos de Algodonales, desde el pueblo hasta la pista de parapente, está perfectamente señalizado, trazado y desbrozado, no ofrece más dificultad que el desnivel que hay que salvar. No obstante, se hace perfectamente y, aunque las vistas se abren siempre hacia el sur y no varían mucho conforme subes, son muy hermosas. Una vez que llegas a la pista, un inmediato mirador techado y con mesa de picnic te recompensa con excelentes vistas a La Muela y la frontera de Cádiz con Sevilla. Esta zona que desde allí se contempla se propuso en tiempos como Parque Natural.
El tramo más aburridillo, aunque corto, es la propia pista, que hay que caminar hasta el cerro de la Cruz. Aquí comienza un sendero fácil de seguir, que sigue siendo el de los Nacimientos, que se va abriendo a las vistas del NE, excelentes: Zaframagón, el Terril y la Peña de Algámitas, Pruna y su castillo, la blanca Olvera, la sierra de las Nieves. Imagino que en tiempo claro puede llegar a distinguirse Sierra Nevada, ya que nosotros logramos apreciar incluso la Sierra de Tejeda, con la Maroma casi siempre nublada.
El sendero de los Nacimientos sigue más allá de un mirador al que los autores se asoman para luego darse la vuelta. Nosotros giramos talones 180 m antes. Desde ahí el sendero, que ya no es el de los Nacimientos, apunta al SW y recorre la ladera N de la sierra, con subidillas y bajadas, entrantes en barrancos y salientes en hombreras, con diversas zonas de vegetación y continuas vistas sobre La Muela y su entorno. En ocasiones, se han tallado o montado escalones e incluso encontramos pasarelas de madera en tramos que alguien ha considerado, al parecer, expuestos.
El sendero finaliza a bocajarro en la pista de parapente que viene de la crta. CA-0448, junto a un merendero. Empieza ahora un aburrido tramo de subida por dicha pista, 1.5 km de largo.
En una curva empieza el famoso "tramo oeste". Los primeros 700 m largos no ofrecen dificultad, el camino se ve bien entre la vegetación, está pisado, aunque de ningún modo cuidado. Siguiéndolo se llega a un lugar donde las vistas se abren y el track gira bruscamente a la izquierda, haciéndose la senda mucho más borrosa, pero nada que ver con lo que luego encontraremos. En pocos minutos llegamos a la cueva que los autores señalan en un waypoint.
Ahí empiezan las dificultades. El llamado "camino" está cerradísimo por la vegetación y, en ocasiones, incluso con el track (no demasiado preciso en algunos segmentos) es difícil de seguir. Tienes que poner en acción toda tu experiencia montañera para irlo encontrando, porque ora es visible, aunque sucio, ora es impracticable y debes buscar alternativas, ora simplemente hay varias alternativas, todas de mal paso. Al principio, antes de llegar a los roquedos que los buitres sobrevuelan, despistarte y empeñarte en ir hacia delante resulta en que, después de un rato de forcejeo, te rindes y tratas de recuperar el track luchando a brazo partido con el maquis (un embrollo inextricable de jara, acebuche, lentisco, coscoja y alguna zarza).
Si logras encontrar tu camino en los roquedos, la cosa empieza a aclararse tras ellos. Te encuentras con un camino sucio, pero visible, reforzado y escalonado en tramos, recordándonos que aquello tuvo que ser una vieja senda muy utilizada por la gente del campo, ahora lamentablemente casi perdida. No sería mala idea dedicar alguna partida del PER para su limpieza y señalización. Lo que está claro es que un sendero no se despeja mandando a los senderistas a recorrerlo, a ver si a base de cornadas y coces se va abriendo… El caso es que en Google Earth se aprecia, algo por arriba, un caminillo considerablemente más visible y fácil de seguir que el track de los au
El caso es que en Google Earth se aprecia, algo por arriba, un caminillo considerablemente más visible y fácil de seguir que el track de los autores. Parece empezar más arriba de las primeras zetas que hay que seguir para entrar en los mencionados roquedos. Luego de 400 m se une al track.
Siguiendo la vieja senda antes mencionada, visualmente y con sentido común, y evitando los despistes al que el track te puede exponer, tras una curva se abren unas fantásticas vistas a Zahara y su pantano, que a la caída de la tarde son aún más bellas, si cabe. Disfrutando del panorama, pronto adviertes que el camino ahora se hace más claro y pisable, aunque no deja de ser pedregoso y rocoso, como todo camino que se precie de la sierras andaluzas.
Lo peor ha pasado y ahora sólo te queda salvar el considerable desnivel que te separa de Algodonales, pan comido con ese camino y esas vistas. O eso crees.
Resulta que, al entrar en unas fincas de olivar, el sendero, ahora ancho y cómodo, tal como viene en el track original, sólo tiene que bajar ligeramente hacia el NW para terminar en una pista que desciende segura hacia el pueblo. Pero, como diría nuestro llorado Antonio Polo: “¡Ay, qué dolós!” A media bajada, el dueño de uno de los olivares lo ha vallado y cerrado con candado, cortando el paso. En su lugar, se ofrece la única alternativa de girar bruscamente a la izquierda y bajarte un desnivel de 40 m entre dos vallas de alambre y por terreno muy suelto. Son 70 m de longitud de incómoda bajada en la que, como atestiguan los alambres de la valla, doblados y retorcidos, es casi imprescindible aferrarse a los mismos para evitar bajar rodando.
Y así llegamos a la pista antedicha. Lo demás no ofrece dificultad.