Sierra del Jaral- Cerro Alto (1006 m.). Lagos. Granada
near Lagos, Andalucía (España)
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Itinerary description
Esta ruta comienza y termina en la localidad de Lagos, pedanía perteneciente al municipio de Vélez de Benaudalla. Está situada en la parte septentrional de la comarca de la Costa Granadina. Fue una localidad eminentemente minera, ya que en sus alrededores hay muchos yacimientos de cobre, plomo, fluorita y hierro, etc. Estos yacimientos se explotaron hasta 1980.
En el término municipal y sobre las mayores elevaciones del municipio, se localizan diferentes zonas forestales entre las que destaca la Sierra del Jaral, en conexión con el Alcornocal de Lújar. Es la única zona del municipio donde se puede observar el bosque mediterráneo con la presencia de alcornoques, diferentes variedades de pino y algarrobo. Entre la fauna se destaca la presencia de mamíferos como Jabalí, Zorro, Gineta y Gato Montés junto a una importante avifauna, constituyendo una zona de agrupamiento de rapaces en su paso migratorio otoñal.
El canto de los herrerillos, pinzones y carboneros vuelve a estar presente en las laderas de la llamada Sierra de la Jara o del Jaral, al oeste de la localidad de Lújar, el lugar donde el 8 de julio de 2015, un incendio convirtió en cenizas uno de los parajes naturales mejor conservados de la provincia de Granada, donde crecía uno de los alcornocales más orientales de la península Ibérica. Entre las tierras quemadas, donde los árboles aún se alzan al cielo con sus brazos carbonizados, el color ha cambiado, el negro deja paso al verde, amarillo y rosado de los nuevos brotes de plantas que desafían los efectos del fuego y lograron mantener a salvo sus semillas, donde los alcornoques, bajo la capa de corcho quemada, seguían recibiendo la savia que ha logrado dar vida a nuevas ramas que rodean los troncos quemados y se muestran como penachos verdes que intentan aprovechar la humedad de las brumas que desde el Mediterráneo, a solo cuatro kilómetros en línea recta, se concentran en las vaguadas y barrancos.
Pasear por los senderos que se adentraban en un bosque mixto de alta calidad ecológica, transmite una sensación de tristeza y dolor, centenares de árboles muestran los efectos del fuego, pero entre ellos, sobre las rocas calcáreas, en los bordes de los caminos, en las umbrías, las flores moradas y blancas de las madreselvas, a la que llaman liana trepadora, se enredan a centenares entre los troncos. Sorprende la profusión de pequeñas flores compuestas, amarillas y blancas que salpican la tierra, con centenares de tallos y flores de Árnica que se ha convertido en el más claro exponente de la recuperación del suelo y la viabilidad de las laderas, sobre las que se extiende una capa de verde formada por numerosas especies de plantas tapizantes, entre las que la vegetación mediterránea logra recuperar el terreno que perdió tras el incendio, y en el sotobosque, numerosas plantas de brezo blanco, comienzan a aparecer entre las cenizas.
Los arbustos se adueñan de nuevo del sotobosque y umbrías. Entre los troncos quemados de los alcornoques aparecen masas vegetales de un verde intenso, son madroños, uno de los árboles más delicados de los espacios boscosos húmedos mediterráneos. Aportan una imagen de frescor y vida entre el negro y gris de las cenizas. En el interior del bosque aparecen sorpresas como largas ramas de hojas palmeadas. Son higueras, una de las especies más apreciadas y conocidas en el sureste ibérico.
En el interior del viejo alcornocal, los insectos polinizan las plantas. Vuelan abejas y otros muchos himenópteros, que junto a mariposa y coleópteros aprovechan el néctar de las flores. En la Sierra del Jaral han vuelto a crecer muchísimos pies de jara pringosa y estepa, la especie que da nombre a un territorio que vuelve a vivir tras haber conocido el fuego del infierno.
Un bosque que se mantenía gracias a la presencia continuada de nieblas y brumas que ascienden desde el mar y que al no poder superar la altitud de la sierra de Lújar permanecen para alimentar flora y fauna.
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO:
Comenzamos en la Plaza de Lagos, subiendo por una calle entre casas algo ruinosas. Pasados 200 m. nos desviaremos a la derecha por un sendero que en continua ascenso nos conducirá cerca del BARRANCO DE LAGOS. En un cruce de senderos tomaremos el que desciende hasta el mencionado Barranco, lo cruzaremos y continuaremos con el ascenso por una de las laderas pasando por una CALERA; hasta llegar al COLLADO DE LAGOS. Seguiremos el ascenso por una pista de tierra por EL CORDEL DEL CERRO DE LAS MONJAS repleto de aerogeneradores.
