Soria. Paseo por el Duero.
near Soria, Castilla y León (España)
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Itinerary description
Al fin empezamos el viaje a Soria. Manuel ha organizado unos días de excelentes rutas, utilizando como base una preciosa casa rural en Cidones que Elvira y Quique, sus dueños, han convertido en un lugar muy acogedor. En este primer día completaremos el viaje hasta Soria con un recorrido semiurbano, visitando algunos de los monumentos más importantes de Soria (visita exterior sólamente en varios casos, porque en lunes cierran lugares tan señalados como San Saturio, San Juan de Duero o San Pedro), para seguir con una buena comida y recluirnos en la casa al anochecer.
Nos ponemos en marcha a las 7 de la mañana y a mediodía ya estamos aparcados al lado del río Duero, bajo el Parador Nacional y el parque del Castillo y muy cerca del puente metálico por el que hace años pasaba el ferrocarril que unía Soria y Castejón. Cuando salimos del coche, en una mañana avanzada bastante soleada, nos golpea un viento frío que es el santo y seña de este valle del Duero. El cierzo no es poca cosa en esta época, la temperatura que marca el termómetro es de 5 grados, pero en cualquier lugar a la sombra la sensación térmica es de estar a bajo cero, así que corremos a enfundarnos los anoraks y guantes antes de comenzar la ruta a pie.
Comenzamos a andar hacia el sur, por la ribera occidental del río, donde han instalado varias esculturas de piedra. Llegamos poco después a un puente sobre el río, que se encañona a partir de aquí; tras cruzar a la ribera opuesta, sobreelevadas en la ladera vemos unas cuevas protegidas por un enrejado y una escalera que sube hasta una notable edificación: la ermita de San Saturio, uno de los lugares más bellos que encontrará el visitante en Soria. La tradición dice que San Saturio fue un anacoreta visigodo que vivió en la cueva inferior en el siglo VI; sobre esa estructura se levantó posteriormente la ermita dedicada a San Miguel de Peñalba, que se derruyó en el siglo XVII, decidiendo la población reconstruirla; se supone que la entrada a la ermita estaba controlada por caballeros templarios que habitaban en el vecino monasterio de San Polo, y la planta de la iglesia superior es octogonal (como era habitual en el Temple, aunque su construcción es mucho más tardía). La iglesia tiene un soberbio emplazamiento, pero la sobriedad de sus paredes contrasta con el barroquismo del interior, sobre todo en sus frescos. Los lunes está cerrado, por lo que no pudimos acceder a su interior, aunque ya lo habíamos visto en otras ocasiones.
Al salir de San Saturio, comenzamos a ascender por la ribera oriental del Duero, pasando al pie de una pequeña sierra (de Santa Ana o de Peñalba), donde está el Monte de las Ánimas (que,sí, es el lugar donde Gustavo Adolfo Becquer situó el marco geográfico de la leyenda del mismo nombre), que es destino habitual de paseos locales siguiendo un sendero bien marcado que sale por la derecha de nuestro camino. Algo más adelante pasamos bajo los restos de un antiguo puente metálico del ferrocarril de Castejón, y pronto llegaremos a otro lugar emblemático de la ribera del Duero, el antiguo Monasterio de San Polo, ligado a los caballeros templarios de Soria y hoy en manos privadas, que lo han hecho habitable y, sin duda, la casa más envidiada y deseada de Soria. El camino pasa bajo un bonito arco gótico, y sigue hasta las cercanías de la N-234, donde nuestro camino gira hacia el borde del agua, en el lugar donde hay varios diques en relación con un molino existente en la ribera occidental. Nosotros seguimos por la ribera oriental y pronto llegaremos al puente mayor, aunque ahora se le denomina puente de piedra o puente medieval, de época románica, puesto que ya existía en 1157 y que contaba con 8 arcos y finalizaba en una de las puertas de la muralla de Soria.
Poco más adelante, hoy también cerrado, está uno de los monumentos más aclamados de Soria: el Monasterio de San Juan de Duero, levantado por los caballeros sanjuanistas en el siglo XII y que estuvo habitado hasta el siglo XVIII; su claustro es la parte más valorada por los expertos, aunque el conjunto tiene una gran importancia estilística, habiendo sido considerado el cuarto lugar más destacado del Románico español, tras San Isidoro, la catedral de Santiago de Compostela y la catedral vieja de Salamanca.
