Subida a la Silleta del Padul y Piedra Ventana desde el Barranco de los Lobos (Otura)

Ruta por el extremo más occidental del Parque Nacional de Sierra Nevada, para subir al vértice geodésico de la Sierra del Manar (que en árabe significa Faro), la Silleta del Padul, y visitar a continuación la espectacular Piedra Ventana, con la particularidad de hacerlo desde Otura.

Iniciamos la ruta en la calle Barranco de los Lobos de la urbanización Santa Clara Golf (junto a la Villa de Otura, dejando la GR-30 por la salida Otura/La Malahá). Caminamos por la urbanización rodeando el campo de golf hasta un camino de tierra que sale a la derecha; este kilómetro y medio de asfalto se puede ahorrar aparcando más cerca de este camino, que discurre entre el barranco de Jurado y el de los Lobos. Tras otro kilómetro y medio de marcha llegamos a un camino bordeado de pinos, que seguimos a la derecha y después a la izquierda en el siguiente cruce. A los pocos metros salimos de la pista para caminar por el interior del Barranco de Jurado, que luego
dejamos para subir por la loma hasta nuevamente volver a la pista. Pocos metros después, la volvemos a dejar por un bonito sendero que, en subida, va adentrándose en el pinar; cuando éste se abre, continuamos por la senda de la derecha, hasta llegar de nuevo a la pista, junto a unas tierras de labor y ya a la vista del Cortijo del Manar (o de los Gabinos).

Ya junto al cortijo, volvemos a internarnos en el pinar por una vereda que nos lleva al sendero PR-A 73, para afrontar la subida final a la Silleta del Padul, que ya vemos sobre nuestras cabezas con sus dos espolones rocosos separados por un pequeño collado, asemejando una silla de montar.
El sendero, ahora por terreno despejado, sube en diagonal hasta el collado, donde nos recibe un cortante viento, casi helado. Sobre la plataforma rocosa de la derecha está la cumbre (1520 msnm), desde donde se tiene una visión panorámica de 360 grados que por sí sola justifica la subida: al sur, bajo nuestros pies, el Valle de Lecrín (destacando el pueblo de Dúrcal), cerrado por las Sierras de Lújar, Albuñuelas y Los Guájares; al este sobresalen las altas cumbres blancas de Sierra Nevada, desde el Veleta hasta el Caballo, bajo las que podemos ver los picos de media montaña de la Boca de la Pescá, el Trevenque y los Alayos; hacia el oeste surgen las cumbres de las Sierra Almijara (con la inconfundible silueta piramidal del Lucero), de Tejeda, de Loja, de la Parapanda y las Sierras Subbéticas; y finalmente, al norte, la Sierra Sur de Jaén, Sierra Mágina, Sierra Arana y la Sierra de Huétor. Bajo nosotros se encuentra el final de una línea divisoria de más de 80 kilómetros de longitud que va de la provincia de Almería al Puerto del Suspiro del Moro, delimitando las cuencas hidrográficas del Mediterráneo y del Atlántico.

Tras este deleite visual, bajamos por la vertiente sur siguiendo una vereda en dirección al Barranco de Peña Horadada, pudiendo contemplar un paisaje formado por arenales dolomíticos (donde crece una vegetación de escaso porte), conocido como los blanquizales. Llegamos a un cruce de senderos, donde tomamos el que sube a nuestra derecha, que en pocos metros nos lleva a Piedra Ventana; el de la izquierda, por donde continúa el PR, que rodea la falda del Cerro de la Silleta por su cara sur, es la "Verea o Camino de los Gudaris", así llamada porque fue construida -para realizar trabajos de plantación de pinos- en 1937 por soldados vascos prisioneros en la Casa Grande de Padul, campo de concentración donde malvivieron 14 meses (condenados a trabajos forzosos para "su rehabilitación social”).

Ya en Piedra Ventana, podemos admirar un enorme arco de roca caliza (de unos 15 metros de altura) suspendido sobre la falla de Padul, que enmarca el Valle de Lecrín. Tras la inevitable sesión fotográfica junto a esta joya geológica, volvemos hacia la Silleta (dejando a la derecha el Camino de los Gudaris, para otra ocasión), desde donde desandamos el camino hasta el Cortijo del Manar. A partir de aquí el resto de la vuelta la hacemos íntegramente por pista forestal (siguiéndola a la derecha al llegar al aljibe abrevadero de los Albatrales), cómodamente (salvo por el kilometraje acumulado en las piernas) en descenso.