Soila (Izki) desde Antoñana
near Antoñana, País Vasco (España)
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Trail photos
Itinerary description
En poco más de 2 horas, subiremos y habremos bajado a este sencillo escarpe montañoso, dentro del parque natural de Izki, desde la localidad alavesa de Antoñana; custodiado en sus laderas por los ríos Ega y Sabando. Se puede acceder desde otras localidades próximas como Korres o Bujanda, pero nosotros elegiremos la anterior por presentar algunas características montañísticas muy peculiares en poco menos de 7 kilómetros.
Viniendo de la carretera de Santa Cruz de Campezo, aparcaremos el coche en un pequeño parking a mano izquierda a la entrada del pueblo. Viniendo de la parte de Azaceta, accederemos por la primera entrada, desde donde veremos enseguida la antigua estación del tren Vasco-navarro, convertida ahora en un pequeño centro de interpretación del mismo.
Atravesaremos la carretera por debajo por la vía verde del ferrocarril y tomaremos la pista bien marcada siguiendo en todo momento la senda "El Agin", inicio de este pequeño templo de la naturaleza. Con una correcta señalización y siguiendo sus bien situados círculos amarillos, nos adentraremos en esta entretenida e interesante ruta.
Tras recorrer los primeros 700 metros continuaremos por el camino de la derecha y tras llegar casi al kilómetro y medio habremos llegado al punto de inicio y final de nuestra circular. Siguiendo la ruta por nuestra derecha, accederemos de lleno a la zona boscosa, primero para encontrarnos con un majestuoso robledal, al que seguirá el encanto de las hayas a punto de cambiar de traje en la antesala de octubre. A partir de aquí, la senda ofrece alguna dificultad en su pendiente, encontrándonos con pequeños repechos en forma de escaleras naturales; pero no será por mucho tiempo. Enseguida ladearemos por estrecha senda la parte final de este precioso bosque, no sin antes mostrarnos un majestuoso tilo o un impresionante tejo. Las vistas hacia Tierra Estella o la Sierra de Codés, ya comienzan a desprender su encanto.
Llegaremos a la parte final con el encuentro de la zona rocosa. Una cuerda nos ayuda en la pequeña trepada, carente de dificultad pero de estimable ayuda en caso que la piedra esté mojada o accedamos en compañía de pequeños montañeros. La cuerda nos acompaña en el discurrir de los siguientes 100 metros. Quizás para prevenir el vértigo, más que por su dificultad. Llegado a este punto, nos permite asomarnos a la otra vertiente y contemplar el esplendor de Izki en todas sus vertientes. Justo alzar la mirada hacia el norte, nos permitirá contemplar de primerísima mano los tres grandes vascos, Aizkorri, Amboto y Gorbea. Al este, la Sierra de Cantabria hasta el final del Toloño. Seguiremos por senda estrecha, muy próximos al cresterío durante medio kilómetros, donde nos espera otra gran sorpresa, "El ojo del Soila", todo un regalo para la vista. Un escenario donde montañeros y demás transeúntes desean inmortalizar el momento. Bellísima y especial panorámica con el Yoar de telón de fondo. Tras salir del mismo, observaremos el vértice geodésico a unos cien metros. Hemos llegado a la cima del Soila (990 m.) junto a un bonito cortado.
Descenderemos de la cima por el lado opuesto, como si siguiésemos la senda que nos ha llevado hasta la cima. Debemos acercarnos a unos metros del cortado. La senda no tiene peligro, pero si vamos con menores extremamos precauciones. Ahora nuestra mirada se eleva hacia la proa de una abrupta e inclinada falla rocosa, .....es La Muela (1.055 m.), objetivo de nuestra próxima salida por Izki. Precioso mirador para apreciar otra jornada montañera, incluidos sus acantilados. Desde que comencemos la bajada y en este tramo en concreto, sugiero llevar el track encima con el fin de evitar sorpresas. La senda, cerrada y estrecha en todo momento, es más propia de jabalís; los bojes nos acariciaran a ambos lados e incluso tendremos que bajar la cabeza con el fin de evitar los estratos arbustivos. Pronto nos encontraremos con un ligero destrepe, de fácil pasaje y un pequeño descenso algo más inclinado hasta llegar a una pequeña cascajera. Intentaremos bordearla hacia la izquierda para introducirnos en un precioso bosque. Nada más entrar veremos nuevamente la señalización. Tomaremos la pista hacia la izquierda, ya sin pérdida y bien señalizado a partir de ahora hasta encontrarnos con el punto de inicio de nuestra circular. Momento para volver a recordar lo recorrido y poder contemplar el esplendor de curiosas especies de hongos y escuchar el golpear de las castañas en esta época otoñal. Ya casi al llegar, veremos alguna bifurcación en forma de bajada. Todas nos conducirán a Antoñana, con el viejo tren al fondo del mismo.
