Subida al pico de la Aguiana tras el incendio

Salimos desde la tenada que hay en la carretera que lleva al Campo de las Danzas, pocos kilómetros después de dejar atrás Villanueva de Valdueza.
La pista (por la que puede circular un todoterreno) nos lleva en sentido descendente durante un rato, pero luego comienza una subida continua, hasta llegar al pie de la formación rocosa que parece sostener el pico de la Aguiana, llamada los Doce Apóstoles.
Esta pista por la que hemos subido ha servido de cortafuegos este verano, en el terrible incendio que ha asolado las laderas de los Montes Aquilianos. Hacia nuestra derecha, todo quemado; hacia nuestra izquierda, bosques cubriendo las faldas de las montañas; y, en un pequeño claro, el pueblecito de San Adrián de Valdueza. Afortunadamente, los helechos han comenzado a teñir de verde el suelo calcinado; también hemos visto algunos brotes nuevos de roble. ¡Lástima de la repoblación con pinos! Una vez más se cumple la amenaza del refrán: la avaricia rompe el saco...
Llegados a los Doce Apóstoles, dejamos la pista que nos conduciría a Montes de Valdueza, para iniciar la ascensión a la cima de la Aguiana. Una estrecha senda, totalmente visible en estos momentos, después de que el incendio haya arrasado totalmente la vegetación arbustiva que cubría la ladera, nos llevará hasta la cima. Hay que tomarse con calma la subida; cada vez se vuelve más empinada y, tras un falso llano, cuando parece que ya se ha llegado a lo alto, queda el "premio" final: un tramo de un cortafuegos, casi vertical, de los que quitan el resuello. La cima de la Aguiana, con su ermita en ruinas, se ve a tiro de piedra y se llega a ella fácilmente, llaneando.
La bajada la hacemos a las bravas, tirándonos por un cortafuegos de gran verticalidad, no apto para los que tienen miedo a los resbalones o para los que sufren de menisco. Ese cortafuegos, que baja hasta el Campo de las Danzas, enlaza en un punto con otro cortafuegos, por el que seguimos descendiendo, hacia nuestra derecha, hasta un punto en el que abandonamos el cortafuegos para dirigirnos, ahora a la izquierda, al merendero ubicado en la carretera del Campo de las Danzas. Buscábamos la fuente que hay en ese lugar; afortunadamente, a pesar de la sequía, corría un hilillo de agua suficiente para llenar nuestras cantimploras.
Las vistas durante el descenso, siempre maravillosas, producen hoy una tristeza inmensa; los bosques están totalmente calcinados.
A partir del merendero bajamos ya por la carretera (es rarísimo cruzarse con un vehículo) casi hasta llegar al lugar donde dejamos el coche; para los metros finales volvemos a coger una senda empinada, a la derecha de la carretera, que nos deja en el punto de inicio de la ruta.
Cuatro horas y medio de duro recorrido, nos hacen calificar la ruta como "difícil".