Nos desviaremos de la pista por un pequeño sendero que nos conduce directamente hasta la cota de máxima altura de la ruta, el CERRO ALTO DE 1006 m. Desde este punto disfrutaremos de unas incomparables panorámicas: Lagos, Lujar, Costa Granadina, Gualchos, Castell de Ferro y el Observatorio militar situado en Los Conjuros. Descenderemos de la cima por un camino cementado para ver una de las reliquias que se conservan después del incendio, un gran ALCORNOQUE CENTENARIO rodeado de muchos con un porte algo más pequeño.
Continuaremos el descenso por el precioso Cordel; rodeados de un bosque de alcornoques y encinas; deleitándonos con las magníficas vistas hasta llegar a un CORTAFUEGOS. Este tiene un elevado grado de inclinación negativa, pero con paciencia y sin prisas se supera con facilidad. El cortafuegos enlaza con la Cañada del Conjuro, pero nosotros nos desviaremos a la derecha por una pista que sigue con el descenso unos 700 m. más.
Después nos volveremos a desviar radicalmente a la derecha por otra pista de tierra que llanea por un denso pinar e iremos pasando por: EL BARRANCO COLORADO, LOS PARAJES DE LA PEONDA, HOYA DEL COJO, LAS PEÑUELAS Y HOYA DE MORA. En el 11,3 km, estaremos atentos pues nos tendremos que desviar a la derecha por un PEQUEÑO SENDERO CON UN PRONUNCIADO PERO CORTO ASCENSO. Tomaremos otro sendero a la izquierda que llaneando, y tras pasar las RUINAS DE UN CORTIJO, nos adentrará en el PARAJE DE LAS AZUELAS.
A continuación, iniciaremos un ligero descenso con unas bellas Vistas del Barranco de Lagos y de la Entabicada (con un impresionante tajo), y las Minas del Peñón Negro, que parecen estar colgadas en la falda del Risco homónimo.
Seguimos el descenso por pista hasta llegar al cauce del Barranco de Lagos, donde nos desviaremos por detrás de un gran Algarrobo. Aquí iremos, campo a través, unos 300 m por un paraje algo abrupto y de mucha inclinación positiva para enlazar con otra pista que llanea. Este último tramo, sin sendero, se puede evitar si seguimos en el algarrobo a la izquierda por la pista que subiría por el Barranco de La Entabicada hasta la carretera. Nosotros no lo hicimos para evitar el tramo de carretera y para no perdernos una preciosa vereda de piedra que nos conduce plácidamente hasta Lagos.
En el término municipal y sobre las mayores elevaciones del municipio, se localizan diferentes zonas forestales entre las que destaca la Sierra del Jaral, en conexión con el Alcornocal de Lújar. Es la única zona del municipio donde se puede observar el bosque mediterráneo con la presencia de alcornoques, diferentes variedades de pino y algarrobo. Entre la fauna se destaca la presencia de mamíferos como Jabalí, Zorro, Gineta y Gato Montés junto a una importante avifauna, constituyendo una zona de agrupamiento de rapaces en su paso migratorio otoñal.
El canto de los herrerillos, pinzones y carboneros vuelve a estar presente en las laderas de la llamada Sierra de la Jara o del Jaral, al oeste de la localidad de Lújar, el lugar donde el 8 de julio de 2015, un incendio convirtió en cenizas uno de los parajes naturales mejor conservados de la provincia de Granada, donde crecía uno de los alcornocales más orientales de la península Ibérica. Entre las tierras quemadas, donde los árboles aún se alzan al cielo con sus brazos carbonizados, el color ha cambiado, el negro deja paso al verde, amarillo y rosado de los nuevos brotes de plantas que desafían los efectos del fuego y lograron mantener a salvo sus semillas, donde los alcornoques, bajo la capa de corcho quemada, seguían recibiendo la savia que ha logrado dar vida a nuevas ramas que rodean los troncos quemados y se muestran como penachos verdes que intentan aprovechar la humedad de las brumas que desde el Mediterráneo, a solo cuatro kilómetros en línea recta, se concentran en las vaguadas y barrancos.
Pasear por los senderos que se adentraban en un bosque mixto de alta calidad ecológica, transmite una sensación de tristeza y dolor, centenares de árboles muestran los efectos del fuego, pero entre ellos, sobre las rocas calcáreas, en los bordes de los caminos, en las umbrías, las flores moradas y blancas de las madreselvas, a la que llaman liana trepadora, se enredan a centenares entre los troncos. Sorprende la profusión de pequeñas flores compuestas, amarillas y blancas que salpican la tierra, con centenares de tallos y flores de Árnica que se ha convertido en el más claro exponente de la recuperación del suelo y la viabilidad de las laderas, sobre las que se extiende una capa de verde formada por numerosas especies de plantas tapizantes, entre las que la vegetación mediterránea logra recuperar el terreno que perdió tras el incendio, y en el sotobosque, numerosas plantas de brezo blanco, comienzan a aparecer entre las cenizas.