Desde aquí, a nuestra izquierda, sobre la ribera occidental vemos los restos de las murallas de Soria, y tras ellas vemos que la ribera ha sido acondicionada con unos cuantos pasos colgados sobre el acantilado del cañón, que permiten hacer una ruta circular de notable belleza. Esta es la ruta que seguimos, siguiendo las indicaciones de Manuel, por una bonita pista de tierra, próxima al río, hasta llegar a un conjunto de edificaciones donde estaba la Fábrica de Harinas que se hizo famosa por un conflicto de precios del pan hace ya unos cuantos años; no tiene mucho que ver, pero la historia que Manuel recuerda es interesante.
Seguimos adelante y llegamos a un puente, por el que cruzamos hacia la otra orilla, para luego dar la vuelta y volver por el camino peatonal construido sobre el pequeño acantilado rocoso que forma aquí la ribera occidental. Manuel, fuente inagotable de información de su niñez, nos muestra un peñasco (el Peñón), desde donde los más osados se lanzaban al río, con especial recuerdo para una figura casi mítica de aquellos tiempos, el Garrapincho, que aventajaba a todos en lo de arrojarse al río desde dicho peñasco.
Seguimos avanzando por los pasadizos artificiales hasta llegar a la pista de tierra que lo prolonga, y por la que llegamos a una puerta de la muralla, por la que entramos, al pie de la Ermita del Mirón, hacia la zona urbana donde se encuentra situada la Concatedral de San Pedro, otro de los monumentos más notables, e igualmente cerrado hoy. Aquí teníamos previsto desviarnos hacia el centro, para llegar a San Juan, Santo Domingo y el Palacio de los Condes de Gómara, cuya visita pensábamos incorporar en el itinerario, pero se ha hecho tarde y tenemos una reserva para comer, así que modificamos el itinerario previsto, para bajar de nuevo a la ribera occidental y seguir por ella hasta un antiguo molino, donde ahora hay un bonito restaurante que, naturalmente, está cerrado. Poco más adelante están aparcados los coches, y ahí termina esta ruta a pie, aunque con los coches cumplimos lo previsto y subimos a ver las ruinas del Castillo (de las que también se muestran algunas fotos) y el Parador, antes de comer, y tras el ágape pudimos completar la previsión de visita a monumentos de la ciudad, así que reservamos un hueco al final de las fotos para mostrar lo más interesante de esas visitas, aunque la ubicación de esos monumentos no se ajusta al punto donde está señalizado el waypoint correspondiente.
Nos ponemos en marcha a las 7 de la mañana y a mediodía ya estamos aparcados al lado del río Duero, bajo el Parador Nacional y el parque del Castillo y muy cerca del puente metálico por el que hace años pasaba el ferrocarril que unía Soria y Castejón. Cuando salimos del coche, en una mañana avanzada bastante soleada, nos golpea un viento frío que es el santo y seña de este valle del Duero. El cierzo no es poca cosa en esta época, la temperatura que marca el termómetro es de 5 grados, pero en cualquier lugar a la sombra la sensación térmica es de estar a bajo cero, así que corremos a enfundarnos los anoraks y guantes antes de comenzar la ruta a pie.
Comenzamos a andar hacia el sur, por la ribera occidental del río, donde han instalado varias esculturas de piedra. Llegamos poco después a un puente sobre el río, que se encañona a partir de aquí; tras cruzar a la ribera opuesta, sobreelevadas en la ladera vemos unas cuevas protegidas por un enrejado y una escalera que sube hasta una notable edificación: la ermita de San Saturio, uno de los lugares más bellos que encontrará el visitante en Soria. La tradición dice que San Saturio fue un anacoreta visigodo que vivió en la cueva inferior en el siglo VI; sobre esa estructura se levantó posteriormente la ermita dedicada a San Miguel de Peñalba, que se derruyó en el siglo XVII, decidiendo la población reconstruirla; se supone que la entrada a la ermita estaba controlada por caballeros templarios que habitaban en el vecino monasterio de San Polo, y la planta de la iglesia superior es octogonal (como era habitual en el Temple, aunque su construcción es mucho más tardía). La iglesia tiene un soberbio emplazamiento, pero la sobriedad de sus paredes contrasta con el barroquismo del interior, sobre todo en sus frescos. Los lunes está cerrado, por lo que no pudimos acceder a su interior, aunque ya lo habíamos visto en otras ocasiones.
