Subida al mirador de la Plana, vértice geodésico Salinas, barranco de la Sal y barranco de la Morera, desde Cadrete

Me acerco en furgoneta hasta Cadrete, donde aparco al lado del cementerio. En este mismo lugar, comienzo a caminar por la pista asfaltada, que serpentea hasta alcanzar la cuesta del antiguo vertedero, donde la pendiente se acentúa, con rampas cercanas al 10%, que se reduce al llegar al punto, donde desemboca la pista que viene del castillo de de Qadrit, donde el asfalto da paso a la tierra.

Unos metros más adelante, la pendiente de nuevo se acentúa, estoy en la zona conocida como la cuesta de Juan Vela, con pendiente de hasta el 8%, desde la que disfruto de las vistas hacia los barrancos que surcan esta zona de las Planas, el Moncayo y al otro lado, la ciudad de Zaragoza, que en días despejados, tiene como telón de fondo, la sierra de Guara y el Pirineo, mientras las abundantes cogujadas montesinas, se posan cerca.

A mitad de la subida, alcanzo una zona de falso llano, que recorro sin prisa, observando los contrastes que ofrece esta zona, en muy poco espacio, por un lado, un terreno típicamente estepario y por otro, pequeñas manchas de pinar, que ponen la nota de color.

Después de casi un kilómetro, acometo el tramo final de la subida, donde de nuevo la pendiente aumenta, con rampas de más del 7%, pero los aerogeneradores, ya indican el final de esta, echando otra mirada a los surcos que han formado los diversos barrancos que desembocan cerca de María de Huerva, mientras de fondo, con algo de nieve, destacan las sierras zaragozanas de Algairén y Vicort.

En poco más de una hora, alcanzo el mirador de las Planas, donde hoy las vistas son parciales, donde destacan las de la sierra de Alcubierre y al otro lado, asoma el vértice geodésico Salinas, al que me acerco por un bonito sendero, desde el que disfruto del Moncayo, cubierto prácticamente por el blanco elemento.

En vez de regresar sobre mis pasos, continúo bordeando un campo, hasta alcanzar la entrada de la senda del Nisupu, aunque antes de bajar por ella, me acerco al vértice geodésico Salinas (oficial), que se encuentra a un centenar de metros, para acto seguido, volver a la senda, por la que desciendo con cuidado entre una mancha de pinos, por una senda resbaladiza y con pequeños escalones, desde la que disfruto de las vistas.

Unos metros más abajo, cuando el bosque desaparece, alcanzo una bifurcación: izquierda barranco de la Morera, recto barranco de Enmedio y derecha, barranco de la Sal, opción que elijo para continuar por las crestas del Nisupu, hasta localizar a mano derecha, marcada con un hito y un palo, la senda de bajada al barranco de la Sal, por la que desciendo rápidamente, hasta el lecho del barranco, que en este tramo, es bastante estrecho y donde rápidamente localizo, la mina de sal, en cuyo interior hay un pequeño lago.

Luego, continúo por el lecho del barranco, que en este tramo se ensancha un poco más, salvando algunas zonas con agua, hasta enlazar con el barranco principal, el barranco de las Salinas, por el que sigo observando las diferentes formas, que los elementos han ido esculpiendo la roca.

Casi en la desembocadura con el barranco de la Morera, aparece un tímido sendero, que me permite salvar un resalte, por el que desciendo al barranco de la Morera, por el que podría continuar por su lecho, aunque después de un par de semanas de lluvias, estará con mucho barro, así que prefiero continuar caminando por un sendero, que va por la parte superior del barranco, hasta desembocar de nuevo en el cauce del barranco de la Morera, por el que avanzo, observando varios petroglifos que han grabado en la roca.

A medida que voy avanzando, el barranco se va abriendo, divisando ya la población de María de Huerva. En vez de regresar por el camino principal, nada más salir del barranco, tomo a mano derecha una senda, por la que avanzo entre viejos campos de cultivo, dejando a mi espalda el Castillo de Al-Marya, hasta desembocar en la calles de Cadrete, por las que llego al cementerio, cerrando está interesante circular.