Sierra de Tuyo. Castillo de Tuyo y San Vitores

CASTILLO DE TUYO Y SAN VITORES

Bilbao, a 18 de junio de 2016.
Hoy vamos a recorrer la Sierra de Tuyo.
Este corto cordal que es la prolongación de los montes de Vitoria, está delimitado a un lado por el rio Zadorra y el desfiladero de las conchas de Arganzon y al otro por el valle del rio Baias. O dicho de otra forma, la N-1 y la AP-68.
Nosotros comenzamos el paseo desde el pueblo de Montevite/Mandaita.
Junto al lavadero sale una pista que pasa por debajo de la carretera y que se dirige hacia la balsa de Cellermin. Poco antes de llegar a ella giramos 90º a la izquierda y por ancho camino vamos progresando al borde de las piezas de cereal, en este caso verde trigo. De allí precisamente veremos salir una pequeña cierva dando grandes saltos hacia lo alto del bosque.
Espeso bosque de robles quejigos que no nos va a abandonar en todo el trayecto de hoy, por lo que intuyo que en época de mucho calor, se andará bien a la sombra de tan bellos arboles.
Por cierto una duda que tengo, por si alguien tiene a bien resolverla. En ocasiones he visto escrito el nombre de roble carrasqueño o encina carrasca, ¿se trata del mismo árbol?, ¿roble o encina?

El recorrido en sus cuatro primero kilómetros asciende bien poco, realmente lo que vamos haciendo es acercarnos al Castillo de Tuyo, es precisamente en este momento cuando enfrentamos el repechón del día, corto, eso sí, pero toca subir al collado. Una vez arriba, y tras pasar la puerta nos vamos para la izquierda y enseguida llegamos a la cima donde aun se pueden observar los restos de lo que fue el Torreón vigía del Tuyo. Buenas vistas, tapadas un poco por los arboles.
Ahora toca recorrer todo el cordal por una buena pista, algún sube y baja por el camino nos acerca a la Cueva de San Vitores, sita en la misma pista. En sus inmediaciones un rebaño mixto de cabras y ovejas se puso a seguirnos, supongo creyeron que les llevábamos comida o a lo mejor nos tomaron por pastores, aunque – la verdad – mucha pinta de ello no teníamos.
Llegamos a la cima de San Vitores, donde no era muy agradable estar, más que nada porque dicho rebaño había pernoctado varias noches allí, y se hacían notar sus cagaditas, “que peste”.
Disfrutamos eso si de las vistas, y nos liamos a sacar fotos aprovechando que el día levanta y parece que ya no nos mojamos. Hay dos buzones, uno es un paraguas abierto, bien bajito, que no se que tapa y el otro es una representación de un puente y de una ermita.

Hablando de ermitas, permitirme un apunte histórico y una leyenda sobre el santo en cuestión.


En el siglo VIII, los musulmanes campaban a sus anchas por aquí cerca, y resulta que cerca del río Tirón, en tierras riojano-burgalesas nació el afamado Vitores, que se fue de eremita a Oña, y de allí salió a cristianizar estos caminos de Dios y se topo, cómo no , con los moros, que le cortaron la cabeza por un - a mi no me mires así-, pero él, ni corto ni perezoso, la cogió bajo el brazo y siguió su cristianización.

Por eso en la actual iglesia de Lasierra hay una imagen de este santo decapitado.

Pues bien resulta que, según dicen los mayores de la zona, en lo alto de la peña de San Vitores estaba, hasta que la destruyeron los franceses a primeros del siglo XVIIIl, la Ermita de San Vitores, de la que aún quedan restos de tejas y yesos en la misma cima.
Al lado del mojón territorial actual se conserva el mojón de piedra antiguo con una cruz grabada. Dicha ermita estaba justo a medias entre territorio de Lasierra y de Villaluenga, y se celebraba fiesta el 14 de Mayo, por eso luego el santo estaba un año en la iglesia de cada pueblo. A primeros de Mayo se le llevaba en procesión de un pueblo a otro para bendecir los campos, hasta que la iglesia de Villaluenga se cayó y definitivamente se quedo la talla en Lasierra.

Vaya royo que os he soltao, si alguien quiere más información hay en internet algún video que habla con detalle del tema.
( https://www.youtube.com/watch?v=k4tg3kc8H7c&feature=youtu.be )

Bueno, seguimos camino por el sendero que se mete en el bosque de quejigos y que va todo el rato cerca de los cortados, pero sin peligro alguno, serpenteando por todo el trayecto del cordal, tan solo en un momento se acerca, y mucho al borde borde, lo he señalado con un waypoint, más que nada por si hay alguien con mucho vértigo o que le den "cosa" las alturas, son dos metros y se pasa fácil, (pero eso son valoraciones de cada uno).
Al de un rato saldremos a camino despejado en las cercanías de la puerta del collado por el que bajaremos.
En esta bonita bajada transitamos por un pequeño hayedo y descendemos hacia la balsa de Cellermin. Llegamos de nuevo al cereal y vuelta a sorprender a otra cierva.
Unas fotitos a las flores, que están preciosas. Unos cardos morados espectaculares y en seguida llegamos a Mandaita.
Corta pero bonita excursión y con suerte de no mojarnos, aunque ha amenazado todo el día.

Hasta otra nos vemos en el monte.