Sierra de Segura (Jaen): Las Huelgas (por Peña Amusgo y Las Espumaderas)
near Pontón Alto, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Fascinante ruta por la sierra profunda con 4 puntos clave que la naturaleza nos ha regalado: Peña Amusgo o Peñamujo (en el habla serrana), la cerrada de Parrate, Las Huelgas y la cerrada de las Espumaderas. Esta última, al ser la que nos da la salida de regreso hay que observar bien los cruces sobre el arroyo, ya que el track puede confundir al ser una zona cerrada.
Caminamos como un kilómetro por la era de Majalacaña hasta llegar a un cartelón de la administración de esos que casi nunca se sabe que quieren anunciar. De aquí, abandonamos la pista por la que después regresaremos y ascendemos dirección W, buscando el borde del pinar bajo las atentas indicaciones de Sansón. Curiosamente el camino está marcado con pintura verde en los troncos de los pinos. Pronto desembocamos en una vieja pero aún bien reconocible senda que procede del Artuñedo al que divisamos al N. A tres kilómetros del inicio ya podemos comenzar a deleitarnos con las vistas del barranco de el Lobo y las Banderillas al fondo. Nos encontramos en la base del cerro del Tolaillo (1.610 mts) al que rodearemos por su cara norte primero para asombrarnos a cinco kilómetros del inicio con nuestro primer punto de interés: Peña Amusgo como dicen los mapas o “Peñamujo” como la llaman los serranos.
Ya por aquí comienzo oír a hablar de Bernardo y del diferente trazado que condujo hasta este lugar en otra ocasión. Disfrutamos subiendo fácilmente a este bastión pétreo contemplando las maravillosas vistas que desde aquí se dominan.
Como no, los que habían desayunado poco ya necesitaban en este punto reponer fuerzas y, los que lo habíamos hecho, la emoción del lugar se encargó de abrirnos el apetito, así que por consenso el lugar merecía un piscolabis y foto de grupo (ahora que aún andábamos frescos). Reiniciamos la marcha con energía a tope y cuesta abajo.
A nuestra derecha no cesa de pasar como una de aquellas películas en cinemascope la amplia panorámica del embalse de El Tranco y la sierra de las Villas.
Poco a poco nos introducimos rodeando ahora el Tolaillo por el sur, en un bosque donde destacan algunos laricios de porte majestuoso. Se nota que la senda la hicieron muy bien, por manos expertas y calculadores. A ocho kilómetros del inicio un nuevo mirador nos invita a contemplar la constante panorámica que nos acompaña y que abandonaremos transitoriamente al introducirnos en la hoya que nos llevará a nuestro segundo destino. Aquí sucede la anécdota del día, unos matorrales querían privar a Pepe Cabrera de guardar en su cámara los secretos de estos preciosos lugares. Afortunadamente, tras una batida organizada encontramos la planta culpable y la cámara extraviada con plena satisfacción del personal, especialmente del propietario. A la planta de la indultó por consenso y buen criterio ecológico. Un rápido descenso con la senda algo desdibujada nos conduce fácilmente a un lugar de ensueño: Las Huelgas lugar donde nació y se crío Bernardo, viéndolo en algunas fotografías ejerce de una simbiosis total con el terreno. Puedes imaginártelo, tal y como me contaron, correteando como un cervato por cada rincón de este impresionante paraje. Por ello, he propuesto, aún sin haberlo conocido desdichadamente, que esta preciosa ruta que virtualmente se asocia con esta bella persona, sea conocida y difundida como la RUTA DE BERNARDO es lo menos que podemos dedicarle ahora que no podrá disfrutar correteando como en su infancia esta huelgas. In memorian. Continuando nuestra ruta, al menos tres arroyos pude distinguir que confluyen en este lugar.
