Sierra Horconera: subidas al Jardín del Moro y al Puerto del Cerezo
near Carcabuey, Andalucía (España)
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Ruta dura y montañera, por la Sierra Horconera (entre los términos de Priego de Córdoba y Rute), dentro del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, uno de los espacios de mayor interés ecológico de la provincia (considerado como Complejo Serrano de Interés Ambiental por el Plan Especial de Protección del Medio Físico, calificándose, por encima de los 1.100 metros, como Área de Especial Interés y Zona de Protección Grado A, es decir, un ecosistema de excepcionales valores naturales, científicos, culturales y paisajísticos, que recibe el máximo grado de protección).
Esta sierra es de las más abruptas de toda la provincia (conteniendo las dos mayores alturas de la misma, la Tiñosa con 1.570 msnm, y el Pico Bermejo, con 1.476 msnm). Esta formación de roca caliza tiene casi mil metros de desnivel con los valles de margas y materiales detríticos. El paisaje (aún en formación) se generó a partir de sedimentos depositados desde unos 200 millones de años atrás (al inicio del Jurásico) hasta hace unos 25 millones de años (hacia la mitad de la Era Terciaria), en un amplio mar que se extendía hacia el sur desde la costa ya emergida de la Meseta Ibérica, sedimentos detríticos que llegaban arrastrados por ríos; las calizas se formaron a partir de fangos carbonatados, resultado de la acumulación de caparazones y esqueletos en el fondo marino; luego los sedimentos fueron comprimidos, deformados, fracturados y apilados, comenzando a emerger lentamente hace 25 millones de años, terminando el agua, la nieve y el viento de modelar el paisaje.
El inicio de nuestra ruta se sitúa en una cortijada situada en el paraje conocido como Pasada de los Arrieros, cerca de la aldea de Los Villares, atravesada por la carretera CO-7208. Una de las opciones para llegar aquí, desde Córdoba, para los que no conozcan la zona, es tomar la salida 56 de la Autovía de Málaga (o A-45) para conectar con la Autovía del Olivar; luego se sale por la A-339, y, al poco de dejar a la derecha la carretera que entra en Carcabuey, también a la derecha sale la CO-7208 (pasado el pk 6 está nuestro destino). Este tramo de carretera coincide con la Colada de la Fuente Carcabuey a Fuente Chaparral o de los Torneros (por la que se inicia el recorrido). Hay un carril de tierra (por el que
regresaremos) con espacio suficiente en su arranque para estacionar varios vehículos.
Desde aquí, bajamos unos metros de carretera para tomar otro camino de tierra a la izquierda, por donde sigue la mentada Colada, el GR-7 y el sendero “Sierra de Horconera” (o Camino Viejo entre Priego de Córdoba y Rute), que seguiremos durante casi 6 kilómetros.
El sendero cruza el parque natural en su vertiente meridional, discurriendo en la zona de contacto de los olivares y las
abruptas pendientes de la Sierra de Horconera, a la izquierda del camino. Conviene ir atento a la señalización del sendero GR, que nos desvía a la izquierda del cortijo de los Arraigones, por un bosquete de encinas y quejigos centenarios, de magnífico porte, también cornicabras, con un precioso sotobosque mediterráneo, en flor a la sazón (aulagas, matagallos, algunas jaras blancas). Pasaremos por viejas cortijadas serranas, en ruinas, como el Cortijo del Soto Bajo, antes de salir a una zona más abierta, desde donde divisamos, al ir disipándose la niebla, a nuestra izquierda la mole pétrea de Sierra Horconera, imponente, y al frente, sobre un altozano, una explotación agropecuaria, la Casa Miguel. Continuando por la Colada (ahora es la de Rute a Sierra Horconera), llegamos a las ruinas de una gran cortijada, la de Vichira,
que cuenta con una fuente-alberca. Aquí dejamos la colada por un camino que sube a la izquierda, entre ruinas evocadoras de vidas pasadas, y que pasa junto a la encina de Vichira, un gran ejemplar que fue incluido en el Catálogo de Árboles y Arboledas Singulares de la provincia, con un perímetro de tronco que alcanza casi los 5 metros y una edad próxima a los 500 años (aunque ya está muerta). Dejamos al poco el carril, cuando gira a la izquierda, por senderillos que nos llevan a la entrada de la zona encañonada del barranco del arroyo de las Labores. A partir de aquí se acaba lo bueno y empieza una empinada ascensión por este impresionante
