Sierra del Maimon y Cuerda de los Quemados. Ale, JPB y yo
near Velez Blanco, Andalucía (España)
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Itinerary description
En este comentario trataré de describir el terreno con el que nos encontramos, los numerosos cambios climáticos que se sucedieron a lo largo del recorrido, los objetivos logrados y el fallido intento de alcanzar la cima del Maimón-1761, que tuvimos al alcance de la mano.
Fue una ruta con todo tipo de peripecias, de esas cosas que planificas a conciencia para evitar imprevistos y termina siendo cualquier cosa menos lo previsto.
Fijamos nuestro punto de salida en el camino que sale hacia el Cortijo de los Prados desde la carretera que sube a María, justo a la izquierda del desvío que entra a Vélez Blanco. Allí, en la entrada del camino, hay una cadena que impide el paso a los vehículos y también un pequeño espacio en el que dejamos aparcado el coche.
Pronto se impuso la cruda realidad climática. Una cosa es cielo nublado y otra muy distinta es que las nubes estaban agarradas a la sierra a poco más de cien metros sobre nuestras cabezas en el punto de salida. La vaguada que forma el Barranco de la Cruz del Pinar estaba despejada pero las sierras que lo circundan, por el norte, oeste y sur, estaban totalmente sumidas en las nubes y eso suponía que cuando comenzáramos a ganar altura quedaríamos embebidos en su sopa con la consiguiente pérdida de profundidad visual y desorientación. No nos preocupó mucho al principio, pues llevábamos los GPS y el plan del recorrido lo habíamos trabajado a fondo, pero pronto nos dimos cuenta de la diferencia entre las conjeturas teóricas apoyadas en una escasa experiencia y la patente realidad.
Llegamos hasta el Cortijo de los Prados dialogando sobre la situación imperante y haciendo conjeturas acerca de los posibles contratiempos que nos podían surgir y de la conveniencia o no de dejar la sesión para otro día más desfavorable. Sin darnos cuenta y por inercia, seguimos caminando por la pista que discurre a uno y otro lado del Barranco de la Cruz del Pinar, con alguna que otra llovizna intermitente y de escasa entidad, hasta llegar a la revuelta de ciento ochenta grados que hace súbitamente el camino hacia la izquierda. Aquí comenzamos a subir la pendiente hacia el Cerro del Águila. A los pocos metros de ascenso por monte a través nos metimos en la sopa nubosa y la visibilidad quedo reducida a un par de docenas de metros, además prosiguieron las intermitentes lloviznas que al mojar las piedras sueltas de la empinada pendiente hizo más farragosa la subida. No hay senderos definidos y el terreno se alterna entre pedregales de guijarros sueltos y matorral abundante con suelo terroso tapizado de aguja de pino. Guiándonos con el GPS seguimos ascendiendo buscando la cara norte del Cerro del Águila. La encontramos, la subimos y nos hicimos unas fotografías con fondo de nubes grises.
Unos tragos de líquido y nos fuimos hacia la pelada y pedregosa Morra de los Pavos salpicada acá y allá por alguna mata espinosa. Cerca del pico (1629 m) el viento empezó a apretar y la lluvia se entabló en firme, hasta tal punto que cuando llegamos a la Morra de los Pavos decidimos dar por finalizada la sesión. Pero cuando íbamos por el collado que hay entre la Morra de los Pavos y el Cerro del Águila la lluvia amainó bastante y el viento cayó un poco, y decidimos buscar el sendero que lleva al Collado de la Buitrera y desde allí recorrer la umbría del Maimón y la Cuerda de los Quemados. Siempre nos podíamos dejar caer por entre el pinar de la umbría de la Cuerda de los Quemados si las condiciones climáticas se tornaban muy adversas.
Encontramos el sendero y cuando nos acercábamos al Collado de la Buitrera el viento del este arreció y las nubes trasponían por él como una exhalación. Fue todo un espectáculo visual. De las racheadas nubes se desprendían de vez en cuando pequeñas partes que desfilaban muy próximas al suelo formando atractivas volutas y caprichosos remolinos de una efímera e increíble belleza. Seguimos hacia el sur por el Collado de la Buitrera buscando la umbría del Maimón. Cuando llegamos a ella en un amplio giro hacia el este, el viento bajó de intensidad y comenzó a nevar. Pequeños copos se colaban por entre las copas y el ramaje de los pinos que allí crecen muy espesos. Sientes una sensación de serenidad al caminar por esta esplendida zona de oscuro y profundo verdor en el que el sendero se pierde y reaparece a su capricho.
