Sierras de Gracia, del Conjuro y de las Grajas (Archidona)
near Archidona, Andalucía (España)
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Llego al inicio de la ruta tomando la salida 163 de la A-92 y continuando por la A-7200 hasta una rotonda donde se encuentran una estación de servicio y frente a ella un supermercado, junto al que aparcamos. Después de unos metros
carretera adelante, subimos por el Camino del Santuario, que nos adentra en el Parque Periurbano Sierra de Gracia, donde predomina el pino carrasco de repoblación (con suerte veremos ardillas correteando por los árboles). Conforme ascendemos por la falda de la Sierra Virgen de Gracia, a cuyos pies se recuesta la ciudad de Archidona, vamos descubriendo magníficas vistas, como las que tenemos desde el Mirador del Santo Cristo: el pueblo y su Vega (formando la parte oriental de la Depresión Antequerana), la Hoz del Arroyo Marín y la Garganta del Guadalhorce, la inevitable Peña de los Enamorados (“el Indio”, que marca la separación entre las Vegas de Antequera y Archidona), incluso oteando el Peñón de las Algámitas, punto más alto de la provincia de Sevilla. A unos pocos pasos hay un pequeño oratorio, la Ermita del Santo Cristo (levantada en el siglo XVIII, siendo remodelada en 1997), que alberga la imagen del Santo Cristo (talla anónima del XVIII) y que tiene un jardín justo delante. Es una parada obligatoria en la Romería al Santuario de la Virgen de Gracia, que tiene lugar la noche del 14 al 15 de agosto. Días después, cada primer sábado de septiembre, se baja a la patrona a la Iglesia Parroquial de Santa Ana, donde permanece hasta el domingo de la siguiente semana; la Virgen también procesiona en mayo, en el “Día de la Oruga”, alrededor del Santuario.
Seguimos por la carretera hasta un panel informativo de la Puerta de la Ciudad, uno de los dos accesos a la Arxiduna musulmana, reforzado por los nazaríes con una torre-puerta (levantada sobre otra más antigua, cuyos restos se cegaron), con entrada en recodo para su mejor defensa (la otra es la del Sol, al oriente). Dejamos el asfalto por una senda que rodea la muralla, edificada en el siglo IX por los árabes sobre restos de murallas romanas, pero reforzada como digo en época nazarí, primero por Alhamar, fundador de la dinastía, en el siglo XIII, y posteriormente en el XIV (duplicando su grosor), cuando se fortaleció el sistema defensivo por orden del emir Muhammad V, al ser tierra fronteriza con Castilla; tuvo tres cinturones defensivos, de los que hoy se conservan sólo dos: el inferior, de mayor perímetro, acogería la medina, y el superior la alcazaba, residencia del gobernador (la Torre del Homenaje en época cristiana, de la que hoy quedan algunos cimientos), mientras que otro cinturón, ya desaparecido, uniría las peñas que rodean la Hoya. Su lado norte resultaría inexpugnable, protegido por un tajo natural vertical.
En el interior del recinto hubo viviendas, silos y barracones para la guardia (quedan algunos cimientos y la parte superior del aljibe); y, según accedemos al interior a la izquierda, la Casa Nazarí (descubierta en 2012 en el curso de los trabajos de restauración de la muralla), de la que hasta el momento se han excavado cuatro estancias (se piensa que corresponden a un almacén, dos patios y una cocina -por la presencia de un hogar). En su alcazaba fue proclamado emir Abderramán I en 756, instaurando el Emirato de Córdoba, independiente del califato abbasí. Luego, durante los siglos IX y X, Medina Arxiduna pasa a ser la capital de la Cora de Rayya (que incluía la mayor parte de la actual provincia de Málaga); también se vio envuelta en las guerras del Emirato Cordobés con el rebelde Ibn Hafsun. Al año de la conquista cristiana en 1462 por Don Pedro Téllez Girón (Maestre de la Orden de Calatrava), la Villa fue entregada a su hijo Alfonso Téllez Girón de las Casas, por el rey Enrique IV de Castilla, siendo usada, por su proximidad con los restantes territorios del Reino de Granada,
como base de operaciones de otras campañas cristianas (destacando la de Vélez-Málaga en 1487, en la que participó el rey Fernando el Católico). Concluida la Guerra de Granada, el continuo crecimiento de la población obligó a sus habitantes a trasladarse a la Villa Baja o Arrabal (en las inmediaciones de la actual Iglesia de Santa Ana), comenzando la decadencia de la Villa Alta, hasta su total despoblamiento durante el siglo XVI (durante algún tiempo coexistieron dos poblaciones con el mismo nombre). No obstante, el cargo de “Alcaide del Castillo y Fortaleza de la Villa de Archidona” se mantuvo hasta la segunda mitad del XVIII. Hoy los restos del castillo y las murallas tienen la catalogación de Bien de Interés Cultural.
