215. Sierra de Munilla: Cielma, Tureña y Valdericanes

A ver...

Para que no queden dudas,
senderista, peregrino.
Te lo aviso: hoy no hay camino.
Andarín o montañero:
Serán tus pies y tus ojos
los que te abran el sendero.

Mas no te arredres por ello.
Adelante, ve y trajina.
Tendrás las huellas de ‘Itxina’,
que te marcarán el rumbo,
que te servirán de guía,
entre la niebla y el cielo.


📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').

📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.


INDICE IBP de Dificultad de la Ruta

Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/

El resultado del análisis IBP es de 56 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.

El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 501 metros (superior al que estima Wikiloc).

PREÁMBULO

Vi esa ruta publicada hace cuatro meses. Supe que era irrenunciable. A la carpeta ‘Quiero Ir’ fue. Esperando el día oportuno en condiciones climáticas ideales. Es una ruta elevada, con vistas. Había que aprovecharlas en un día despejado.

Leí sobre ella:

“…Avanzamos por una trocha hasta quedar enredados, ahora sí, en espinos y espinas. Como podemos nos desembarazamos del lío…”.

“…Una amplia meseta en forma de cuenco cubierto por un karst que pone a prueba nuestros tobillos. Nos movemos sobre un lapiaz sin senda”.

“…Cómo durante todo el itinerario, …andamos sin senda. Nada guía nuestros pasos.” Por si no había quedado claro en el título: “Caminante, no hay camino; … ni sombras”.

“…Metidos en una hondonada se nos interpone un vallado espinoso. Sin paso posible tenemos que franquearlo como podemos, sin mochilas y doblando el espinazo. Aaaag!”.

Así, con el agónico “¡Aaaag!” para ‘rematar la faena’.

Eso escribía en su habitualmente generosa y rigurosa crónica quien había hecho antes la ruta. Esa era la carta de presentación de la ruta que me cautivaba.

‘¡¿Y aun con esas querías hacerla?!’. ‘¿Y la dejaste madurando cuatro meses, así como para explotar de ganas? ¿Y sabiendo que las altas ilusiones y expectativas son tan peligrosas (por el posible sopapo de realidad) si no las satisfaces?’.

Pues sí, y yo diría que no somos unos alocados; sólo un tanto aventureros (‘…turerillos’; y va que chuta…; y ya es mucho). Había dos tipos de razones favorables:

(1) El propio autor también dice (y para nosotros tuvo más peso en la balanza), en dos puntos estratégicos de su crónica:

• En la mismísima primera frase: “Plan perfecto para conseguir cuatro cimas fáciles en la soledad del Valle de Valdebezana. Caminando… en la vastedad de un paisaje sin límites.”

• Y justo al concluir: “Conclusión: ruta, para mi gusto, muy recomendable, por lo poco exigente y lo mucho que ver. Eso sí, hay que elegir el día”.

• Para mí, es como si hubiera dicho: “¡He dicho!”. “¡Hágase!”.

(2) Además, habíamos hecho antes varias rutas por la zona que nos habían dejado los ojos como quien ve visiones: (en orden cronológico inverso)

• [1; sureste] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/por-sierra-albuera-desde-san-miguel-de-cornezuelo-133426163

• [2; sureste] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/por-la-sierra-de-la-albuera-y-el-valle-de-zamanzas-128925189

• [3; noreste] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/desfiladero-de-las-palancas-desde-landraves-108952483

• [4; sur] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/crespos-y-valle-de-munilla-82625895

LA RUTA

Pusimos lo más preciado, nuestra integridad física y espiritual, en manos de 'luis.itxina', al tomarlo como guía con su ruta https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/524-cielma-munilla-limpio-126242703 .

Lo reconozco. Es evidente: He calcado mi título del suyo. Es, como él dice, como llamar ‘El Collado’ al collado entre el Cielma y el Tureña. Sin inventiva (lo mío). Pero es que su etiqueta me pareció perfecta.

Hicimos algunos cambios menores. Nos llevaron a incrementar la longitud en 1,65 km y el desnivel en 49 m. Pudo haber sido algo más, de no haber mediado una imprevista ‘pájara’ subiendo al Valdericanes.

La ruta comienza en el monte directamente, sin ‘paños calientes’: en el Portillo Merín, poco antes del declive hacia el pueblo de Munilla. Puede también hacerse desde éste, añadiendo carretera de ida y vuelta (2,5 km en total).

Aparcamos, ponemos el primer pie en el suelo en el km 0 y el siguiente paso ya tiene escalón. Así, paso a paso, por toda la ladera sureste del pico Cielma hasta su cima (km 1,6). Sin respiro, pero sin perder el aliento.

