Subida a La Maroma por la cara sur

Impresionante ascensión a La Maroma (2069) por su abismal cara sur, siguiendo una de las aristas que separan los barrancos de la cabecera del río Almanchares. Es una ruta muy complicada, con muchas trepadas difíciles y expuestas, en la que no es aconsejable aventurarse sin la experiencia y las condiciones físicas y técnicas necesarias.

Partimos de Canillas de Aceituno donde dejamos aparcados los vehículos, ascendiendo por sus empinadas callejuelas hasta el Camino de la Casa de la Nieve, por el que subiremos hasta cerca del Collado de la Gitana. A unos 2.5 Km pasamos por la Fuente de la Rábita, de la que mana un escaso chorrito, suficiente para saciar la sed y llenar alguna botella si fuera necesario, aunque a esta hora de la mañana todavía no nos hace falta. Es el único punto con agua que encontraremos en toda la ruta.


Fuente de la Rábita

Poco más arriba comienza a asomar la parte alta de La Maroma y conforme nos acercamos se irá mostrando toda la imponente cara sur por donde subiremos.


Comienza a asomar la Maroma

Un poco antes de llegar al Collado de la Gitana, nos desviamos a la derecha por un sendero que cruza la cabecera del Barranco de Almanchares. Primero hay que bajar unos cien metros hasta el fondo del primer arroyo tributario, luego otros cincuenta hasta el segundo, y luego remontar otros tantos y volver a bajar hasta el tercero. Al cruzar este último ya podemos dejar el sendero y comenzar a subir por la arista. En nuestro caso, siendo una ruta exploratoria, hubo una desbandada general buscando cada uno la mejor vía de ascenso. A toro pasado podemos decir que es mejor tener paciencia y no abandonar el sendero hasta este punto que he descrito, si no queremos enmarañarnos cruzando varios barrancos por un espinoso aulagar y tener que subir por zonas más desagradables de piedra suelta. La arista, en cambio, es limpia y se avanza por ella sin dificultad –al menos al principio–, aunque hay que usar las manos en algunos pasos.


Subiendo por la arista

Poco a poco todos fuimos ganando la cuerda, y paramos un rato bajo los inmensos tajos para reagruparnos, aunque seguiremos bastante desperdigados hasta la cumbre, cada uno por donde mejor le parece, haciendo un barrido exploratorio de toda la zona –hubo tantas variantes como integrantes–. Es la ventaja de ir con un grupo donde todos sus miembros son perfectamente autónomos.


Cara sur de La Maroma

Esta arista no tiene una continuidad nítida hasta arriba, hay bifurcaciones que nos permiten elegir una vía u otra. En mi caso me ajusto a la izquierda para intentar salir lo más cerca posible de la cumbre, subiendo por lo más afilado. Algunos picachos tienen paredes muy lisas y desde abajo no se ve claro si se van a dejar trepar, pero con paciencia conseguimos salvar todos los pasos delicados. Eso sí, no es una ascensión para todos los públicos.


Arista en la cara sur de La Maroma

Hacia atrás, las vistas del Barranco de Almanchares flanqueado por la cuerda del Fuerte son también espectaculares.


El Fuerte y Barranco de Almanchares desde su cabecera

La arista es larga y muy entretenida de trepar, disfrutamos mucho de ella, aunque algunos pasos son complicados y expuestos y hay que tomárselos con calma. La piedra, en general, es firme y está bien agarrada, pero nunca debemos confiarnos, hay que asegurar cada paso tanteando bien la presa donde nos vamos a agarrar, porque si se desprende se acabó la fiesta. Es importante dejar espacio con el de delante, y no está demás llevar casco por si cayera alguna piedra.


Arista en la cara sur de La Maroma

Por donde yo subí, el último tramo se pone muy vertical, pero con buenos agarres, muy entretenido de trepar. El ritmo, claro, es muy lento, en este terreno no se trata de ir rápido, sino tranquilo y relajado, disfrutando de la experiencia.


Cara sur de La Maroma

El día está espléndido para andar por el monte, el cielo limpio, sin una gota de viento y la temperatura agradable, demasiado alta para estas fechas. Es raro disfrutar de un día así en La Maroma, donde casi siempre hay nubes enganchadas y hace viento y frío. Cuando llegamos al vértice, hay varios montañeros que han subido por diferentes vías, pero tampoco demasiados. Nosotros nos hacemos las fotos de rigor y damos buena cuenta de los bocatas.


Vértice de la Maroma

La bajada la hacemos por el sendero clásico de la Proa del Barco y el Collado de la Gitana, repitiendo el último tramo hasta el pueblo. Podríamos haber optado por un trazado completamente circular tomando el desvío que hay poco antes de llegar a la Fuente de la Gitana y que baja igualmente hasta el pueblo, pero teniendo en cuenta que vamos cortos de agua, preferimos pasar por la Fuente de la Rábita.


Comenzamos la Bajada

En la fuente –ahora sí– bebemos y rellenamos agua –yo me la he bebido casi toda–. Ya solo nos queda regresar por el cómodo sendero de bajada para disfrutar de una cerveza bien fría comentando la jugada con los compañeros. Una ruta realmente inolvidable, con un grupo insuperable, que habrá que repetir.


Cueva de la Rábita



Vídeo resumen