Subida al Costa Cabirolera

Ruta circular desde Coll de les Bassotes pasando por:
- Pas dels Cortils
- Font dels Cortils
- Pic de Costa Cabirolera
- Pas del Cabirol

Vaya por delante que este es un track modificado, al haber sido grabado malamente y luego ha tenido que ser completado gracias al compeGPS. Pero la ascensión, y la descripción, son reales 100%. Al lío.
Busquemos el pueblo de Saldes en el GPS y pongamos rumbo hacia allí. Algo después sale una pista que sigue subiendo a los pies del macizo de Pedraforca, con dos picos que parecen el ojo de Saurón. A la altura del mirador de Gresolet el asfalto se acaba y la pista se hace de tierra, salvo algún surco de los que se hacen para que el agua salga de la pista, no hay problema en meterse con cualquier coche por ahí. En el collado de Bassotes, donde hay un panel informativo, hay ancho suficiente para poder dejar el coche. Por cierto, detrás del panel se ve la cresta de nuestra cima.
Hay una pista señalizada con puntos rojos y marcas de PR que gana altura a la derecha del panel. Va haciendo zetas mientras sube por la ladera; alguna se puede acortar y otras, mejor que no. Y recordad cerrar los pastores eléctricos a vuestro paso.
Al llegar a una (falsa) pradera hay una bifurcación, y tiramos a la izquierda, buscando un portillón que nos asoma al valle. El sendero que baja es un poco escarpado, hay que olvidarse de los bastones y usar las manos. Es poco trecho.
Vamos bajando, que allá a lo lejos se ve un pilón escalonado: una fuente, buen sitio para retomar fuerzas y líquidos, aunque sin sombra. Algo más allá, tras una cresta, hay una cabaña/refugio. Apuntado queda. El camino sigue por la ladera contraria a la que hemos bajado, ganando altura suavemente. Alguna bifurcación hay; se acaban encontrando más adelante. Y se llega a una pradera justo debajo de la cresta del costa Cabirolera.
Para alcanzar la cresta toca subir por otro trozo muy empinado. No muy expuesto, pero cansa. Último gran esfuerzo y alcanzamos la cresta. Desde ahí vemos el aparcamiento donde dejamos el coche, y el imponente macizo de Pedraforca. Pero lo importante está hacia arriba; la cumbre ya se ve. Y arriba, pues hay poca cosa: una cruz hecha con material de fontanería. Un pequeño buzón montañero. Y un vértice geodésico tirado por los suelos. Y algo más grande: la satisfacción de haber conquistado el techo de Barcelona.
Tras las fotos de rigor, lo suyo sería volver por donde se ha venido. Pero decidí seguir un track que volvía por otro sitio, para conocer algún acceso distinto. En qué hora...
Empiezo bajando por la cresta, pero sigo recto, sin desviarme, hasta pasar bajo una peña y entonces sí, entonces giro a la izquierda para llegar al fondo del valle. Hay un montón de senderos marcados por vacas, o por rebecos, alguno salía huyendo ante mi presencia. Este sendero está muy poco marcado, sólo por hitos y tampoco está muy claro. A veces hay que usar el cauce ahora seco de un arroyo. Se va bajando, y hay un bosque a la izquierda que vamos a tener que cruzar. Y se cruza cuesta arriba, por un sendero mal marcado, que lleva a confusiones, a buscar hitos, a explorar entre árboles y arbustos, y cuando al fin se corona la ladera y se vuelve a ver el aparcamiento el sendero ha vuelto a desaparecer. La bajada ya se convierte en un acto de fe y orientación para volver a encontrar el sendero que nos devuelva al aparcamiento... Desde luego, mejor hacer ida y vuelta por el mismo camino.