Sierra de Segura (Jaén): Por las Huelgas de Utrera

Espectacular observatorio otoñal este del cañón del río Segura. Todo él es abundantemente sabroso pero la porción que parte desde las junta con río Madera hasta la junta con el río las Patas es un termómetro inconfundible de que el otoño esta en todo su esplendor. Actualmente se encuentra "adornado para turistas" pero, la primera vez (ya ha llovido) que realicé mi primera incursión en este bellísimo paraje me pareció estar en otro universo. La sucesión de huertas (huelgas) abandonadas de cultivo, pero con los vestigios intemporales de frutales y arbolado de galería acompañando los orígenes de este río, produce un gran escalofrío, un agrandamiento del ánimo que, en mi opinión, no supera los alicientes geológicos existentes en el tramo: la cueva del agua, el charco del humo, la cascadilla, el paredón de "grasilla",...
La ruta es muy sencilla aunque tiene algún tramo donde el calzado juega un papel fundamental, todo dependerá de como esté el terreno, seco o húmedo. partimos de la Huelga de Utrera y comenzamos a adentrarnos en las huelgas a la derecha, junto al cauce del río, las primeras aún cultivadas pero conforme nos alejamos se evidencia el abandono, a la izquierda el farallón del calar que cae a bloque sobre el cauce del río. Llegamos a un cruce en el que nos decidiremos por la izquierda. Es una lástima que el sendero que continua por la derecha no pueda practicarse en su totalidad por el derrumbe sufrido en la cerrada, por ello tendremos que salvarla por arriba para en la primera bajada encontrarnos con el mirador, un lugar apropiado para eso: para mirar y se puede ir la mañana o la tarde allí contemplando el paredón de chopos y arces "encendidos" con la cabeza del Masegoso coronando.
Bajamos a nivel del río y pasamos por algún cenajo pequeño pero suficiente para albergar a un rebaño. Llegamos al cruce donde se divide el camino bien hacia Pontones pasando por el charco del Humo y atravesando el arroyo de las Patas, bien a la izquierda hacia Poyotello por donde ahora seguiremos para volver a visitar el charco a la vuelta.
Pasamos por una gran noguera completamente amarilla y el camino se pega al paredón, justo aquí una coqueta cascadilla nos permite situarnos bajo ella casi sin mojarnos por el hueco que deja al caer el agua. Continuamos para llegar a la majestuosa e inmensa cueva del Agua, espectacular gruta karstica de donde mana un buen venero que se aprovecho para el regadío de los huertos mediante una acequia soterrada por la entrada en un túnel practicable.
Allí nos entretenemos y disfrutamos antes de regresar por donde vinimos y "engalgarnos" de nuevo con lo que nos rodea. Una ruta agradable, sencilla y muy recomendable en el octubre otoñal.