Subida al Peñón del Mediodía por Los Horcos y vuelta por el puerto del Peón y la lagunilla del Cura

Salimos del kilómetro 6 de la carretera de la plataforma y tomamos el PR-AV-18 hacia el puerto del Peón. Como a 100 metros del inicio tomamos una pista que sale a mano izquierda y va subiendo y, describiendo un par de revueltas, desemboca en otra pista (también podíamos haber tomado esta pista un poco más adelante) por la que continuamos a la izquierda.
Con buenas vistas sobre La Mira, los Conventos y la Garganta de la Covacha llegamos al collado del Charco (que tenía agua) y tomamos la pista a la derecha (de frente sigue por la Cañada de los pastores hacia Valdeascas).
Un repecho más adelante hay que estar atento a los hitos a mano derecha (se ven muy bien) por donde sale el camino de los Horcos, que nos lleva sin pérdida al Mojinete o Morrito Covacha, con unas vistas inolvidables.
Continuamos el camino, ancho y bien despiornado, que sigue ascendiendo hasta el Llano del Peñón del Mediodía. Aquí ya vemos el vértice geodésico, y aunque el último trecho está algo más cerrado de piornal, es bajito y hay hitos, así que se llega bien.
Después de admirar las vistas hacia El Arenal y el valle del Tietar, aunque el día está algo calimoso, regresamos hasta el Llano y bajamos al Puerto del Peón por su camino.
Aquí comemos, con vistas al Espaldar de Galayos y a las Canales Seca y Reseca. Volvemos por el PR-AV-18 y, antes de cruzar la Garganta, me desvío hacia la lLaguna del Cura, un enclave todo paz, y que nunca había visto con tanto agua. Por esta parte la señal de wifi se perdió y aparece una recta en algunos tramos, aunque no hay mayor complicación.
Descolgandome por varios prados, siguiendo traza de sendero e hitos dispersos, alcanzo el vado de la Covacha justo cuando desemboca en ella la Garganta de los Conventos. El vadeo de gargantas no es mi especialidad, y mucho menos con las crecidas primaverales, pero no me apetecía llegar hasta el puente de hormigón que hay en el Corral de la Covacha, por lo que me acabo quitando las botas, y bien fresquita alcanzó la otra orilla y el PR donde me esperaba mi compañero de ruta.
Sólo hay que seguir el camino para volver al parking del Cerro del Durazno donde comenzamos la ruta.