Continuamos hasta el Santuario de Nuestra Señora la Virgen de Gracia, patrona de la ciudad desde el siglo XVII: “En Gracia os la doy”, se cuenta que dijo Don Pedro Girón, tras la toma de Medina Arxiduna portando la imagen de la Virgen de Gracia como estandarte (una pintura italo-gótica realizada sobre sarga), al entregarlo al primer alcaide de la Villa.
Se levanta sobre la antigua mezquita (edificada en la segunda mitad del siglo XII y principios del XIII entre la muralla exterior y el castillo), conservando su estructura (la única en la provincia) y los fustes de las columnas que soportan los arcos de las naves (reutilizados de romanos y visigodos); el antiguo minarete se convirtió en campanario. Su aspecto actual se debe a las reformas de los siglos XVII y XVIII, con la construcción de un patio porticado a modo de medio claustro, de clara influencia mudéjar, que desde el 2013 alberga el Centro de Interpretación de la Cultura Mozárabe. Aquí hay un espectacular mirador desde el que divisamos toda la Cordillera Antequerana: de este a oeste, las sierras de Gibalto (en Loja), de San Jorge (cuyas aguas alimentan la Fuente de los Cien Caños), Sierra Gorda, la de Camarolos, la de las Cabras, la Garganta del Guadalhorce, el
Torcal de Antequera y Sierra de Chimenea. No en vano se dice que el nombre de la ciudad tiene un origen latino, Arx Domina o Arcis Domina: "señora de las alturas".
Antes de salir del recinto amurallado, nos acercamos a otro mirador, el de la Hoya de Archidona (circo natural ovalado en dirección NE-SO, rodeado por dos alineaciones montañosas al norte y al sur, salvo en el paraje de la Puerta de la Hoya, lo que le confiere forma de herradura). En la Hoya se han hallado restos de una muralla prerromana (también hubo recintos fortificados en las Capacheras y el Cortijo Catalán, lugares en los que han aparecido fragmentos de ánforas ibero-púnicas y monedas hispano-cartaginesas). Los fenicios serían los fundadores de la ciudad de Escua u Oscua (que en lengua púnica significa "cabeza principal") donde hoy se asienta la ciudad de Archidona.
Abandonamos la Villa Alta por la otra puerta en recodo nazarí, la del Sol, por donde se dice que acometió el asalto final Don Pedro (resultando herido además). Bajando hasta la carretera, tomamos un senderillo para subir al pico Conjuro,
donde se encuentra la mayor elevación del término municipal (1012 msnm). Bajamos del peñón siguiendo otro sendero bien definido hasta llegar a la siguiente cota, pasando junto a hiladas de piedra caliza dispuestas en lo que pudiera haber sido una muralla prerromana. La naturaleza caliza de estas sierras se nos hace patente con altos tajos, lapiaces en las laderas y, como veremos más tarde, cavidades kársticas.
En la bajada de este último cerro nos desviamos buscando un camino mas seguro, llegando hasta un olivar; luego subimos un pecho no muy pronunciado hasta llegar al collado, donde encontramos un ancho sendero de tierra rodeando una propiedad vallada, por el que conectamos con un camino rural que baja hasta la Puerta de la Hoya. Durante el cómodo descenso vamos disfrutando nuevamente de hermosas vistas del valle y las Sierras en lontananza, con el cerro de las Grajas a nuestra derecha. Seguimos el camino en esta dirección para visitar el impresionante abrigo de este cerro, a 775 msnm, con una enorme boca y paredes de considerable altura, llenas de oquedades que sirven de refugio a grajas, vencejos…y una pequeña cueva en su parte central; a pesar de su profundidad, disfruta de luz natural en todo su interior, sirviendo de morada en el Paleolítico Medio, hace unos 100 000 años, a grupos de cazadores-recolectores, probablemente Neandertales. Su importancia radica en que es uno de los primeros yacimientos españoles en los que se han hallado a conocer trabajos en hueso pertenecientes a un Musteriense mucho más antiguo de lo que se venía defendiendo en círculos académicos. Su estudio arqueológico se inició en los pasados setenta y en 1985 la Cueva de las Grajas fue declarada BIC. Estando aquí sentado, contemplando el incesante ir y venir de las aves que aquí anidan, se puede percibir la energía telúrica del lugar. Si levantamos la vista veremos también algunas de las vías de escalada libre más difíciles del país.