Hay mucho que ver desde allí. Descendemos al collado que nos llevará al Tureña. Se baja bien. Algo más complicado es atravesarlo (ver Posibles Dificultades). Ya en el otro lado, por una rendija se accede (también bien) al Tureña (su cima oriental; km 2,3).

Éste tiene dos cumbres siamesas y una depresión en medio. Elegimos (por las vistas y su variedad paisajística) bordearlo cercanos a su cornisa meridional. Una colonia de buitres (nos) aguanta el tipo. Llegamos a la cima occidental (km 4).

Mucho que ver; igualmente. Ahora, bajando, queremos probar algo del cuenco interior. En el km 5,2, lo abandonamos y bordeamos el gran ‘valle heidiano’ (de Heidi, según luis.itxina) que cae desde el Cielma y el Tureña por su vertiente septentrional.

Llegamos al Alto de las Matas (km 5,6). Por su dorsal cabalgamos largamente en dirección sureste. Profundos valles caen al norte. Alcanzamos la base (km 9,5) del pico Valdericanes. Faldeamos por su lado norte.

En un punto, un hito de piedras lo indica (km 10,2): Hay que dar el salto hacia la recortada cresta (km 10,7). Son un mínimo de 200 y pico m (recto, a derecho); o tantos como quieras, si zigzagueas. Arriba nos esperan aguerridos peñascones.

Excelentes vistas desde la cresta. Habría continuado algo más hacia oriente, pero surgió una ‘emergencia’ (ver Anécdota). Próximos a los riscos, iniciamos el regreso hacia poniente y el final de la ruta. El sol iba llegando a su cenit.

Posibles Dificultades:

Todo es monte a través. No recuerdo ningún camino; senderos, sólo imaginarios. Cincuenta metros (si llegan) por asfalto (km 6,5).

La única dificultad de cierta importancia está en atravesar 100 metros de abigarrada fronda en el collado entre Cielma y Tureña (km 1,9). Desistimos en un punto, marcha atrás, y buscamos otro cercano. Algún rasguño. Ponte gafas (y ropa…).

Verás algunas alambradas. Si no las miras, no molestan. Hay que cruzarlas dos veces. La primera (km 6,8) incluye también una valla ‘con patas’ semi-caída. Pasa con cuidado por encima. La segunda (km 7,8) deja poco hueco. Primero la mochila; luego, tú.

Y luego está la incomodidad del lapiaz en gran parte del terreno. Por quejarse de algo. Tiquismiquis. Infinitamente peores los he visto (y sufrido). Este lo vi, pero no lo sufrí. Puedes ir mirando a lo lejos sin tener la vista atada a tus pies.

DESTACADO

Hoy no hubo iglesias ni ermitas. ¡Vaya! Pero no nos dio tiempo para echarlas en falta, de tantos otros atractivos que ocuparon nuestros ojos y cabeza. Así, en la próxima ruta las cogeremos con más ganas aun.

Hoy tampoco era jornada para bosques. Bueno, quizá sí, pero a partir de la hora en que terminamos. La sombra empezaría a hacerse necesaria sin tardar. Hoy era un día para horizontes abiertos. Y bien que lo fue.

Selecciono a continuación varios aspectos destacables. Otros los incluye luis.itxina en su crónica. No es cuestión de detallar todo; y menos ser redundante. Hay que dejar algo por descubrir a quien venga después.

(1) La Primavera en el Verano:

Estábamos en el segundo día del verano. La primavera le había dejado todo en bandeja; vestido de fantasía. ¡A ver lo que le duraba bajo los calores que se avecinaban!

Luis.itxina había hecho la ruta cerca del final del invierno; aún con nieve. Bonita, sin duda. Pero yo apostaría a que ahora lo estaba aún más, si cabe: preciosa.

Las laderas de las montañas y los lomos se exhibían repletos de florecillas multicolor. Había también brezo de vivo tinte violeta. No sé, sin embargo, si éste estaba despidiéndose o saludando, al llegar. Sus plantas floridas no abundaban, …ya o aún.

Y luego estaba ‘el valle de Heidi’, en las laderas y hondonada norte bajo el Cielma y el Tureña. De verde mayo, rociadas de árboles de cuento aquí y allá, en sus inmensas praderas. ¡Qué suerte las vacas pastando allí! Alimento para el cuerpo y para el alma.

(2) Los Picos y las Cornisas:

Los opuestos se complementan. Sobre el herboso valle altiplano, se alzan tres picos rocosos, bien diferentes entre sí. Son casi tan amistosos (se dejan subir y bajar ‘fácilmente’) como lo es el propio valle. Si no te acercas más de lo debido a sus abruptos acantilados.