Seguimos ascendiendo muy suavemente a lo largo de un kilometro y medio hasta alcanzar los 1620 metros de altura en el lugar que se bifurca el sendero en dos. Uno sigue la Cuerda de los Quemados hacia el este en dirección al Maimón Grande (1689 m), más voluminoso pero más bajo que el pico del Maimón (1761 m) hacia el que se dirige el otro ramal del sendero tras hacer un giro de casi ciento ochenta grados a la derecha y volver a encararte hacia el oeste. Unos metros antes de llegar a este punto había dejado de nevar, el viento volvió a subir de intensidad, el frio se hizo penetrante, y el aire helado se dejaba sentir en los ojos y la punta de la nariz.
Hicimos una breve parada logística en las proximidades de la encrucijada de los senderos, un poco al resguardado del frio viento cortante. Allí, acurrucados sobre nosotros mismos, reponiendo sólidos y líquidos a la esponta de unas matas y algún que otro pino, y a la vista de las adversas condiciones climáticas, fundamentalmente la escasa visibilidad y el casi súbito empeoramiento del viento y la temperatura, habíamos decidido seguir avanzando hacia el este buscando un punto favorable del sendero de la Cuerda de los Quemados por el que descender la inclinada pendiente de la umbría en dirección al Barranco de la Cruz del Pinar.
No fue hasta que nos dispusimos para proseguir, que pudimos observar como ese viento helado disipaba a un ritmo increíble las nubes bajas que nos envolvían, como si se las embebiera. Se alejó esa limitante envolvente nubosa de quince o veinte metros de radio a nuestro alrededor que nos había acompañado casi todo el tiempo, y casi de inmediato pudimos tener una visión más profunda de nuestro entorno, divisar el Cerro del Águila, el Maimón, la Cuerda de los Quemados en dirección al Maimón Grande y el valle que se extiende de este a oeste por el sur, aunque todo el paisaje seguía estando encerrado en una gran cúpula nubosa que no nos permitía ver el horizonte lejano y que como espada de Damocles pendía oscura a escasos metros de nuestras cabezas.
La cámara fotográfica entró en acción ante el deseo de un recuerdo gráfico la imprevisible pérdida de profundidad visual. Nuestra entusiasmo mejoró a la misma velocidad con la aumentaba la profundidad visual y el frio viento ya no parecía tan considerable. Sin perder un segundo, salimos caminando hacia el oeste por el sendero que encara el trayecto que lleva hacia el Maimón. Sendero que desaparece a escasos metros en el pelado altozano de roca fragmentada. Nos desplazábamos casi paralelos al borde sur del pinar, que se extiende a todo el largo y ancho de la umbría de esta sierra, siguiendo la cuerda que lleva a la cumbre más cercana. Llegamos a ella e hicimos unas fotografías.
Allí terminó nuestra aproximación al Maimón, que nos quedó casi al alcance de la mano, porque, primero tímidamente y a los pocos segundos con más intensidad, comenzó a granizar. Pequeñas bolitas del diámetro de una lenteja que el fuerte viento impulsaba de este a oeste. En ese momento nos volvimos afrontando de cara aquellos pequeños perdigones. Con las manos en las viseras de las gorras y las cabezas agachadas procuramos evitar el impacto en la cara de esa espesa racha de bolitas de granizo. Llegando de vuelta a la encrucijada de los senderos amainó, pero ya teníamos los depósitos rebosantes de adrenalina y, ante tan surtida y cambiante climatología, sin necesidad de propuestas, sin preguntas ni respuestas, retomamos la resolución pactada durante la parada logística: seguir avanzando hacia el este buscando un punto favorable del sendero de la Cuerda de los Quemados por el que descender la inclinada pendiente de la umbría en dirección al Barranco de la Cruz del Pinar.