El paraje también cuenta con una leyenda, según la cual el gobernador musulmán se arrojó con su caballo por uno de los tajos que rodean la fortaleza, antes de rendirla,
dejando impresas las huellas de los cascos sobre una roca.
Como colofón a esta ruta, hacemos un recorrido monumental por el casco urbano, Conjunto Histórico-Artístico desde 1980 por su patrimonio barroco, comenzando por el templo cristiano más antiguo, la Iglesia de Santa Ana, construida entre finales del siglo XV y principios del XVI, quizás sobre una antigua mezquita, al principio en estilo gótico flamígero (la bóveda de crucería de su cabecera de planta poligonal es lo único que se conserva del primitivo templo, modificado en el siglo XIX con el añadido de dos naves laterales y la elevación de la central); también conserva su torre triangular, cubierta por un chapitel de tejas vidriadas, y una bella portada barroca en piedra del siglo XVIII, con escudo papal. De mediados de ese siglo es el retablo del altar mayor, en madera tallada, donde Santa Ana enseña a leer a la Virgen, flanqueada por San Pablo y San Pedro, y a cuyos pies aparece la heráldica de los Girones, señores de la Villa, y las armas de los Duques de Osuna.
En la paralela calle Carrera se encuentra el Colegio de Padres Escolapios, las Escuelas Pías, fundado en 1757 y que es desde 1950 el Instituto de Educación Secundaria “Luis Barahona de Soto” (uno de los centros docentes más antiguos de la provincia). Su alumno más ilustre, entre 1896 y 1899, fue Blas Infante, ensayista (autor de la obra “Ideal Andaluz”), notario y político español, natural de Casares (Málaga), donde cursó estudios primarios; fusilado por los nacionales en la madrugada del 11 de agosto de 1936, se le considera Padre de la Patria Andaluza.
Las Escuelas Pías, que ocupan un solar de 2736 m², constan de dos sectores separados por la Calleja del Colegio, sobre la que vuela el cuerpo del edificio principal, que une los dos; conserva dos portadas originales, una en la calle Pilarejo con el emblema de la Orden (que da acceso al Archivo Municipal) y la principal en la calle Carrera, coronada con el escudo de las Escuelas. Adscrita al Colegio desde su fundación, la Iglesia o Ermita de Jesús Nazareno, que alberga una talla del Nazareno de gran valor (una de las mejores muestra de la imaginería granadina del siglo XVI) atribuida al maestro granadino Pablo de Rojas, destaca por su portada de piedra y la torre del reloj.
Seguimos por la calle Carrera hacia el este, hasta la plaza de la Victoria. En un lateral de la misma, a su entrada, el templo que le da nombre (BIC) conserva una bella portada manierista; en su interior la Capilla Mayor posee un retablo de mediados del siglo XVII, al que se abre un camarín cuadrado con bóveda semiesférica con profusa decoración de yeserías. Pertenecía al desaparecido Convento de Frailes Mínimos de San Francisco de Paula (fundado en 1556 por el conde de Ureña, y levantado sobre una primitiva capilla dedicada a Santa Catalina), el cual quedó muy dañado tras la Guerra de la Independencia, por lo que se demolió quedando solo la iglesia.
Alberga la imagen del Dulce Nombre, atribuida a Pedro de Mena.
En el flanco occidental de la plaza se encuentra la Casa del Pósito (o popularmente la Cilla), original de finales del siglo XVI, edificada para albergar las cosechas y censos en especie de los duques de Osuna, que fueron los señores de la Villa. Su pétrea portada (barroca, del XVIII) muestra dos escudos en piedra, el de la izquierda con las armas de Pedro Téllez Girón (tercer duque de Osuna) y el otro el de su esposa Catalina Enríquez de Ribera y Cortés de Zúñiga. Tras haber servido como sede del ayuntamiento, ahora es Museo de Historia de Archidona.
