Sopeira y Llastarri, circular

Esta ruta circular parte de la localidad ribagorzana de Sopeira, situada a las puertas de un congosto espectacular donde se asienta la presa de Escales.

El pueblo se sitúa abigarrado en una ladera rocosa, a cuyos pies está el pequeño embalse de Sopeira y que confiere a su entorno mayor belleza si cabe. Dispone de una zona deportiva que parece a su vez un embarcadero, esta zona tan espaciosa es un buen lugar donde dejar el coche.

Se inicia dirección norte pasando por el Monasterio de Alaón, que es visitable aunque hoy no lo haremos.
Por la margen del embalse, un camino nos lleva hasta un bonito puente románico, afeado por la construcción de la central eléctrica de Escales.

Atravesamos el puente cambiando de margen, bordeamos la central y al finalizar el muro de hormigón tenemos un cartel que divide en dos el sendero: por la derecha nos iríamos a la Ubaga de Sopeira (la margen izquierda del pantano) y por la senda que asciende a la izquierda nos dirigimos al despoblado Llastarri.

Tomamos pues, esta segunda opción para ascender por un marcado sendero que no da respiro pero que con paciencia y tranquilidad lo haremos en una hora exacta desde el puente románico. A casi mitad de ascensión existe el llamado mirador de Sopeira, que realmente no aporta mucho a destacar, puesto que las vistas son muy buenas desde el alto. La clave para hacer esta subida en tan poco tiempo no es otra que la de no parar, subir poco a poco pero sin pausas.

Ya en el collado, hacemos una pequeña travesía por la cresta o divisoria, sorteando matorrales, alguna zarza y un par de peñones; finalmente alcanzamos las casas derruidas del despoblado y abandonado Llastarri, un lugar de paso de la ganadería que ascendía al pirineo en primavera, y que debido al caudal del Noguera Ribagorzana durante el deshielo les era imposible hacerlo por el congosto de Sopeira.

Visitado este recóndito lugar, iniciamos el descenso cometiendo un pequeño error en el WP 08, puesto que debimos tirar a la derecha en vez de izquierda para seguir la pista que desciende al valle. De tosas formas conseguimos enlazar por una senda medio perdida.

Por el único camino existente, descendemos un buen trecho hasta la ermita de Miralles, cuyas ruinas imponen por el gran tamaño del edificio, pero que desgraciadamente no ofrecen otro interés debido precisamente al mal estado que presenta, pues fue usada como corral.

Continuamos descendiendo hasta entrar en el barranco de Miralles, bueno al menos sus frescas aguas dan un poco de entretenimiento y despiertan la agilidad al vernos obligados a cruzarlo cuatro veces.

El camino pronto se aparta del barranco y suavemente baja a encontrarse con la ermita de San Antonio (en los mapas pone San Gregorio) a cuya vera existe una preciosa casa de piedra que no da muestras de estar habitada. Quizá sea una casa de colonias.

Desde la ermita es¡xiste un caminito o sendero bajo una linea de robles muy grandes, sin embargo la vegetación ha crecido tanto en este trecho que no tuvimos otra opción que cruzar el canal de Puente de Montañana y seguir el camino asfaltado paralelo al cauce.

Llegaremos a la base de la presa de Sopeira en la cual hay dos puentes para cruzar, enseguida a la derecha pillamos la senda y escaleras que nos permiten acceder directamente a la carretera N-230.

Por la margen de esta vía muy transitada, sin apenas arcén, andamos a toda prisa 300 m. hasta salir de ella por el acceso rodado a Sopeira, donde cerraremos esta circular bastante cómoda.