El sendero desapareció y sin seguir la ruta prevista en nuestros GPS, tomamos camino hacia abajo por entre cascarrones de piedras bajo la llovizna en la que había desembocado la granizada. Extremamos las precauciones para evitar resbalar y nos abrimos un poco para escapar de las piedras que salían rodando bajo nuestras pisadas. Tras cuarenta minutos de dura bajada las piernas se me cargaron y por debajo de los 1400 metros tuve el primero de los cinco tirones musculares que se sucedieron a intervalos variables hasta alcanzar la cota de los 1200 metros. El primero en el interior del muslo derecho, el segundo y tercero a ambos lados de la parte posterior del muslo izquierdo, cerca de la corva, y el cuarto y quinto en los gemelos de ambas piernas. Todos se recuperaron en menos de dos minutos y no hubo ninguna lesión, solo algún que otro calambre en las siguientes veinticuatro horas.
Fue una extraordinaria experiencia para un novato como yo a pesar de no haber podido llegar al Maimón porque la sesión fue para no olvidar, y lo de llegar al Maimón se puede solventar con el tiempo. Me refiero al tiempo cronológico, al por llegar, y no al climático que fue protagonista indiscutible durante 6 horas a lo largo de 15 espléndidos pero duros y casi interminables kilómetros.
Waypoints
PUNTO DE SALIDA
Fijamos nuestro punto de salida en el camino que sale hacia el Cortijo de los Prados desde la carretera que sube a María, justo a la izquierda del desvío que entra a Vélez Blanco. Allí, en la entrada del camino, hay una cadena que impide el paso a los vehículos y también un pequeño espacio en el que dejamos aparcado el coche. Pronto se impuso la cruda realidad climática. Una cosa es cielo nublado y otra muy distinta es que las nubes estaban agarradas a la sierra a poco más de cien metros sobre nuestras cabezas en el punto de salida. La vaguada que forma el Barranco de la Cruz del Pinar estaba despejada pero las sierras que lo circundan, por el norte, oeste y sur, estaban totalmente sumidas en las nubes y eso suponía que cuando comenzáramos a ganar altura quedaríamos embebidos en su sopa con la consiguiente pérdida de profundidad visual y desorientación.
CORTIJO DE LOS PRADOS
Llegamos hasta el Cortijo de los Prados dialogando sobre la situación imperante y haciendo conjeturas acerca de los posibles contratiempos que nos podían surgir y de la conveniencia o no de dejar la sesión para otro día más desfavorable.
BARRANCO DE LA CRUZ DEL PINAR
Sin darnos cuenta y por inercia, seguimos caminando por la pista que discurre a uno y otro lado del Barranco de la Cruz del Pinar, con alguna que otra llovizna intermitente y de escasa entidad, hasta llegar a la revuelta de ciento ochenta grados que hace el camino hacia la izquierda.
CASI AL FINAL DEL BARRANCO DE LA CRUZ
Casi al final de la pista que discurre a uno y otro lado del Barranco de la Cruz del Pinar. Como se puede ver en las fotografías las nubes están cada vez más cerda de nuestras cabezas y también el paisaje de fondo se esconde cada vez más tras las grises nubes.
INICIO SUBIDA AL CERRO DEL ALGUILA
Aquí comenzamos a subir la pendiente hacia el Cerro del Águila. A los pocos metros de ascenso por monte a través nos metimos en la sopa nubosa y la visibilidad quedo reducida a un par de docenas de metros.
A MEDIA SUBIDA DEL CERRO DEL AGUILA
Prosiguieron las lloviznas intermitentes que al mojar las piedras sueltas de la empinada pendiente hicieron más farragosa la subida. No hay ningún sendero definido y el terreno se alterna entre pedregales de guijarros sueltos y matorral abundante con suelo terroso tapizado de aguja de pino.
EN LA CIMA DEL CERRO DEL AGUILA
La encontramos, la subimos y nos hicimos unas fotografías con fondo de nubes grises.
HACIA LA MORRA DE LOS PAVOS
Unos tragos de líquido y nos fuimos hacia la pelada y pedregosa Morra de los Pavos salpicada acá y allá por alguna mata espinosa. Cerca del pico (1629 m) el viento empezó a apretar y la lluvia se entabló en firme, hasta tal punto que cuando llegamos a la Morra de los Pavos decidimos dar por finalizada la sesión.
HACIA EL COLLADO DE LA BUITRERA
Cuando íbamos por el collado que hay entre la Morra de los Pavos y el Cerro del Águila la lluvia amainó bastante y el viento cayó un poco, y decidimos buscar el sendero que lleva al Collado de la Buitrera y desde allí recorrer la umbría del Maimón y la Cuerda de los Quemados.