cañón, que, según la época del año y la climatología, puede ser peligrosa en caso de hielo o humedad en las grandes losas pétreas por las que trepamos (o por supuesto con agua en temporada de lluvias, aunque va seco habitualmente). A nuestra izquierda queda el impresionante paredón calizo sobre el que se asientan los restos almohades del Jardín del Moro, primer objetivo de la jornada. Al pasar la zona encañonada se insinúa una vereda jalonada por hitos de piedra, por la que vadeamos el arroyo. A partir de aquí no hay vereda clara, subiendo por una empinadísima ladera de lapiaz y llena de matorral espinoso, aulagas principalmente, perfectamente adaptado a las condiciones extremas de estas cumbres pedregosas. Vamos siguiendo senderillos de cabras, si los hay, intentando llegar a la loma a cuya izquierda se encuentran los restos del aljibe y murallas del Jardín del Moro. Una pena no haber leído antes al ilustre cordobés del siglo XIX, Ramírez y las Casas-Deza, que conocía la existencia de vestigios de una fortaleza «a legua y media al oeste de Priego entre los horrorosos tajos de la sierra Falconera, en el sitio que llaman Jardín del Moro, a donde no se puede subir sin gran peligro y no hay noticia de su nombre ni se sabe hasta cuándo duró aquel edificio».
Finalmente alcanzamos la loma, un poco perjudicados por la ascensión, desde donde vemos los restos de la muralla y del aljibe (éste en la cota máxima del crestón rocoso, prolongación del pico Bermejo por el sur). Su origen es almohade (aunque junto a la muralla, de 25 metros de longitud, se construyó una segunda en época más reciente, cuando el castillo pasó a pertenecer a la Orden de Calatrava, en el siglo XIII). Además de su romántico nombre, también se lo conoce como el Castillo de la Tiñosa. Se abandonó en 1280, con la aprobación del rey Alfonso X que ordenó su destrucción para que los musulmanes no se pudiesen aprovechar de él (aunque en lugar de eso se entregó a los calatravos, con cuyo territorio colindaba). Al parecer, la villa y castillo de Tiñosa se abandonan en 1350 (recogiendo el sentir de un miembro de nuestra expedición).
Antes de iniciar la marcha hacia el pico Bermejo (principal meta del día), merece la pena recrear la vista en el quebrado paisaje serrano, con las bonitas tonalidades azules y grises de los picos lejanos. Luego vamos en dirección norte, buscando vereditas y primando la seguridad, de forma que terminamos bajando y, en lugar de subir al collado para afrontar la subida al Bermejo, nos dirigimos hacia el Puerto del Cerezo. Para ello, cruzamos de nuevo el arroyo de las Labores y subimos por su margen izquierda, también sin sendas definidas. Un poco antes de alcanzar el puerto, encontramos una senda que nos lleva hacia una cancela, que puede abrirse. Llegamos al Puerto del Cerezo, a unos 1.280 msnm, cabecera hacia el sur del arroyo de las Labores y hacia el norte del arroyo del Puerto, donde damos vistas a la agreste Sierra de Alhucemas (separada de la Tiñosa por el Puerto de Mahina; el Puerto del Cerezo la separa a su vez del pico Bermejo).
Ya en descenso entroncamos con un carril, por el que se anda de lujo (haciendo algún recorte por veredillas); este camino en su día se construyó para la repoblación de las laderas de las cuerdas de Alhucemas y Bermejo (que no llegó a realizarse). El carril sigue hacia el noreste, recorriendo el barranco del arroyo del Puerto, entre encinas y quejigos, con vistas maravillosas, a nuestra derecha de los impresionantes cortados de la Sierra de Alhucemas y a nuestra izquierda de la cuerda del Bermejo. Así llegamos al cortijo del Puerto del Cerezo, donde
tomamos el carril de la izquierda, junto al curso del arroyo del Puerto, que en medio kilómetro nos lleva a la carretera CO-7208, justo donde habíamos aparcado. Así concluimos esta ruta que, aún sin haber alcanzado el propósito inicial de hacer cumbre en el Pico Bermejo, ha merecido la pena.
Volveremos, Bermejo!
