SL-MU 24 Camino de la Romería (Águilas)

La verdad es que no es una ruta memorable, pero es entretenida y la he disfrutado, aunque se hace un poco larga para tratarse de un sendero local, pero es lo que pasa cuando las rutas son lineales. Aún tengo pendiente el PR-MU 113 Camino del Agua, que son dieciocho kilómetros sólo de ida y sin las derivaciones.

Este Camino de la Romería sigue, al parecer casi con exactitud, el itinerario que anualmente recorre la Romería del Rocío en el mes de mayo. El eje principal es la Rambla de Minglano de Cañarete, que recorreremos prácticamente de principio a fin. Bueno, de fin a principio, y viceversa.

El panel de ruta está en la Playa de Poniente, junto al cuartel de la Guardia Civil. Tomamos la calle Iberia para dirigirnos al oeste hasta los últimos metros de la rambla, que desemboca en el mar en este punto.

Caminamos en paralelo a ella hasta las inmediaciones de Mercadona, donde nos incorporamos a la rambla y cruzamos bajo la carretera. Este punto es algo confuso y falta señalización, así que atentos al track para no errar. Hay que tomar el camino de la derecha, pegado a unos invernaderos, la gran invasión de estos terrenos sobreexplotados.

El camino se estrecha antes de sacarnos a una carretera sin tráfico por la que avanzamos con más invernaderos a la izquierda y las vías del tren a unos cien metros a nuestra derecha. Nuestro camino pasa junto al Puente del Abad, y dejaremos el asfalto para pasar bajo el puente, nuevamente en la Rambla de Minglano de Cañarete.

En el puente vemos escrita la firma: ABAD E.N. BAZÁN, la empresa que lo hizo. Al otro lado se abre un anchísimo cauce que va a ser nuestro compañero durante un buen rato.

El paisaje es diáfano y podemos ver sierras a media y larga distancia. La aridez del terreno ofrece un paisaje extraño e hipnótico. El suelo está trufado de una extraña planta de la que sale una bonita flor blanca en forma de trompeta, así como unas llamativas bolas cubiertas de pinchos.

En un momento dado salimos de la rambla para avanzar por el camino paralelo a nuestra izquierda. Es indiferente, la rambla es perfectamente transitable. Eso sí, las marcas de SL brillan por su ausencia.

Llegamos a un azud. Aquí sí veo una marca pintada en una roca, pero por ese lado parece difícil salvar el murete debido a que el agua ha roto el suelo. Por la derecha, en cambio, un senderito nos permite superarlo sin mayores complicaciones. Aquí se encuentra un muro de contención pluvial.

Continuamos, viendo a lo lejos los pilares de la autovía. Al llegar a ellos descubrimos que hay agua. A partir de aquí es complicado andar por la rambla, así que el SL nos saca por la derecha. Este es otro paso confuso, ya que hay que cruzar junto a los pilares entre la vegetación. Atención a las marcas de SL en los pilares y en las piedras, así como al track, aunque lo cierto es que es el único paso posible.

Ya en el camino y fuera de la rambla salimos a unas casas y cruzamos una carretera con mucha precaución. Lo que queda de ruta discurre pegado a la autovía Lorca - Águilas. Vemos ya el Molino del Saltaor, y antes de alcanzarlo nos acercamos a la Pilica del Portazgo. Y es que esto es también vía pecuaria, y el portazgo era lo que los pastores debían pagar para poder transitar por determinados lugares.

El Molino del Saltaor fue restaurado en 2010, y el entorno habilitado como área recreativa. A su lado pasa alegre el agua de la Rambla de Minglano de Cañarete, que realmente nace unos metros más arriba como fusión de otras dos ramblas: la del Charcón y la de la Majada del Moro.

Lamentablemente el lugar está muy descuidado y lleno de basura. Las papeleras llenas, botellas y bolsas por todos lados, el molino, que se preparó para ser visutado, está clausurado, y es una pena.

Así, con este mal sabor de boca, inicio el regreso. La vuelta se me hace mucho más corta, y sin pestañear me veo entrando nuevamente en Águilas. Es octubre pero hace calor, hay gente en la playa, así que remato la ruta con un breve remojón antes de coger el coche y volver a casa.