EN EL COLLADO DE LA BUITRERA
Encontramos el sendero y cuando nos acercábamos al Collado de la Buitrera el viento del este arreció y las nubes trasponían por él como una exhalación. Fue todo un espectáculo visual. De las racheadas nubes se desprendían de vez en cuando pequeñas partes que desfilaban muy próximas al suelo formando caprichosos remolinos.
ENTRANDO EN LA UMBRIA DEL MAIMON
Seguimos hacia el sur por el Collado de la Buitrera buscando la umbría del Maimón. Cuando llegamos a ella en un amplio giro hacia el este, el viento bajó de intensidad y comenzó a nevar. Pequeños copos se colaban por entre las copas y el ramaje de los pinos que allí crecen muy espesos. Sientes una sensación de serenidad al caminar por esta esplendida zona de oscuro y profundo verdor en el que el sendero se pierde y reaparece a su capricho.
NIEVE EN EL SENDERO
Seguimos ascendiendo muy suavemente a lo largo de un kilometro y medio hasta alcanzar los 1620 metros de altura en el lugar que se bifurca el sendero en dos. En el sendero y sus alrededores aparecia la nieve que se resistía a abandonar el paisaje.
CERCA DEL GIRO A LA DERECHA
Unos metros antes de llegar al lugar en que se bifurca el sendero en dos, uno que sigue la Cuerda de los Quemados hacia el este en dirección al Maimón Grande (1689 m), más voluminoso pero más bajo que el pico del Maimón (1761 m) hacia el que se dirige el otro ramal del sendero tras hacer un giro de casi ciento ochenta grados a la derecha, había dejado de nevar, el viento volvió a subir de intensidad, el frio se hizo penetrante, y el aire helado se dejaba sentir en los ojos y la punta de la nariz.
HACIA EL MAIMON
Cuando nos dispusimos a proseguir hacia el Maimón, observamos que el viento helado disipaba a un ritmo increíble las nubes bajas que nos envolvían, se alejaba rapidamente esa limitante envolvente nubosa de quince o veinte metros de radio a nuestro alrededor, y casi de inmediato pudimos tener una visión más profunda de nuestro entorno. Pudimos divisar el Cerro del Águila, el Maimón, la Cuerda de los Quemados en dirección al Maimón Grande y el valle que se extiende de este a oeste por el sur, aunque todo el paisaje seguía estando encerrado en una gran cúpula nubosa que no nos permitía ver el horizonte lejano.
PRIMER CERRO CUERDA MAIMÓN
La cámara fotográfica entró en acción ante el deseo de un recuerdo gráfico antes de la imprevisible pérdida de profundidad visual. Cuando alcanzamos el primer cerro de la cuerda que lleva al Maimón hicimos unas fotografías.
POR LA CUERDA DE LOS QUEMADOS
Tras abandonar nuestra aproximación al Maimón debido a la surtida y cambiante climatología, pero con los depósitos llenos de adrenalina, avanzamos hacia el este buscando de nuevo la Cuerda de los Quemados. De nuevo llegamos a la encrucijada de los senderos y pasamos de largo buscando un punto favorable del sendero de la Cuerda de los Quemados por el que descender la inclinada pendiente de la umbría en dirección al Barranco de la Cruz del Pinar.
INICIO DEL DESCENSO
Sin seguir la ruta prevista en nuestros GPS, tomamos camino hacia abajo por entre cascarrones de piedras mojada por la llovizna. Extremamos las precauciones para evitar resbalar y nos abrimos un poco para escapar de las piedras que salían rodando bajo nuestras pisadas de los otros.
DESCENSO DE GRAN PENDIENTE
Tras cuarenta minutos de dura bajada las piernas se me cargaron y por debajo de los 1400 metros empezaron los tirones musculares que se sucedieron a intervalos variables hasta alcanzar la cota de los 1200 metros.
DE NUEVO EN EL SENDERO DEL BARRANCO
De nuevo en el sendero del Barranco de la Cruz sentí un poco de decepción. El tiempo había juagado con nosotros y nos había ganado la partida pero rápidamente se impuso la madurez y la idea de que más pronto que tarde me iré directo hacia él. Tal vez me guarde una nueva sorpresa y vuelva a burlarse de este tardío cabezón.
DE REGRESO
Hicimos una pequeña parada a mitad del sendero de vuelta para mirar hacia atrás. Por un momento los tres nos quedamos callados, creo que cada uno estaba preso de los recuerdos de las últimas horas vividas por las hermosas cumbres de esas montañas aún ocultas por las nubes.
