Sierra Trapera (Valsequillo)
near Valsequillo, Andalucía (España)
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Itinerary description
Me desplazo a Valsequillo, pequeña localidad de la Comarca del Alto Guadiato, ya en la vecindad con el Valle de Los Pedroches. El origen de esta población parece estar en una venta emplazada en el camino de Fuente Obejuna a Belalcázar en el siglo XV. Tradicionalmente se cree que de la Villa de Fuente Obejuna, que pertenecía por entonces a la Orden de Calatrava y donde residía el comendador Fernán Gómez de Guzmán (el personaje de la famosa novela de Lope de Vega), muchas familias huyeron de la opresión a la que este gobernante las sometía, refugiándose en los montes y creando varias cortijadas; ya en 1569 se fundó la parroquia de Valsequillo, pero siguió dependiendo de Fuente Obejuna hasta el siglo XIX, cuando adquirió el rango de villa como cabeza del término de las "Cinco Aldeas" (formado además por Esparragosa, Los Blázquez, Los Prados y la Granjuela; años después estas poblaciones se irían segregando).
Viniendo desde Córdoba por la N-432, hay que desviarse por la A-3276 hasta La Granjuela y cruzarla por la CO-9026, que llega hasta Valsequillo, donde aparco en la Plaza Familia Capilla-Franco. Salgo del pueblo por la carretera A-3279, atravesando un paseo de eucaliptos, y sigo por la Cañada del Estanque, camino paralelo a la carretera del Mármol, hasta el paraje del Torruco, donde se levanta la Ermita de Nuestra Señora de Fátima. Atravieso ahora la carretera y la antigua vía férrea Córdoba-Almorchón, junto a las Casas de la Huerta Majuelo, y entro, pasando por una cancela que puede abrirse, en una bonita dehesa. Cruzo el arroyo de la Ventilla, quedando a mi derecha las ruinas de la venta del Contrabandista (su nombre le venía de la vereda del Camino de Almorchón o de los Contrabandistas).
Continúo siguiendo las señales de dirección hacia la falda de Sierra Trapera, llegando a un área de descanso delimitada por una cerca de madera, donde hay un interesante panel sobre la batalla Peñarroya-Valsequillo, de la que esta sierra fue escenario. Fue la última ofensiva republicana de la Guerra Civil, en la que 90 000 soldados republicanos lucharon contra 70 000 nacionales sublevados, con un trágico saldo de 8000 muertos (6000 republicanos).
Comenzó el 5 de enero de 1939, con un rápido ataque desde el este de Badajoz que abrió brecha en el frente franquista y penetró en el norte de la provincia de Córdoba, donde se topó con una dura resistencia en la Sierra Trapera y en el Cerro Mano de Hierro (de Hinojosa del Duque); el 14 de enero comenzó la contraofensiva que recuperó todas las poblaciones perdidas y devolvió al ejército republicano a sus posiciones iniciales. Millares de prisioneros republicanos fueron internados en campos de concentración improvisados de Valsequillo y La Granjuela.
En este punto decido dejar el sendero local señalizado y subir a la cima de Sierra Trapera, a mi espalda. Así que cambio de dirección, hacia el noroeste, cruzando el piedemonte por un terreno muy pedregoso (una raña), donde veo muchos majanos, que hace muy penoso el caminar. Después, sin senda clara, me introduzco en un denso monte bajo mediterráneo, donde predomina el jaral, alcanzando la cima de Sierra Trapera, cresteando luego durante poco más de un kilómetro hasta llegar al vértice geodésico, a 778 msnm. Este tramo, por los relieves cuarcíticos de esta sierra, está muy cerrado de vegetación, haciendo muy dificultoso y lento el avance. Desde aquí diviso una extensa llanura de cultivo enmarcada por la alineación montañosa que forman las Sierras del Rayo, del Cambrón y del Castillo (pertenecientes al término municipal de Los Blázquez); y hacia el noroeste
el Cerro de la Mesegara y la Peña de las Cigüeñas, en la Sierra de la Cinta. Me dirijo en esa dirección, para bajar al Puerto de la Cinta, como buenamente puedo, hasta que llego a un cortafuegos que cómodamente me lleva hasta el puerto.
Inicio la vuelta por el Camino del Puerto de la Cinta, entre cultivos de cereales, encontrando pronto un par de puertas cerradas, que tengo que salvar reptando bajo la malla; una tercera cancela sí está abierta, pero el camino lo ocupa ganado vacuno y, ante la duda de que pueda ser bravo, salgo del camino rodeando la alambrada, con intención de conectar con el sendero balizado. Pero la malla se prolonga subiendo a la sierra, por lo que la salvo por debajo (con dificultad); a partir de aquí me iré encontrando nuevas alambradas (algunas fáciles de saltar y otra vez cuerpo a tierra para salvar la última) hasta volver al sendero “oficial”, por el que restan cinco kilómetros hasta Valsequillo, eso sí, por pista terriza, fáciles de andar. Va rodeando la Loma del Tejar antes de conectar con el Camino del Puerto de la Cinta, que sigo hacia el sur, observando cómo alzan el vuelo grupos de grullas (suelen picotear las bellotas que caen al suelo) y acercándome progresivamente a Valsequillo: del pueblo, prácticamente arrasado en la guerra (incluyéndose en el listado de Regiones Desvastadas), destaca la silueta de su iglesia reconstruida en los años cincuenta del pasado siglo en estilo neobarroco (característico de la arquitectura regionalista), con su bonita torre campanario de ladrillo rojizo y decorada con azulejos azules.
