Subida al pico Noez, 1.043m. Noez, Toledo. 12/02/2022

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Subida al pico Noez, 1.043m. Noez, Toledo. 12/02/2022

En esta ocasión, el grupo templario, reunido casi en su totalidad, decidió subir el otero Noez aprovechando que era el segundo sábado de febrero, previo al cristiano día 14 que conmemora el amor y la afectividad universales y al que, el avispado Isidoro Álvarez, supo volver a paganizar, a mayor gloria de su proyecto comercial.

Este cerro, aislado en mitad de esta parte toledana de la llanura manchega, es el producto de millones de años de paciente trabajo de la naturaleza que, merced a las distintas durezas que la roca ha presentado al hielo, a la nieve, al agua, al sol o al viento, han conseguido que esta extensa llanura esté salpicada de estas islas que emergen, aquí y allá, del enorme mar de tierra.

Se puede subir cómodamente en coche hasta la cima pero el grupo templario, por razones obvias, eligió subirlo a pie por una de sus vertientes más abruptas. Y a cada paso del ascenso ir descubriendo esa perspectiva única que de estos picos manchegos se espera: docenas de pueblos en 360º, incluida la capital, y cientos de tonalidades de tierra que, en esta época, van de toda la gama de ocres a verdes intensos, sin duda una delicia para los ojos de un pintor. Y para los artesanos de las fragancias la del tomillo y la del cantueso serán, con seguridad, las mejores que hayan podido disfrutar. Y para colmar los sentidos, los almendros, acaso con más de un mes de antelación, aportaron a la caminata esa delicada flor única, fugaz, intensa, exquisita … el invierno ¡ay! este año ha sido demasiado benévolo.

En la cima, con punto geodésico incluido, no en vano es la cota más alta de la zona centro de la provincia de Toledo, una rosa de los vientos, tallada en una piedra de granito, nos señala los cuatro puntos cardinales y los puntos geográficos más destacados. La vista se pierde en el horizonte… montes y pueblos se confunden, lástima que la calima del día desdibujara esa línea mágica que marca la tierra y el cielo y que todo montañero quiere acariciar siempre desde las alturas, superadas con el afán de su esfuerzo y que son el alimento de su alma.

Y el broche de oro lo puso un magnífico ejemplar de la reina de los cielos, una águila real que justo encima del grupo quiso coger una térmica y en sucesivos círculos fue tomando altura para así alcanzar la siguiente, y después la siguiente, acaso persiguiendo esa llamada que sólo Dios entiende.

Andar es vivir; vivir es andar.

No dejemos que el Mal, que en estos momentos atenaza trágicamente nuestra sociedad, nos impida caminar. Y caminar siempre en compañía, para llegar más lejos!!