El de las "Espumareas" que tomaremos para nuestro regreso, el de los Centenares que recorre el barranco del lobo y otro que entra por la izquierda camino de la cerrada de Parrate y que no puedo datar. Esta gran riqueza fluvial, da vida a este paraje y me recordó por momentos otro lugar entrañable de estas sierras: la cueva del Peinero, allá por la encantadora sierra de las Villas.Tras cruzar delante de la casa forestal que en sus tiempos debió ser un caserón vadeamos el ya arroyo de las Huelgas dispuesto a precipitarse por esa bonita cerrada que nos disponemos a visitar. Podemos llegar hasta el extremo elevado desde donde se vuelve a abrir ampliamente el balcón del embalse del Tranco y la sierra de las Villas. Regresamos nuevamente a las Huelgas atravesando la altiva chopera ya con sensaciones gástricas que determinan la conveniencia de reposar bajo la arboleda de ribera que nos cobija y reponer detenidamente las fuerzas que nos harán falta para salvar nuestro siguiente escollo: la cerrá de las “espumareas”. Desde este lugar podríamos continuar para buscar Los Miravetes y Los Centenares que con el terreno que pisamos formarían una especie de “distrito único”, el de las aldeas perdidas. Tomaremos, no obstante, el regreso por una bonita cerrada donde la pericia de los que conocen el zigzagueo que hay que salvar hace que la crucemos sin pérdida. Caminamos junto al arroyo de las “espumareas” donde caprichosas formaciones petreas se asoman vigilantes del camino que llevamos. Primero por la izquierda, después por la derecha vamos remontando poco a poco con la sabia dirección de Sansón y la atenta vigilancia de Paco y Pepe para que nadie se descuelgue, un detalle por su parte, si señor. Casi sin darnos cuenta oteamos de nuevo choperas. Las choperas en la sierra, visibles desde la distancia, delatan humanización próxima. Estamos en la cortijada de Las “Espumareas” de abajo, otro precioso lugar que no se presta al detenimiento y deleite, no porque no lo merezca, sino por el calor asfixiante que comienza a hacer. Comenzamos aquí nuestro particular “penaero” para ascender por esta pista interminable y sofocante, rozando Las “Espumareas” de arriba para, finalmente volcar a la Majalacañá desde donde siete horas antes, con más entusiasmo que a la llegada, partimos para completar esta fascinante ruta.
Caminamos como un kilómetro por la era de Majalacaña hasta llegar a un cartelón de la administración de esos que casi nunca se sabe que quieren anunciar. De aquí, abandonamos la pista por la que después regresaremos y ascendemos dirección W, buscando el borde del pinar bajo las atentas indicaciones de Sansón. Curiosamente el camino está marcado con pintura verde en los troncos de los pinos. Pronto desembocamos en una vieja pero aún bien reconocible senda que procede del Artuñedo al que divisamos al N. A tres kilómetros del inicio ya podemos comenzar a deleitarnos con las vistas del barranco de el Lobo y las Banderillas al fondo. Nos encontramos en la base del cerro del Tolaillo (1.610 mts) al que rodearemos por su cara norte primero para asombrarnos a cinco kilómetros del inicio con nuestro primer punto de interés: Peña Amusgo como dicen los mapas o “Peñamujo” como la llaman los serranos.
Ya por aquí comienzo oír a hablar de Bernardo y del diferente trazado que condujo hasta este lugar en otra ocasión. Disfrutamos subiendo fácilmente a este bastión pétreo contemplando las maravillosas vistas que desde aquí se dominan.
Como no, los que habían desayunado poco ya necesitaban en este punto reponer fuerzas y, los que lo habíamos hecho, la emoción del lugar se encargó de abrirnos el apetito, así que por consenso el lugar merecía un piscolabis y foto de grupo (ahora que aún andábamos frescos). Reiniciamos la marcha con energía a tope y cuesta abajo.
A nuestra derecha no cesa de pasar como una de aquellas películas en cinemascope la amplia panorámica del embalse de El Tranco y la sierra de las Villas.
Poco a poco nos introducimos rodeando ahora el Tolaillo por el sur, en un bosque donde destacan algunos laricios de porte majestuoso. Se nota que la senda la hicieron muy bien, por manos expertas y calculadores. A ocho kilómetros del inicio un nuevo mirador nos invita a contemplar la constante panorámica que nos acompaña y que abandonaremos transitoriamente al introducirnos en la hoya que nos llevará a nuestro segundo destino. Aquí sucede la anécdota del día, unos matorrales querían privar a Pepe Cabrera de guardar en su cámara los secretos de estos preciosos lugares. Afortunadamente, tras una batida organizada encontramos la planta culpable y la cámara extraviada con plena satisfacción del personal, especialmente del propietario. A la planta de la indultó por consenso y buen criterio ecológico. Un rápido descenso con la senda algo desdibujada nos conduce fácilmente a un lugar de ensueño: Las Huelgas lugar donde nació y se crío Bernardo, viéndolo en algunas fotografías ejerce de una simbiosis total con el terreno. Puedes imaginártelo, tal y como me contaron, correteando como un cervato por cada rincón de este impresionante paraje. Por ello, he propuesto, aún sin haberlo conocido desdichadamente, que esta preciosa ruta que virtualmente se asocia con esta bella persona, sea conocida y difundida como la RUTA DE BERNARDO es lo menos que podemos dedicarle ahora que no podrá disfrutar correteando como en su infancia esta huelgas. In memorian. Continuando nuestra ruta, al menos tres arroyos pude distinguir que confluyen en este lugar.
