Sierra Madrona: Chorrera de las Sierpes. Robledo de las Hoyas en otoño. Peña Rodrigo (semicircular desde S.Isidro)

Impresionante semicircular en Sierra Madrona, que maravilla siempre que se pisa, pero aún más en plena otoñada, con los robledales color ocre y algún arce dorado. La única pena es que la sequía que nos asola tiene todos los cauces sin agua, incluida la Chorrera de las Sierpes, primer hito de importancia de la ruta. Tampoco he visto ni un hongo, siendo tiempo y esta una zona muy rica en ellos.

Salgo del Área Recreativa de San Isidro y desde el primer momento el bosque envuelve. Al principio abunda el pinar, pero después de la chorrera empieza a amarillear el paisaje hasta llegar al inmenso y precioso Robledo de las Hoyas. Una vez en la parte lineal de la ruta, buscamos el magnífico ejemplar de roble conocido como el Abuelo. Hay que bajar un poco para, posteriormente, desandar, pero merece mucho la pena. Es un paraje precioso, que se interna en otro inmenso robledal... que preferimos no pisar. Había la opción de bajar hasta el arroyo y subir por una vereda perdida (campo a través probablemente) hasta el Collado del Viento. Pero iba solo y preferí ser conservador volviendo sobre mis pasos hasta la intersección que encontramos poco después de un gaseoducto, en el Collado del Cañizal.

Ahora empiezo la subida a Peña Rodrigo justo donde un cartel nos advierte que está prohibido el paso desde febrero a setiembre. Estamos en fecha y continuo la subida por pista, pasando los collados de la Serreta y del Viento. En el del Viento busco la supuesta vereda que deseché y es cierto que aparece. Aun así no me arrepiento, porque sospecho que se perderá. La subida a Peña Rodrigo se hace por un cortafuegos abandonado. No es cómoda, pero no es difícil; la vegetación y los riscos calizos son entretenidos, pero no peligrosos. Podría obviarse si no fuera por la enfermiza afición que tenemos los montañeros por tocar los vértices geodésicos, el cual por cierto, está feamente protegido con una malla a todas luces ilegal, pues también secuestra un mojón de monte público. Los terratenientes demuestran tener poco conocimiento de los montañeros si creen que van a disuardirlos con una malla a tres metros de un vértice geodésico. A pesar de ello, la cima no es bonita ni mucho menos. La ruta tendría calificación de fácil sin esta subida.

Vuelvo sobre mis pasos hasta el Robledo de las Hoyas para torcer a la derecha, está vez hacia Puerto Viejo donde quizá está la parte más bonita de robledal, salpicado por otros caducos como arces y hayas. Al salir del robledal, hay una puerta abierta, pero de nuevo con el aviso de prohibido el paso de febrero a septiembre. La bajada es muy cómoda, siempre por el Camino de las Carretas hasta el punto de inicio de esta pintoresca ruta semicircular.