SUBIDA AL ASIENTO, RUTA CIRCULAR, BARINAS.

RUTA REALIZADA EL 07/12/2014
CÓMO LLEGAR: Por la CV-84 dirección Aspe. En la rotonda continuar por la CV-845, pasar por Hondón de las Nieves, Hondón de los Frailes y en la pedanía de Barbarroja entramos en la región de Murcia por la MU-410, pasar Macisvenda y llegar a Barinas. En el primer semáforo girar a la derecha por la calle de Los Carujos, a unos 70 metros hay espacio para aparcar.
ITINERARIO: BARINAS / CAÑADA DEL PELAO / RAMBLA / SUBIDA / COLLADO / VÉRTICE DEL ASIENTO / CUEVA DEL PINTAMONAS / CAUCE BARRANCO / FUENTE DEL ALGARROBO / BARINAS.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: SI. Al final de la ruta, en la Fuente del Algarrobo.
DISTANCIA: 10,4 KM.
TIEMPO: 03:50 HORAS
ALTURA MÁXIMA: 854 M. (V.G. del Asiento)
ALTURA MÍNIMA: 378 M. (Rambla)
DESNIVEL POSITIVO: 528 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 523 M.
DIFICULTAD: MODERADA.
LA RUTA: Hoy nos vamos a Barinas, en la provincia de Murcia pero a muy pocos kilómetros del límite con la provincia de Alicante, cerca del Hondón de los Frailes. Conocía el pueblo porque hace muchos años hubo un restaurante donde se comía marisco lejos del mar, pero nunca había reparado en su sierra, y hoy nos ha sorprendido.
Iniciamos desde la calle de los Carujos, el pueblo está sumamente tranquilo a estas horas. Al final de la calle enlazamos con un camino de tierra por el que nos alejamos del pueblo y entramos en campo abierto, con las primeras vistas de la Sierra del Cantón, y hacia atrás, la Sierra de la Pila, donde distinguimos sus dos picos.
Este camino se llama la Cañada del Pelao y nos adentra por campos de almendros, que sorprendentemente están con hojas verdes y brillantes; hace pocas fechas hubieron abundantes lluvias por la zona y luego días de calor, con lo cual los árboles se han confundido de estación.
La pista hace una curva a la izquierda junto a un bonito muro de piedra seca y en leve ascenso toma dirección a la sierra. Dejamos atrás una curiosa colina de forma cónica cubierta de matorral de esparto, es el Cabezo Molina (544 m.). El ambiente es fresco pero totalmente despejado.
Nos vamos acercando a una enorme casona derruida, donde el camino vuelve a girar a la izquierda encarando la sierra. Junto a la casa, y dentro de una valla, nos llama la atención un grupo de casas de madera, casi todas iguales y que están habitadas. Luego supimos que hace algunos años se fueron instalando una pequeña colonia de extranjeros, en busca del silencio y del sol más abrasador.
Ahora nos dirigimos hacia unas casas de campo que hay al principio de una rambla. Dejamos el camino y sin senda aparente, hay que estar muy atentos al GPS, ante la ausencia de marcas y señales. Nos elevamos por la izquierda y tenemos una espléndida visión de la Sierra de la Pila.
Accedemos a terrazas abancaladas poco cultivadas pero que inusitadamente, las lluvias y el calor, han tapizado con un verde manto de matorral espeso por donde tenemos que abrirnos paso. Una palmera nos resulta atípica en este paisaje. Llegamos a la pileta de una fuente de la que mana un hilillo de agua.
Evitamos la rambla por la ladera izquierda, dejando atrás las casas de campo. Aparece un viejo sendero que sigue subiendo entre los márgenes de piedra seca derrumbados por las lluvias y que tenemos que ir salvando; resecos troncos de almendros recuerdan que una vez fueron cultivados.
Un pequeño mojón marca el inicio de la subida. Cambia el paisaje, los pinos, carrascas, lentiscos y sobre todo el esparto, inundan la falda de la sierra. El sendero se pierde enseguida y volvemos a estar atentos al GPS, de todas formas, lo mejor es subir a la izquierda del cauce de la torrentera, sorteando la vegetación.
Es un trabajoso desnivel que a cambio nos proporciona preciosas vistas del entorno y de las sierras próximas. Esquivando los matorrales nos vamos elevando hasta alcanzar el collado que está más a la derecha, es un pequeño rellano despejado.
Obtenemos gratas panorámicas de los alrededores y de Barinas a nuestros pies. Girando un poco más, nos parece ver al fondo, el reflejo del Embalse de la Pedrera por detrás de la Sierra de Orihuela. Por nuestra derecha afrontamos el repecho que nos queda hasta la cumbre.
Tampoco hay una senda clara, pero el matorral de esparto es fácil de eludir, nos acompañan achaparrados pinos que el viento no deja crecer. El desnivel vuelve a ser exigente y entre respiro y respiro, admiramos la Sierra del Cantón y la d’Algaiat, ahora más visible.
Como era de esperar la sierra nos engaña y aparece otra loma, con razón no lográbamos ver el punto geodésico. Tomamos aire contemplando la Pila, y damos el último empellón mirando una gran cantera de mármol, para llegar a la cumbre.
El Asiento (854 m.). Vistas panorámicas de 360º en un precioso día soleado. Buscamos un resguardo donde poder almorzar los dos trozos de coca salada, fruta y té. Después intentamos encontrar la Cueva del Pintamonas que parece estar cercana, pero desistimos.
Iniciamos el descenso por la derecha, cresteando entre los pinos sin bajar demasiado, y siempre atentos al GPS que nos marca el inicio de la bajada. Desde arriba se ve como un suave lomo a la derecha de una vaguada, descenderemos por él sin meternos en la vaguada hasta el final marcado en el GPS.
La vaguada es el inicio de una estrecha rambla torrencial, con muchos vestigios de haber sido terrible su caudal en las últimas lluvias. Tenemos que caminar por su lecho que resulta muy entretenido, pero con pocos obstáculos que salvar ya que las aguas lo arrastraron todo.
Es un largo recorrido muy salvaje y agreste, con un encanto especial, si nos gusta un poco de aventura. El pétreo lecho de la rambla está limpio de tierra y arena, que han sido arrastradas; solo en los troncos de los pinos quedan zarzas y ramas enganchadas.
Poco a poco se apacigua su desnivel, las laderas se amplían, y su lecho pasa a ser arenoso y de aluvión. De almendros secos pasamos a otros con hojas y algunos olivos. La rambla se ensancha y por un camino a la derecha conectamos con una pista asfaltada.
Vienen algunas fincas y un núcleo de casas de campo. Llegamos al Algarrobo con su famosa fuente. Llama la atención su letrero anunciando agua no potable, y varios coches aparcados con gente rellenando botellas de plástico con el preciado líquido.
Un poco más abajo hay un pequeño lavadero con agua clarísima. Seguimos bajando por la pista asfaltada con la vista puesta en Barinas al alcance de la mano. Tenemos una imagen distinta de la Sierra de Barinas y entramos al pueblo por la parte alta, con la imagen del Corazón de Jesús vigilando la población.
Sorprendente y agradable excursión la que hemos realizado. Aunque la califico de moderada, si no se es conocedor de estos terrenos o en el manejo del GPS, su cualificación pasaría a ALTA.