Recomiendo seguir el trazado del SL: la espesura de la vegetación complica mucho la subida a la cima de Sierra Trapera (si se hace, es imprescindible pantalón largo) y hay muchas alambradas en la vuelta desde el Puerto de la Cinta, algunas difíciles de salvar.
Viniendo desde Córdoba por la N-432, hay que desviarse por la A-3276 hasta La Granjuela y cruzarla por la CO-9026, que llega hasta Valsequillo, donde aparco en la Plaza Familia Capilla-Franco. Salgo del pueblo por la carretera A-3279, atravesando un paseo de eucaliptos, y sigo por la Cañada del Estanque, camino paralelo a la carretera del Mármol, hasta el paraje del Torruco, donde se levanta la Ermita de Nuestra Señora de Fátima. Atravieso ahora la carretera y la antigua vía férrea Córdoba-Almorchón, junto a las Casas de la Huerta Majuelo, y entro, pasando por una cancela que puede abrirse, en una bonita dehesa. Cruzo el arroyo de la Ventilla, quedando a mi derecha las ruinas de la venta del Contrabandista (su nombre le venía de la vereda del Camino de Almorchón o de los Contrabandistas).
Continúo siguiendo las señales de dirección hacia la falda de Sierra Trapera, llegando a un área de descanso delimitada por una cerca de madera, donde hay un interesante panel sobre la batalla Peñarroya-Valsequillo, de la que esta sierra fue escenario. Fue la última ofensiva republicana de la Guerra Civil, en la que 90 000 soldados republicanos lucharon contra 70 000 nacionales sublevados, con un trágico saldo de 8000 muertos (6000 republicanos).
Comenzó el 5 de enero de 1939, con un rápido ataque desde el este de Badajoz que abrió brecha en el frente franquista y penetró en el norte de la provincia de Córdoba, donde se topó con una dura resistencia en la Sierra Trapera y en el Cerro Mano de Hierro (de Hinojosa del Duque); el 14 de enero comenzó la contraofensiva que recuperó todas las poblaciones perdidas y devolvió al ejército republicano a sus posiciones iniciales. Millares de prisioneros republicanos fueron internados en campos de concentración improvisados de Valsequillo y La Granjuela.
En este punto decido dejar el sendero local señalizado y subir a la cima de Sierra Trapera, a mi espalda. Así que cambio de dirección, hacia el noroeste, cruzando el piedemonte por un terreno muy pedregoso (una raña), donde veo muchos majanos, que hace muy penoso el caminar. Después, sin senda clara, me introduzco en un denso monte bajo mediterráneo, donde predomina el jaral, alcanzando la cima de Sierra Trapera, cresteando luego durante poco más de un kilómetro hasta llegar al vértice geodésico, a 778 msnm. Este tramo, por los relieves cuarcíticos de esta sierra, está muy cerrado de vegetación, haciendo muy dificultoso y lento el avance. Desde aquí diviso una extensa llanura de cultivo enmarcada por la alineación montañosa que forman las Sierras del Rayo, del Cambrón y del Castillo (pertenecientes al término municipal de Los Blázquez); y hacia el noroeste
el Cerro de la Mesegara y la Peña de las Cigüeñas, en la Sierra de la Cinta. Me dirijo en esa dirección, para bajar al Puerto de la Cinta, como buenamente puedo, hasta que llego a un cortafuegos que cómodamente me lleva hasta el puerto.
Inicio la vuelta por el Camino del Puerto de la Cinta, entre cultivos de cereales, encontrando pronto un par de puertas cerradas, que tengo que salvar reptando bajo la malla; una tercera cancela sí está abierta, pero el camino lo ocupa ganado vacuno y, ante la duda de que pueda ser bravo, salgo del camino rodeando la alambrada, con intención de conectar con el sendero balizado. Pero la malla se prolonga subiendo a la sierra, por lo que la salvo por debajo (con dificultad); a partir de aquí me iré encontrando nuevas alambradas (algunas fáciles de saltar y otra vez cuerpo a tierra para salvar la última) hasta volver al sendero “oficial”, por el que restan cinco kilómetros hasta Valsequillo, eso sí, por pista terriza, fáciles de andar. Va rodeando la Loma del Tejar antes de conectar con el Camino del Puerto de la Cinta, que sigo hacia el sur, observando cómo alzan el vuelo grupos de grullas (suelen picotear las bellotas que caen al suelo) y acercándome progresivamente a Valsequillo: del pueblo, prácticamente arrasado en la guerra (incluyéndose en el listado de Regiones Desvastadas), destaca la silueta de su iglesia reconstruida en los años cincuenta del pasado siglo en estilo neobarroco (característico de la arquitectura regionalista), con su bonita torre campanario de ladrillo rojizo y decorada con azulejos azules.
Recomiendo seguir el trazado del SL: la espesura de la vegetación complica mucho la subida a la cima de Sierra Trapera (si se hace, es imprescindible pantalón largo) y hay muchas alambradas en la vuelta desde el Puerto de la Cinta, algunas difíciles de salvar.
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