SL-MU 23 Sendero Marina de Cope (Águilas)
near El Cantal, Murcia (España)
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Trail photos
Itinerary description
Un paseo precioso junto al mar, dentro de ese pequeño paraíso que es el Parque Regional Cabo Cope y Puntas de Calnegre, en el término municipal de Águilas.
La ruta arranca en la Playa de la Galera, donde encontramos el cartelón informativo. En esta playa destaca una roca en el agua donde anidan numerosas aves.
Nos dirigimos hacia el oeste por el camino de tierra. Las vistas de la línea de costa son sencillamente increíbles, con la mole del Cocón de Cope dominando el territorio.
En nuestro cómodo transitar se suceden, una tras otra, mil calas y playas, cada una más atractiva que la anterior. Compartimos las marcas blanquiverdes de sendero local con las blanquirrojas del GR 92.
Llegamos a un alto que sirve de mirador natural (Cala del Pocico Huertas) y donde ha sido instalado un panel que marca las distintas cumbres que tenemos a la vista hacia el este.
A menos de kilómetro y medio un poste informa de una bifurcación. En este punto nuestra ruta se hace circular. Escojo seguir a la izquierda, junto al mar y con el GR 92. El paisaje no varía, pero tampoco cansa. Hace calor y el día es radiante. El mar está movido y las olas golpean las rocas una y otra vez.
Otro poste nos avisa de que debemos dejar la costa y el GR para girar 90° a la derecha, hacia el interior y perpendiculares al mar. La ausencia de arbolado es total. Aquí sólo prosperan el esparto y otros arbustos.
Llegamos a las ruinas de una casa, que el mapa del IGN llama Pocico del Animal. Justo aquí viraremos a la derecha. Más adelante un panel nos habla de un fallido proyecto de instalación de una central nuclear en este paraje, aún en tiempos de dictadura. Un orificio del que mana agua termal, un pequeño oasis vegetal en el que habitan incluso ranas.
Regresamos al poste de la bifurcación para cerrar el tramo circular. Desde aquí se emprende la vuelta por el mismo camino de la ida, pero como el calor aprieta decido hacer una pausa para darme un baño en una pequeña playa donde el oleaje llega amansado.
Tras la reconfortante parada me pongo en marcha para hacer este último kilómetro bien fresquito.
Insisto, es una ruta preciosa, corta y sin ningún tipo de dificultad, apta para todo el mundo y perfecta si vas con peques.
La ruta arranca en la Playa de la Galera, donde encontramos el cartelón informativo. En esta playa destaca una roca en el agua donde anidan numerosas aves.
Nos dirigimos hacia el oeste por el camino de tierra. Las vistas de la línea de costa son sencillamente increíbles, con la mole del Cocón de Cope dominando el territorio.
En nuestro cómodo transitar se suceden, una tras otra, mil calas y playas, cada una más atractiva que la anterior. Compartimos las marcas blanquiverdes de sendero local con las blanquirrojas del GR 92.
Llegamos a un alto que sirve de mirador natural (Cala del Pocico Huertas) y donde ha sido instalado un panel que marca las distintas cumbres que tenemos a la vista hacia el este.
A menos de kilómetro y medio un poste informa de una bifurcación. En este punto nuestra ruta se hace circular. Escojo seguir a la izquierda, junto al mar y con el GR 92. El paisaje no varía, pero tampoco cansa. Hace calor y el día es radiante. El mar está movido y las olas golpean las rocas una y otra vez.
Otro poste nos avisa de que debemos dejar la costa y el GR para girar 90° a la derecha, hacia el interior y perpendiculares al mar. La ausencia de arbolado es total. Aquí sólo prosperan el esparto y otros arbustos.
Llegamos a las ruinas de una casa, que el mapa del IGN llama Pocico del Animal. Justo aquí viraremos a la derecha. Más adelante un panel nos habla de un fallido proyecto de instalación de una central nuclear en este paraje, aún en tiempos de dictadura. Un orificio del que mana agua termal, un pequeño oasis vegetal en el que habitan incluso ranas.
Regresamos al poste de la bifurcación para cerrar el tramo circular. Desde aquí se emprende la vuelta por el mismo camino de la ida, pero como el calor aprieta decido hacer una pausa para darme un baño en una pequeña playa donde el oleaje llega amansado.
Tras la reconfortante parada me pongo en marcha para hacer este último kilómetro bien fresquito.
Insisto, es una ruta preciosa, corta y sin ningún tipo de dificultad, apta para todo el mundo y perfecta si vas con peques.
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