Completa el espacio de la plaza el monumento erigido en 2004 a Blas Infante.
Doblamos por la calle Nueva, pasando junto a la Iglesia y Convento de Jesús y María de San Francisco de Paula, de la Orden de los Mínimos (más conocido como las Mínimas), bellísimo edificio de estilo barroco, levantado en 1551 sobre los espacios de un inmueble palaciego, propiedad del Conde de Ureña, y de una antigua ermita, la de Jesús y María. La iglesia es de los siglos XVII-XVIII (posee un retablo mayor del XVIII) y la torre data de 1789, realizada en ladrillo rojo con chapitel en cerámica policromada blanca y verde. Alberga una joya renacentista del siglo XVI, la "Virgen del Fuelle" (pieza consistente en un fuelle decorado con un relieve adosado de la Virgen con el Niño, en madera tallada). Según la leyenda de su retablo, fue rescatada en Flandes de manos infieles y donada al convento archidonés en 1736.
Hay que añadir que en este convento las religiosas venden exquisitos dulces artesanos (pestiños, cortadillos, polvorones de batata, rosquillas fritas, quesitos de almendra, mostachones rellenos, roscos de San Francisco, besitos, pez de Navidad...)
Finalmente, pasando por una pequeña placeta con una fuente de un solo caño que tiene un rosetón representando a un dios pagano (los Caños de las Monjas), entramos por la calle Empedrada en la
Plaza Ochavada, uno de los mejores ejemplos del urbanismo del barroco andaluz. En este lugar existía una zona insalubre que ocasionaba problemas higiénicos a la población, por lo que se proyectó la construcción de la plaza, diseñada por dos maestros locales (Antonio González Sevillano y Francisco Astorga Frías) con planta octogonal y una decoración diferente para cada una de sus ocho fachadas de ladrillo rojo y cal, mezcla entre el urbanismo francés y la tradición mudéjar. Se edificó en 1786 y pronto se convirtió en el centro administrativo de la Villa, donde se instaló el Ayuntamiento, habiendo tenido a lo largo de su historia diferentes usos (musicales, conciertos, obras literarias o corridas de toros -en 2010 se decidió recuperar la celebración de espectáculos taurinos en la plaza).
No se me ocurre mejor emplazamiento para dar por concluida esta ruta que en este icono emblemático de Archidona (y donde aprovechar para tomarnos unas “gordas”).
Waypoints
Puerta del Sol
De doble planta, con arco de herradura apuntado al exterior (enmarcado por un alfiz) y de medio punto interior, y cubiertas abovedadas. Realizada en mampostería y ladrillo en las esquinas
Ermita de Gracia
Tuvo cinco naves paralelas entre sí, apoyadas sobre gruesas columnas sin basa
Iglesia Parroquial de Santa Ana (ss.XVI-XIX)
Portada con escudo papal (siglo XVIII). Torre triangular rematada por un chapitel con cubierta escamosa de tejas vidriadas en blanco y verde
Iglesia de la Victoria (ss. XVI-XVII)
De tres naves separadas por arcos de medio punto con gruesos pilares, la central cubierta por una bóveda de cañón. Portada principal (a los pies de la iglesia) de estilo manierista, con pilastras almohadilladas que sostienen un dintel adovelado con clave saliente y un amplio entablamento en el que cabalga un frontón partido con hornacina. La espadaña se levanta sobre un extremo de la fachada, con dos arcos gemelos de medio punto flanqueados por pilastras sobre las que va un entablamento y frontón partido, coronado con jarrones. En el centro se alza un segundo cuerpo con arco rematado por frontón y enmarcado por volutas. Cimborrio de planta octogonal
Convento de Jesús y María de San Francisco de Paula (Las Mínimas)
De una sola nave con bóveda de cañón con arcos fajones trilobulados. Portada de piedra gris enmarcada en juegos de ladrillo visto y mampostería enlucida. Torre de formas ochavadas elevada sobre un zócalo pétreo, con ladrillo rojo en su fuste y apliques ornamentales de cerámica vidriada, y chapitel escamoso de tejas vidriadas en blanco y verde
Comments (1)
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Menuda pareja de senderistas!!!!