Viniendo de la carretera de Santa Cruz de Campezo, aparcaremos el coche en un pequeño parking a mano izquierda a la entrada del pueblo. Viniendo de la parte de Azaceta, accederemos por la primera entrada, desde donde veremos enseguida la antigua estación del tren Vasco-navarro, convertida ahora en un pequeño centro de interpretación del mismo.
Atravesaremos la carretera por debajo por la vía verde del ferrocarril y tomaremos la pista bien marcada siguiendo en todo momento la senda "El Agin", inicio de este pequeño templo de la naturaleza. Con una correcta señalización y siguiendo sus bien situados círculos amarillos, nos adentraremos en esta entretenida e interesante ruta.
Tras recorrer los primeros 700 metros continuaremos por el camino de la derecha y tras llegar casi al kilómetro y medio habremos llegado al punto de inicio y final de nuestra circular. Siguiendo la ruta por nuestra derecha, accederemos de lleno a la zona boscosa, primero para encontrarnos con un majestuoso robledal, al que seguirá el encanto de las hayas a punto de cambiar de traje en la antesala de octubre. A partir de aquí, la senda ofrece alguna dificultad en su pendiente, encontrándonos con pequeños repechos en forma de escaleras naturales; pero no será por mucho tiempo. Enseguida ladearemos por estrecha senda la parte final de este precioso bosque, no sin antes mostrarnos un majestuoso tilo o un impresionante tejo. Las vistas hacia Tierra Estella o la Sierra de Codés, ya comienzan a desprender su encanto.
Llegaremos a la parte final con el encuentro de la zona rocosa. Una cuerda nos ayuda en la pequeña trepada, carente de dificultad pero de estimable ayuda en caso que la piedra esté mojada o accedamos en compañía de pequeños montañeros. La cuerda nos acompaña en el discurrir de los siguientes 100 metros. Quizás para prevenir el vértigo, más que por su dificultad. Llegado a este punto, nos permite asomarnos a la otra vertiente y contemplar el esplendor de Izki en todas sus vertientes. Justo alzar la mirada hacia el norte, nos permitirá contemplar de primerísima mano los tres grandes vascos, Aizkorri, Amboto y Gorbea. Al este, la Sierra de Cantabria hasta el final del Toloño. Seguiremos por senda estrecha, muy próximos al cresterío durante medio kilómetros, donde nos espera otra gran sorpresa, "El ojo del Soila", todo un regalo para la vista. Un escenario donde montañeros y demás transeúntes desean inmortalizar el momento. Bellísima y especial panorámica con el Yoar de telón de fondo. Tras salir del mismo, observaremos el vértice geodésico a unos cien metros. Hemos llegado a la cima del Soila (990 m.) junto a un bonito cortado.
Descenderemos de la cima por el lado opuesto, como si siguiésemos la senda que nos ha llevado hasta la cima. Debemos acercarnos a unos metros del cortado. La senda no tiene peligro, pero si vamos con menores extremamos precauciones. Ahora nuestra mirada se eleva hacia la proa de una abrupta e inclinada falla rocosa, .....es La Muela (1.055 m.), objetivo de nuestra próxima salida por Izki. Precioso mirador para apreciar otra jornada montañera, incluidos sus acantilados. Desde que comencemos la bajada y en este tramo en concreto, sugiero llevar el track encima con el fin de evitar sorpresas. La senda, cerrada y estrecha en todo momento, es más propia de jabalís; los bojes nos acariciaran a ambos lados e incluso tendremos que bajar la cabeza con el fin de evitar los estratos arbustivos. Pronto nos encontraremos con un ligero destrepe, de fácil pasaje y un pequeño descenso algo más inclinado hasta llegar a una pequeña cascajera. Intentaremos bordearla hacia la izquierda para introducirnos en un precioso bosque. Nada más entrar veremos nuevamente la señalización. Tomaremos la pista hacia la izquierda, ya sin pérdida y bien señalizado a partir de ahora hasta encontrarnos con el punto de inicio de nuestra circular. Momento para volver a recordar lo recorrido y poder contemplar el esplendor de curiosas especies de hongos y escuchar el golpear de las castañas en esta época otoñal. Ya casi al llegar, veremos alguna bifurcación en forma de bajada. Todas nos conducirán a Antoñana, con el viejo tren al fondo del mismo.
Waypoints
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Badu denetarik: paisaia, arbolak, ondarea, bidexkak...