Al salir de San Saturio, comenzamos a ascender por la ribera oriental del Duero, pasando al pie de una pequeña sierra (de Santa Ana o de Peñalba), donde está el Monte de las Ánimas (que,sí, es el lugar donde Gustavo Adolfo Becquer situó el marco geográfico de la leyenda del mismo nombre), que es destino habitual de paseos locales siguiendo un sendero bien marcado que sale por la derecha de nuestro camino. Algo más adelante pasamos bajo los restos de un antiguo puente metálico del ferrocarril de Castejón, y pronto llegaremos a otro lugar emblemático de la ribera del Duero, el antiguo Monasterio de San Polo, ligado a los caballeros templarios de Soria y hoy en manos privadas, que lo han hecho habitable y, sin duda, la casa más envidiada y deseada de Soria. El camino pasa bajo un bonito arco gótico, y sigue hasta las cercanías de la N-234, donde nuestro camino gira hacia el borde del agua, en el lugar donde hay varios diques en relación con un molino existente en la ribera occidental. Nosotros seguimos por la ribera oriental y pronto llegaremos al puente mayor, aunque ahora se le denomina puente de piedra o puente medieval, de época románica, puesto que ya existía en 1157 y que contaba con 8 arcos y finalizaba en una de las puertas de la muralla de Soria.
Poco más adelante, hoy también cerrado, está uno de los monumentos más aclamados de Soria: el Monasterio de San Juan de Duero, levantado por los caballeros sanjuanistas en el siglo XII y que estuvo habitado hasta el siglo XVIII; su claustro es la parte más valorada por los expertos, aunque el conjunto tiene una gran importancia estilística, habiendo sido considerado el cuarto lugar más destacado del Románico español, tras San Isidoro, la catedral de Santiago de Compostela y la catedral vieja de Salamanca.
Desde aquí, a nuestra izquierda, sobre la ribera occidental vemos los restos de las murallas de Soria, y tras ellas vemos que la ribera ha sido acondicionada con unos cuantos pasos colgados sobre el acantilado del cañón, que permiten hacer una ruta circular de notable belleza. Esta es la ruta que seguimos, siguiendo las indicaciones de Manuel, por una bonita pista de tierra, próxima al río, hasta llegar a un conjunto de edificaciones donde estaba la Fábrica de Harinas que se hizo famosa por un conflicto de precios del pan hace ya unos cuantos años; no tiene mucho que ver, pero la historia que Manuel recuerda es interesante.
Seguimos adelante y llegamos a un puente, por el que cruzamos hacia la otra orilla, para luego dar la vuelta y volver por el camino peatonal construido sobre el pequeño acantilado rocoso que forma aquí la ribera occidental. Manuel, fuente inagotable de información de su niñez, nos muestra un peñasco (el Peñón), desde donde los más osados se lanzaban al río, con especial recuerdo para una figura casi mítica de aquellos tiempos, el Garrapincho, que aventajaba a todos en lo de arrojarse al río desde dicho peñasco.
Seguimos avanzando por los pasadizos artificiales hasta llegar a la pista de tierra que lo prolonga, y por la que llegamos a una puerta de la muralla, por la que entramos, al pie de la Ermita del Mirón, hacia la zona urbana donde se encuentra situada la Concatedral de San Pedro, otro de los monumentos más notables, e igualmente cerrado hoy. Aquí teníamos previsto desviarnos hacia el centro, para llegar a San Juan, Santo Domingo y el Palacio de los Condes de Gómara, cuya visita pensábamos incorporar en el itinerario, pero se ha hecho tarde y tenemos una reserva para comer, así que modificamos el itinerario previsto, para bajar de nuevo a la ribera occidental y seguir por ella hasta un antiguo molino, donde ahora hay un bonito restaurante que, naturalmente, está cerrado. Poco más adelante están aparcados los coches, y ahí termina esta ruta a pie, aunque con los coches cumplimos lo previsto y subimos a ver las ruinas del Castillo (de las que también se muestran algunas fotos) y el Parador, antes de comer, y tras el ágape pudimos completar la previsión de visita a monumentos de la ciudad, así que reservamos un hueco al final de las fotos para mostrar lo más interesante de esas visitas, aunque la ubicación de esos monumentos no se ajusta al punto donde está señalizado el waypoint correspondiente.
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Moderate
Excelente ruta
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Delicioso paseo en la ribera del Duero
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Easy
trazado junto al Duero, Monte de las Animas , Ermita un aperitivo para recién llegados a Soria
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Easy
Soria monumental y el Duero. Excelente combinación.
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Easy
Ruta estupenda a la vera del Río Duero con información precisa en cada entronque de caminos. Temperatura ideal unos 12º C, al día siguiente 19 de enero de 2024 nevada espectacular en toda la ciudad….
Gracias por tu valoración.
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Easy
Ruta muy agradable al lado del rio Duero donde se disfruta de la naturaleza y la cultura. Muy recomendable
Gracias por tu valoración.