FINAL DE LA RUTA
Hemos llegado al Punto de Salida. Unas fotografías hacia el Barranco de la Cruz y un vistazo hacia el cielo para ver pasar una medio dispersa bandada de buitres con rumbo sureste.
Comments (16)
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Fue un día duro. El tiempo nos cogió por banda y jugó con nosotros desde el principio hasta el final. Al principio porque nos engañó y ocultó totalmente su cara y nos hizo pensar que todo era cuestión de caminar con algo menos de visibilidad y tal vez un poco de lluvia. Durante la ruta porque nos hizo un servicio completito, como si nos estuviera dando un curso de meteorología. Y al final porque, a pesar de ser una de las mejores rutas, se burló un poco de nosotros viendo como salimos de allí con cara de no saber lo que había pasado. Sí, fue un día duro pero inolvidable, esperemos que los próximos sean al menos tan buenos como este.
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Cada uno tiene sus propias percepciones de lo que ocurre en su entorno, pero fue una ruta difícil. En los comentarios hay sobrados detalles sobre las muchas y variadas inclemencias del tiempo. Nos pasó casi todo lo que te puede pasar meteorológicamente hablando, pero es otra forma de vivir una ruta por la sierra, pues el entorno cambia totalmente y parece que estas en alguna parte del norte de España.
Todo fue como era previsible esperar a la vista de la situación atmosférica. El que no pudiéramos alcanzar todos nuestros objetivos no tuvo la menor importancia porque la ruta superó con creces a nuestras expectativas. Otro día caerá el Maimón.
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La explicación de nuestro recorrido está expuesta de forma clara aunque estuviéramos la mitad del tiempo sumidos en las nubes. Cualquiera podrá seguir el recorrido en ella expuesto (si el tiempo se lo permite). La dificultad depende en gran medida de la climatología en el momento de efectuarla.
Buena ruta y narrativa esplendida. Como bien decís otro día conseguiréis la cima con mejor climatología. Saludos.
Bueno, no os podéis quejar, ¡fue una ruta completita!, con sus sierras, sus cerros, sus pinos,…, y nubes, y lluvia, y de todo lo que un senderista espera encontrar en un momento u otro. Unas rutas son con lluvia y otras con Sol: ¡cómo tiene que ser!
Cuando he leído el comentario me ha parecido estar allí, entre vientos lluvia y granizo. Por ellos se puede apreciar que es una ruta en la que se presentan una amplia variedad de terrenos (sin tener en cuenta la climatología).
Hola Compae, gracias por tus deseos. He visitado tu cuenta y he visto que corres y trepas por toda España, eso me produce una sana envidia. Saludos.
¡Hola Paco! Soy de Vélez-Rubio aunque hace muchos años quevivo fuera pero sigo yendo a menudo haciendo montaña y sobre todo escalada en el Maimón. He recorrido muchas veces las montañas de los Vélez y tú descripción narrativa de vuestra actividad me hizo participe de ella como si estuviera con vosotros. De nuevo enhorabuena y a seguir disfrutando. Saludos.
Te dejo un enlace a mi blog por si quieres visitarlo.
http://cuadernodemontana.blogspot.com.es/
Saludos.
Hale, a seguir dándole a la piernas...
Soy tu hijo paco.
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Mola
Un día de imprevisibles condiciones para pasárselo bien pensando en si sigues o te vuelves. Pusisteis la directa y os pasó de todo. La próxima vez hay que asegurarse de que el tiempo no os pilla descuidados y podéis probar un 15 de julio cualquiera, con el solecito del verano y hacéis un completo.
Muy extensa y descriptiva la explicación de la ruta. Como si estuvieras por aquellos senderos. Hay que volver y completarla con arreglo a ese plan que teníais previsto.
me suele gustar el trail y a la montaña hay que respetarla mucho con el clima. me pasó una vez que lo pasé mal en la barrica menos mal que llevaba gas y he subido unas cuantas veces.
la próxima semana subiré a la cima del mahimón por el puerto del peral, y también he visto que se puede subir desde del puerto del peral al peñón san Blasco por la parte sur y lomeando la montaña ir al vaye donde se sube a la barrica y bajar a la virgen.
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Difficult
Descent very lose and bad
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