Sierra del Caíllo y Sierra del Endrinal, desde Benaocaz (Sierra de Grazalema)

Ruta circular que recorre la Sierra del Caíllo, pasando a la ida por su vértice y a la vuelta por la base de sus tajos. Para ampliar la ruta, nos hemos adentrado en la vertiente sur de la Sierra del Endrinal, pasando por el refugio del Reloj y la Charca Verde, haciendo dos pequeñas cimas distintas a las subidas clásicas, sobre el Tajo de las Covezuelas y el Morrocano.
Partimos junto a la ermita de Benaocaz, bien temprano, en la umbría de la Sierra del Caíllo, aún con restos helados de lo que parece haber sido una fría noche. Comienza la subida, sin respiro, primero dejando de lado el depósito de agua y el Diente del Diablo, y segundo encarando los primeros pasos sobre piedra.
Los senderos están bastante definido, algunos tramos con acusada pendiente, y en algunos momentos nos salimos de la pisada para enlazar entre la multitud de opciones de subida.
Prácticamente a la altura de la cima, cuando sólo queda la corta subida rocosa hasta el vértice, nos encontramos con la entrada de la Sima del Caíllo, justo a su izquierda dan comienzo las pisadas que nos llevan al vértice.
Ahora las vistas son impresionantes, empezamos a localizar todo lo que nos rodea, Sierra de las Nieves, Sierra de Líbar, Sierra del Pinar y mucho, mucho más, hasta divisamos el inconfundible perfil con el que se presenta en estas latitudes el Peñón de Gibraltar y como telón de fondo las primeras tierras africanas. Incluso tenemos la vista, entre la silueta de las últimos escollos montañosos, tanto del Mar mediterráneo como del Océano Atlántico.
Hace bastante frío, y volvemos la vista al norte en busca de nuestro destino, escoltados por las blanquecinas moles del Simancón y el Reloj. Lo primero será dejarnos caer a lo largo de la sierra hasta los navazos, impresionantes y verdes valles, encajonados en la montaña, que pintan como si le hubieran pasado el cortacésped esta misma mañana. Fotos y contrastes impresionantes. Y sin darnos cuenta nos encontramos en la frontera de las dos sierras, otra vez toca mirar hacia arriba para visualizar el camino. En un momento nos situamos frente a la valla y portezuela de Casa Peralte, que no cruzamos y vamos dejando a la derecha. Pisamos la Sierra del Endrinal, sendero que sube y se contonea entre rocas y pinos, hasta un pequeño cruce que tomaremos a la derecha, y en poco tiempo otro desvío, de nuevo a la derecha, hasta que en un pequeño llano, nos sorprende el pequeño Refugio del Reloj.
Dejamos el refugio atrás y de momento abandonamos el sendero, nos vamos a adentrar en un campo de afiladas rocas en busca de las vistas del Tajo de Covezuelas, a la vuelta volveremos a enlazar con el sendero que llevamos unos metros más adelante. Sufriendo el lento y trabajado avance entre lascas, nos situamos en la pequeña cuerda, obligados en algunos tramos a usar pies y manos. Se alcanza un primer punto alto con su hito y ya vemos a la mano el borde del Tajo de Covezuelas. Emprendemos de nuevo la entretenida marcha hasta llegar donde ya no hay más montaña, vistas impresionantes de los Llanos de Republicano desde el tajo, divisando todos los picos posibles desde el Peñón de Tavizna en el Hundidero, hasta la Sierra de los Pinos. Y bajo nuestros pies, en sincronización aérea, arranca el vuelo de los buitres, que se dejan caer bajo las paredes del tajo para después sobrevolar nuestras cabezas.
La vista al sur y dibujamos el camino recorrido, mirada que se para ante la imponente Sierra del Caíllo, que desde aquí aún parece más vertical. Sobre nuestros pasos volvemos al sendero, que esta vez entre grandes pinos, nos deja a los pies de la mole rocosa del Reloj, `por un cerrado bosquete hasta que nos deja a la luz a la altura de la Charca Verde, donde cambiaremos el sentido de la marcha de vuelta a Benaocaz.
A poco de dejar la charca vamos descubriendo a nuestra izquierda la blanca mole, a la que algún cronista montañero ha bautizado como “Morrocano”, de unos 1.453m. El plan era subir y bajar por la vertiente más corta, pero decidimos recorrer toda su cima. Primero un tramo vertical, sin dificultad, que pasamos con alguna trepada, hasta llegar a la cuerda que sube hasta su punto más alto. Experimentamos con la bajada entre rocas hasta el pequeño llano donde se encuentran los Santos Lugares, leyenda o no, los restos de lo que en su tiempo fue una leprosería, un lugar singular, sin ninguna duda.
Recorremos el sendero que nos queda, hasta Benaocaz, en bajada, flanqueado por los impresionantes tajos del Caíllo y las vistas del valle de Fardela. Sendero que toca a su fin justo a la entrada del pueblo, despedido por la peculiar roca del Diente del Diablo. En poco va cambiando la luz del día, y los últimos rayos de Sol nos dejan unas panorámicas totalmente distintas.



Nos vemos en las montañas