Esta sierra es de las más abruptas de toda la provincia (conteniendo las dos mayores alturas de la misma, la Tiñosa con 1.570 msnm, y el Pico Bermejo, con 1.476 msnm). Esta formación de roca caliza tiene casi mil metros de desnivel con los valles de margas y materiales detríticos. El paisaje (aún en formación) se generó a partir de sedimentos depositados desde unos 200 millones de años atrás (al inicio del Jurásico) hasta hace unos 25 millones de años (hacia la mitad de la Era Terciaria), en un amplio mar que se extendía hacia el sur desde la costa ya emergida de la Meseta Ibérica, sedimentos detríticos que llegaban arrastrados por ríos; las calizas se formaron a partir de fangos carbonatados, resultado de la acumulación de caparazones y esqueletos en el fondo marino; luego los sedimentos fueron comprimidos, deformados, fracturados y apilados, comenzando a emerger lentamente hace 25 millones de años, terminando el agua, la nieve y el viento de modelar el paisaje.
El inicio de nuestra ruta se sitúa en una cortijada situada en el paraje conocido como Pasada de los Arrieros, cerca de la aldea de Los Villares, atravesada por la carretera CO-7208. Una de las opciones para llegar aquí, desde Córdoba, para los que no conozcan la zona, es tomar la salida 56 de la Autovía de Málaga (o A-45) para conectar con la Autovía del Olivar; luego se sale por la A-339, y, al poco de dejar a la derecha la carretera que entra en Carcabuey, también a la derecha sale la CO-7208 (pasado el pk 6 está nuestro destino). Este tramo de carretera coincide con la Colada de la Fuente Carcabuey a Fuente Chaparral o de los Torneros (por la que se inicia el recorrido). Hay un carril de tierra (por el que
regresaremos) con espacio suficiente en su arranque para estacionar varios vehículos.
Desde aquí, bajamos unos metros de carretera para tomar otro camino de tierra a la izquierda, por donde sigue la mentada Colada, el GR-7 y el sendero “Sierra de Horconera” (o Camino Viejo entre Priego de Córdoba y Rute), que seguiremos durante casi 6 kilómetros.
El sendero cruza el parque natural en su vertiente meridional, discurriendo en la zona de contacto de los olivares y las
abruptas pendientes de la Sierra de Horconera, a la izquierda del camino. Conviene ir atento a la señalización del sendero GR, que nos desvía a la izquierda del cortijo de los Arraigones, por un bosquete de encinas y quejigos centenarios, de magnífico porte, también cornicabras, con un precioso sotobosque mediterráneo, en flor a la sazón (aulagas, matagallos, algunas jaras blancas). Pasaremos por viejas cortijadas serranas, en ruinas, como el Cortijo del Soto Bajo, antes de salir a una zona más abierta, desde donde divisamos, al ir disipándose la niebla, a nuestra izquierda la mole pétrea de Sierra Horconera, imponente, y al frente, sobre un altozano, una explotación agropecuaria, la Casa Miguel. Continuando por la Colada (ahora es la de Rute a Sierra Horconera), llegamos a las ruinas de una gran cortijada, la de Vichira,
que cuenta con una fuente-alberca. Aquí dejamos la colada por un camino que sube a la izquierda, entre ruinas evocadoras de vidas pasadas, y que pasa junto a la encina de Vichira, un gran ejemplar que fue incluido en el Catálogo de Árboles y Arboledas Singulares de la provincia, con un perímetro de tronco que alcanza casi los 5 metros y una edad próxima a los 500 años (aunque ya está muerta). Dejamos al poco el carril, cuando gira a la izquierda, por senderillos que nos llevan a la entrada de la zona encañonada del barranco del arroyo de las Labores. A partir de aquí se acaba lo bueno y empieza una empinada ascensión por este impresionante
cañón, que, según la época del año y la climatología, puede ser peligrosa en caso de hielo o humedad en las grandes losas pétreas por las que trepamos (o por supuesto con agua en temporada de lluvias, aunque va seco habitualmente). A nuestra izquierda queda el impresionante paredón calizo sobre el que se asientan los restos almohades del Jardín del Moro, primer objetivo de la jornada. Al pasar la zona encañonada se insinúa una vereda jalonada por hitos de piedra, por la que vadeamos el arroyo. A partir de aquí no hay vereda clara, subiendo por una empinadísima ladera de lapiaz y llena de matorral espinoso, aulagas principalmente, perfectamente adaptado a las condiciones extremas de estas cumbres pedregosas. Vamos siguiendo senderillos de cabras, si los hay, intentando llegar a la loma a cuya izquierda se encuentran los restos del aljibe y murallas del Jardín del Moro. Una pena no haber leído antes al ilustre cordobés del siglo XIX, Ramírez y las Casas-Deza, que conocía la existencia de vestigios de una fortaleza «a legua y media al oeste de Priego entre los horrorosos tajos de la sierra Falconera, en el sitio que llaman Jardín del Moro, a donde no se puede subir sin gran peligro y no hay noticia de su nombre ni se sabe hasta cuándo duró aquel edificio».