El de las "Espumareas" que tomaremos para nuestro regreso, el de los Centenares que recorre el barranco del lobo y otro que entra por la izquierda camino de la cerrada de Parrate y que no puedo datar. Esta gran riqueza fluvial, da vida a este paraje y me recordó por momentos otro lugar entrañable de estas sierras: la cueva del Peinero, allá por la encantadora sierra de las Villas.Tras cruzar delante de la casa forestal que en sus tiempos debió ser un caserón vadeamos el ya arroyo de las Huelgas dispuesto a precipitarse por esa bonita cerrada que nos disponemos a visitar. Podemos llegar hasta el extremo elevado desde donde se vuelve a abrir ampliamente el balcón del embalse del Tranco y la sierra de las Villas. Regresamos nuevamente a las Huelgas atravesando la altiva chopera ya con sensaciones gástricas que determinan la conveniencia de reposar bajo la arboleda de ribera que nos cobija y reponer detenidamente las fuerzas que nos harán falta para salvar nuestro siguiente escollo: la cerrá de las “espumareas”. Desde este lugar podríamos continuar para buscar Los Miravetes y Los Centenares que con el terreno que pisamos formarían una especie de “distrito único”, el de las aldeas perdidas. Tomaremos, no obstante, el regreso por una bonita cerrada donde la pericia de los que conocen el zigzagueo que hay que salvar hace que la crucemos sin pérdida. Caminamos junto al arroyo de las “espumareas” donde caprichosas formaciones petreas se asoman vigilantes del camino que llevamos. Primero por la izquierda, después por la derecha vamos remontando poco a poco con la sabia dirección de Sansón y la atenta vigilancia de Paco y Pepe para que nadie se descuelgue, un detalle por su parte, si señor. Casi sin darnos cuenta oteamos de nuevo choperas. Las choperas en la sierra, visibles desde la distancia, delatan humanización próxima. Estamos en la cortijada de Las “Espumareas” de abajo, otro precioso lugar que no se presta al detenimiento y deleite, no porque no lo merezca, sino por el calor asfixiante que comienza a hacer. Comenzamos aquí nuestro particular “penaero” para ascender por esta pista interminable y sofocante, rozando Las “Espumareas” de arriba para, finalmente volcar a la Majalacañá desde donde siete horas antes, con más entusiasmo que a la llegada, partimos para completar esta fascinante ruta.
Waypoints
Intersection
4,042 ft
CRUCE
10-SEP-11 12:12:48
Photo
3,842 ft
CERRADA PARRATE-MIRADOR
10-SEP-11 12:52:41
Comments (4)
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Realicé la ruta el 24/02/19. El entorno es precioso y el track se sigue perfectamente pero encontramos problemas desde que se llega a la chopera de la Huelga. Lo primero, no pudimos ir a ver la cerrada porque era imposible cruzar el Arroyo por ningún sitio, probablemente en otra época que no baje tanta agua se pase sin problema. El siguiente escollo que nos encontramos, este más grande. Es para seguir el sendero cuando esté va pegando al Arroyo de las Espumareas, desde un poco más arriba de la Huelga hasta llegar a la bifurcación de Arroyos que hay un km aguas abajo de la aldea de las Espumareas de abajo el camino es un poco infierno, todo tapado por zarzas y prácticamente imposible de seguir, además seguíamos teniendo el problema del alto caudal del Arroyo. Quitando esta zona la ruta es una maravilla.
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Valoración escrita en un comentario
Buenas noches. Gracias por tu comentario y valoración.
Si te fijas, la ruta se realizó en septiembre, en esa época, los arroyos son fácilmente vadeables, por eso optamos por atravesar la cerrada de las Espumareas, ahora debe ser bastante complicado, por lo que resulta mejor opción subir por la senda de las Espumareas en lugar de por la cerrada o también, subir por el Miravete.No obstante, salvo esas "tachuelas" espero que disfrutarais del recorrido. Saludos.
Exactamente, fue un escollo que conseguimos salvar y el resto del recorrido es fabuloso. Lo puse para que la gente disponga de más información. Muchas gracias por tu extraordinaria descripción de las rutas. Un saludo