Los arbustos se adueñan de nuevo del sotobosque y umbrías. Entre los troncos quemados de los alcornoques aparecen masas vegetales de un verde intenso, son madroños, uno de los árboles más delicados de los espacios boscosos húmedos mediterráneos. Aportan una imagen de frescor y vida entre el negro y gris de las cenizas. En el interior del bosque aparecen sorpresas como largas ramas de hojas palmeadas. Son higueras, una de las especies más apreciadas y conocidas en el sureste ibérico.
En el interior del viejo alcornocal, los insectos polinizan las plantas. Vuelan abejas y otros muchos himenópteros, que junto a mariposa y coleópteros aprovechan el néctar de las flores. En la Sierra del Jaral han vuelto a crecer muchísimos pies de jara pringosa y estepa, la especie que da nombre a un territorio que vuelve a vivir tras haber conocido el fuego del infierno.
Un bosque que se mantenía gracias a la presencia continuada de nieblas y brumas que ascienden desde el mar y que al no poder superar la altitud de la sierra de Lújar permanecen para alimentar flora y fauna.
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO:
Comenzamos en la Plaza de Lagos, subiendo por una calle entre casas algo ruinosas. Pasados 200 m. nos desviaremos a la derecha por un sendero que en continua ascenso nos conducirá cerca del BARRANCO DE LAGOS. En un cruce de senderos tomaremos el que desciende hasta el mencionado Barranco, lo cruzaremos y continuaremos con el ascenso por una de las laderas pasando por una CALERA; hasta llegar al COLLADO DE LAGOS. Seguiremos el ascenso por una pista de tierra por EL CORDEL DEL CERRO DE LAS MONJAS repleto de aerogeneradores.
Nos desviaremos de la pista por un pequeño sendero que nos conduce directamente hasta la cota de máxima altura de la ruta, el CERRO ALTO DE 1006 m. Desde este punto disfrutaremos de unas incomparables panorámicas: Lagos, Lujar, Costa Granadina, Gualchos, Castell de Ferro y el Observatorio militar situado en Los Conjuros. Descenderemos de la cima por un camino cementado para ver una de las reliquias que se conservan después del incendio, un gran ALCORNOQUE CENTENARIO rodeado de muchos con un porte algo más pequeño.
Continuaremos el descenso por el precioso Cordel; rodeados de un bosque de alcornoques y encinas; deleitándonos con las magníficas vistas hasta llegar a un CORTAFUEGOS. Este tiene un elevado grado de inclinación negativa, pero con paciencia y sin prisas se supera con facilidad. El cortafuegos enlaza con la Cañada del Conjuro, pero nosotros nos desviaremos a la derecha por una pista que sigue con el descenso unos 700 m. más.
Después nos volveremos a desviar radicalmente a la derecha por otra pista de tierra que llanea por un denso pinar e iremos pasando por: EL BARRANCO COLORADO, LOS PARAJES DE LA PEONDA, HOYA DEL COJO, LAS PEÑUELAS Y HOYA DE MORA. En el 11,3 km, estaremos atentos pues nos tendremos que desviar a la derecha por un PEQUEÑO SENDERO CON UN PRONUNCIADO PERO CORTO ASCENSO. Tomaremos otro sendero a la izquierda que llaneando, y tras pasar las RUINAS DE UN CORTIJO, nos adentrará en el PARAJE DE LAS AZUELAS.
A continuación, iniciaremos un ligero descenso con unas bellas Vistas del Barranco de Lagos y de la Entabicada (con un impresionante tajo), y las Minas del Peñón Negro, que parecen estar colgadas en la falda del Risco homónimo.
Seguimos el descenso por pista hasta llegar al cauce del Barranco de Lagos, donde nos desviaremos por detrás de un gran Algarrobo. Aquí iremos, campo a través, unos 300 m por un paraje algo abrupto y de mucha inclinación positiva para enlazar con otra pista que llanea. Este último tramo, sin sendero, se puede evitar si seguimos en el algarrobo a la izquierda por la pista que subiría por el Barranco de La Entabicada hasta la carretera. Nosotros no lo hicimos para evitar el tramo de carretera y para no perdernos una preciosa vereda de piedra que nos conduce plácidamente hasta Lagos.
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