Abordamos primero al manso Cielma. Es el más crecido (1.199 m, según nuestras medidas; quizá subidos al mirador de la caseta). De aspecto macizo. Por buscar un símil de comparación con los otros, tiene el corpachón de un dromedario (de una joroba).

Luego viene el corcovado Tureña; como un camello (con dos jorobas 1.178 y 1.179 m en cada cima, indican nuestros datos). Curiosa forma bicéfala. Entre sus dos elevaciones en los extremos, se ahonda un gran cuenco.

Y, finalmente, el recortado Valdericanes (1.075 m, eso dice nuestro GPS). El más chaparro, pero no lo parece. Es el que más intimida; por sus formas con afiladas cornisas; con personalidad. Según le mires, parecen las alas de un vampiro.

(3) Los Paisajes desde casi Todas Partes:

Llegábamos al inicio con la niebla en los talones; hasta los mil metros de altitud. Un mar de nubes debajo. Allí siguió largo rato para amenizar el espectáculo con sus contrastes. Se fue disipando conforme avanzábamos; se abrieron los valles.

Las vistas panorámicas desde arriba (y allí casi siempre es arriba) son euforizantes, aparte de bellas. Ahí se dan cita ‘todos’ los valles y montañas en muchos km alrededor.

Por buscar dos prominencias lejanas, emblemáticas y de formas bien definidas, en extremos opuestos: Distinguirás nítidamente la Peña Amaya (suroeste) y el Castro Valnera (noreste).

Montados en la cresta del Valdericanes, vemos que es continuación de la alineación que lleva, por el sureste, hasta el valle del Ebro, pasando por la excepcional Sierra Albuera.

Más cerca, debajo y alrededor, los profundos valles de Valdebezana, de Manzanedo, etc. En fin, puedes llevar un mapa cartográfico e ir anotando…. Localizarás lo que quieras.

ANÉCDOTA

Si haces esta ruta, no te harán falta velocidades ‘largas’ (tampoco la 1ª, porque no hay muros). Con la 2ª y la 3ª, irás sobrado. No usarás más; las 4ª, 5ª, 6ª son superfluas.

Primero, el terreno no te permitirá correr (‘no hay camino, no hay sendero’…). Segundo, aunque pudieras, no querrás. Más bien, desearás ir saboreando cada metro y momento. Así se explican nuestras casi cuatro horas y media para menos de 12 km.

Para llegar en coche, también nos sobraron velocidades. Por la N-623, los bancos de espesa niebla nos obligaban a ir a 60 km/h. Luego, por el desvío local, a menos de 30 km/h: estrecho ‘com'un silbío’, con jirones de niebla y sol frontal, no se veía un….

Pero hasta ahí todo iba bien. Y, luego, ya en ruta andarina, mejor. Hasta cerca del final: Allí, se lió. Justo antes de iniciar el ascenso al pico Valdericanes (km 10,2), no veo que me siga mi socia; vamos, que no la veo (ni seguirme ni no seguirme).

Me paro…. Nada…. Oigo, por fin, unos pitidos (del pito; hay que ir preparado para los ‘por-si-acasos’). Una pequeña elevación me quitaba visibilidad. Respondo: “¡¡Aquí…, aquí…!!”. Bajo un poco. Aparece por fin. Agalbanada, con paso cansino, pero parece… entera.

Entendí que era sólo cansancio que se acumulaba al final de la mañana. Aunque eran poco más de las 12 h, el de arriba ya se hacía notar (27 grados). Quería demostrarnos que acabábamos de entrar en el verano; su posesión preferida.

*(Nótese, insisto, que estábamos a punto de empezar el pechugón final de ascenso al Valdericanes: poco más de 250 metros lineales y 70 de elevación, casi un 30% de desnivel). Según ‘cómo lo lleves’, te pueden parecer una tachuelilla o el ‘Empirestate’.

Para animarla, bromeando, no se me ocurrió otra cosa que decirle: --“Mira, lo que escribe justo aquí ‘luis.itxina’ (su waypoint 8.8): ‘ATACAR’ (así, sólo eso; y con mayúsculas; sólo le faltaron los signos de exclamación: ¡BANZAI!)”.

Miró (ella) primero hacia arriba. Luego hacia mí. Ésta última no fue una mirada. Fue un guantazo de los de Mike Tyson (‘Aironmaik’). Procuré desde allí hasta el final mantenerme a unos metros de distancia, prudencialmente….

Al final, ya en el coche: --“¿Quieres otra botella de agua?”. Y un suave atusado con la mano sobre la espalda. Todo en orden. …Lo que hace el sol, …cuando se pone pesado.