Sodupe monte Eretza

Esta ruta la hemos hecho un día calmado y reluciente, después de unos días de tormenta y lluvia. Aproximadamente hacia las 10:43 horas (hora oficial del tren procedente de Santander) llegamos en ese tren a la estación de Sodupe. De allí y a esa hora iniciamos nuestra ruta dirigiéndonos por la carretera BI-3651 hasta el barrio de Iorgi. A unos 600 metros abandonamos la carretera para subir un camino asfaltado que entra por la izquierda y que según indica en poste de entrada va a Unzar, Lexartza y Eretza. Su pendiente es inicialmente alta durante unos 600 metros, hasta llegar a un par de casas unifamiliares aisladas en lo alto. A partir de aquí el piso ya no es asfaltado sino de tierra y piedra y su pendiente, si bien, constante es más suave. Prosiguiendo adelante unos 1,8 km, llegamos a lo que creemos un caserío (luego en mi casa, consultado el mapa, me quedo con la sospecha de que era la Ermita de Sta María Magdalena). Inmediatamente después vemos un poste indicador de direcciones, que en su base pone Lexartza. Seguimos de frente y, tras andar otro kilómetro y medio más, llegamos a otro cruce en un alto (¿collado de Arbori?), con la indicación de seguir por la derecha. A pocos metros adelante, cogemos otro desvío a la derecha y nos topamos de frente con la mole caliza de Aitzuri o Peña Blanca que nos tapona el paso a nuestra meta. El camino esquiva ese obstáculo subiendo por la izquierda por una senda en zigzag que nos lleva al refugio de montaña de la Berenilla o del monte Eretza (617 m.a.), ya en el área de los Llanos del Arbori. Unos 150 metros de subida más nos permite alcanzar una pista bien cuidada que seguimos equivocadamente por la derecha, cuando hubiéramos debido tirar directo por la campa que ascendía por la derecha siguiendo la línea límite del bosque de coníferas que también ascendía. Eso mismo haríamos dando un rodeo por el sitio llamado Fuente Espino Gunea, donde hay una fuente y merenderos. Pues bien, vueltos a la campa antes citada, tras una ascensión fuerte por la pradería de más de novecientos metros llegamos a la deseada cima. Las vistas desde ella son magníficas. Por el norte, El mar Cantábrico y Punta Galea, la ciudades del margen de la ría del Nervión, como más visible, Baracaldo llegándose a divisar, más al este, buena parte de Bilbao. También es muy visible el valle de Zalla. En cuanto a otras cumbres montañosas, son visibles, entre otros, el lejano Amboto, y los algo más próximos Ganekogorta y Gallarraga ya casi en el límite con Álava. Detrás de ellos al fondo el Gorbea. Por el Sur más al oeste el Castro Grande o Pico del Fraile y los Montes de la Peña son visibles. Los montes de Ordunte y el Zalama hoy con neveros, y después una serie de montes nevados de la Cordillera Cantábria próximos al puerto de los Tornos. Y, a continuación, siguiendo la fila hacia el norte podemos distinguir más próximo al mar el monte Cerredo que está por encima de Cerdigo y próximo a Castro Urdiales. Mi cámara no tiene una resolución de calidad que pueda hacer justicia a tan bellas panorámicas.
Disfrutado el paisaje, y tras tomar unas pequeñas provisiones que tengo y beber agua para recobrar fuerzas, inicio el descenso más o menos por donde subí hasta llegar a la Ermita de Santa María Magdalena, donde tomé un sendero en medio de un nutrido y espeso bosque. Me preocupó que el camino fuera hacia la izquierda un poco a contra marcha de la dirección que hasta allí había llevado. No obstante, seguí bajando hasta llegar al arroyo de El Grazal. Como había visto en las señales indicativas sabía que así la ruta hasta Sodupe se acortaba en más de un kilómetro. La bajada era por sinuosos y estrechos vericuetos a veces algo enfangados. Pero eso varió tan pronto como a los pocos minutos alcancé el arroyo. Además, poco después de cruzar un puente de madera sobre él, la dirección ya se orientó, siguiendo la de descenso de El Grazal hasta su llegada a Sodupe. En ese acompañar al arroyo intenté fotografiar las bonitas cascadas que veía a cada paso.