Finalmente alcanzamos la loma, un poco perjudicados por la ascensión, desde donde vemos los restos de la muralla y del aljibe (éste en la cota máxima del crestón rocoso, prolongación del pico Bermejo por el sur). Su origen es almohade (aunque junto a la muralla, de 25 metros de longitud, se construyó una segunda en época más reciente, cuando el castillo pasó a pertenecer a la Orden de Calatrava, en el siglo XIII). Además de su romántico nombre, también se lo conoce como el Castillo de la Tiñosa. Se abandonó en 1280, con la aprobación del rey Alfonso X que ordenó su destrucción para que los musulmanes no se pudiesen aprovechar de él (aunque en lugar de eso se entregó a los calatravos, con cuyo territorio colindaba). Al parecer, la villa y castillo de Tiñosa se abandonan en 1350 (recogiendo el sentir de un miembro de nuestra expedición).
Antes de iniciar la marcha hacia el pico Bermejo (principal meta del día), merece la pena recrear la vista en el quebrado paisaje serrano, con las bonitas tonalidades azules y grises de los picos lejanos. Luego vamos en dirección norte, buscando vereditas y primando la seguridad, de forma que terminamos bajando y, en lugar de subir al collado para afrontar la subida al Bermejo, nos dirigimos hacia el Puerto del Cerezo. Para ello, cruzamos de nuevo el arroyo de las Labores y subimos por su margen izquierda, también sin sendas definidas. Un poco antes de alcanzar el puerto, encontramos una senda que nos lleva hacia una cancela, que puede abrirse. Llegamos al Puerto del Cerezo, a unos 1.280 msnm, cabecera hacia el sur del arroyo de las Labores y hacia el norte del arroyo del Puerto, donde damos vistas a la agreste Sierra de Alhucemas (separada de la Tiñosa por el Puerto de Mahina; el Puerto del Cerezo la separa a su vez del pico Bermejo).
Ya en descenso entroncamos con un carril, por el que se anda de lujo (haciendo algún recorte por veredillas); este camino en su día se construyó para la repoblación de las laderas de las cuerdas de Alhucemas y Bermejo (que no llegó a realizarse). El carril sigue hacia el noreste, recorriendo el barranco del arroyo del Puerto, entre encinas y quejigos, con vistas maravillosas, a nuestra derecha de los impresionantes cortados de la Sierra de Alhucemas y a nuestra izquierda de la cuerda del Bermejo. Así llegamos al cortijo del Puerto del Cerezo, donde
tomamos el carril de la izquierda, junto al curso del arroyo del Puerto, que en medio kilómetro nos lleva a la carretera CO-7208, justo donde habíamos aparcado. Así concluimos esta ruta que, aún sin haber alcanzado el propósito inicial de hacer cumbre en el Pico Bermejo, ha merecido la pena.
Volveremos, Bermejo!
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Como siempre una descripción magistral de un día duro pero inolvidable. Música celestial los ruiseñores cantando en los sotos, ocultos a nuestra vista, pero no a nuestros oídos, acompañados por múltiples gorgeos de pinzones comunes, cada uno diferente a los otros, el maravilloso canto de la alondra totovía, los cucos, currucas cabecinegras,
cucos, jilgueros, pardillos y siempre sobrevolando la silueta del buitre leonado y las bonitas chovas piquirrojas. Una auténtica sinfonía canora. Un día inolvidable.
Relato como siempre magistral de Manu Amat.
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Scenery
Difficult
Relato como siempre magistral de Manu Amat.
Me ha faltado en la crónica tu sapiencia en aves!