Subida al Aljibe, desde La Sauceda (Los Alcornocales)

Trazado, en parte circular, que nos llevará en un día de diluvio , al techo del Parque Natural de Los Alcornocales, el Aljibe (1.091m), por su flanco norte desde las instalaciones ambientales de La Sauceda.

PARA REALIZAR LA SUBIDA AL ALjIBE ES NECESARIO EL PERMISO DE LA OFICINA DEL PARQUE NATURAL DE LOS ALCORNOCALES

Comenzamos la marcha desde el aparcamiento a las puertas de las instalaciones ambientales de La Sauceda, a medio camino en la carretera que une Puerto Gáliz y Jimena de Frontera.
Aunque el día amanece permisivo en cuanto a condiciones meteorológicas, se tornará a media jornada en un episodio de lluvias torrenciales que nos condicionarán la vuelta, dejando de lado algunos hitos marcados al inicio y ciñéndonos a recorrer la pista forestal de la SIerra del Aljibe hasta el punto de partida.
Pero el ascenso lo completamos según al plan previsto, comenzando por atravesar el paraje de la Sauceda, adentrándonos por la magnífica senda que arranca desde el mismo aparcamiento una vez pasamos junto la recepción de sus instalaciones.





Por ahora discurrimos por la senda que se dibuja paralela al arroyo de la Garganta de Pasadallana, en suave ascenso y a la espera de encontrarnos los primeros refugios ambientales de La Sauceda, sin duda, un lugar cargado de historia donde pasar unos días en desconexión del mundanal ruido.
 Pasamos junto a algunos refugios e instalaciones y nos encontramos un pequeño puente que nos lleva al otro lado del arroyo.





Cruzado el puente nos situaremos en el centro neurálgico, y emblemático de La Sauceda, los restos de la Ermita.
Una corta visita que nos llevará, sin duda, a la parte más pintoresca y mágica del recorrido, la subida por la vereda de la Garganta de Pasadallana.





Primero tendremos que abandonar La Sauceda por su acceso superior, pisando brevemente la vereda que nos lleva junto al arroyo, escueto caudal el que presenta aún en estas fechas, pero seguro que estas lluvias otoñales los animarán con creces.





Ahora la senda se define en ascenso por la frondosa y verde garganta, unas veces con tramos suavizados y otros donde ganaremos altura rápidamente.
Nuestro camino, siempre claro y balizado, nos llevará por el flanco de la garganta hasta enlazar con la pista forestal que recorre la Sierra del Aljibe, a la altura de un pequeño depósito de agua.




Sobre el camino, una señal nos indica el avance a nuestra derecha, corto paseo el que nos separa de la senda que nos permite completar la subida al Aljibe.
De nuevo, haciendo caso a las indicaciones, abandonamos el camino y emprendemos la segunda parte del ascenso, ahora por una senda más empinada, más frondosa y umbría, pero igualmente clara en su recorrido.





Sólo tendremos que prestar atención a dos cruces en nuestro camino de subida, el primero a la altura de un enorme tronco caído sobre la senda. Desde este punto realizamos un trazado lineal de subida al Aljibe, volviendo sobre nuestros pasos a este mismo punto.





Así, tomaremos para el ascenso la senda que pasa junto al tronco a nuestra izquierda, y tras remontar los últimos metros de ascenso a la parte alta de la sierra, cuando ésta pierde masa forestal y pasa a un manto de arbusto bajo que tapiza la loma, una bifurcación nos indica de nuevo a la izquierda para finalizar la subida al Algibe.





Caminando inmersos en la niebla empujada por un fuerte viento de costado conseguimos la cumbre de Los Alcornocales, el Aljibe, aunque sin las panorámicas de la selva del sur de Europa y todo aquello a más de 20 metros de distancia.
En la rápida estancia en la cumbre, nos dará lugar a visitar la Pilita de la Reina y poco más, emprendiendo la marcha de retorno bajo el temporal que arrecia.





Descendemos hasta el tronco caído, pero ahora continuamos de frente, con el fin de enlazar con la pista forestal de la sierra algo más al norte del punto donde la abandonamos en el ascenso.
Sobre el cómodo camino y bajo una lluvia incesante y torrencial, no nos quedará otra que no abandonarlo en el trazado de vuelta. Esta pista, con desniveles suaves y un agradable entorno, nos posibilita descender dando un rodeo sobre el Canuto del Moral, dejando de lado la visita a la Laguna del Moral por lo anegado del terreno.
Sin cambiar de tónica, pasaremos por las cancelas que atrincheran el camino y decantados por la vía directa de vuelta al punto de partida con el único fin de abandonar lo antes posible la sierra y las amenazantes tormentas.





Nos vemos en las montañas.