Subida al Pico Peñafiel

La subida al Pico Peñafiel puede ser bastante ardua por lo que no se la recomendaría a alguien que no esté habituado al senderismo.

También he de decir que es una de las más bellas que haya hecho por la zona porque aparecen paisajes nada típicos de nuestra región.

Empieza en el puerto del Milagro donde se puede aparcar el coche perfectamente. Tomamos la segunda senda de la izquierda que comienza con una ligera subida. En esta parte el camino es un poco incómodo ya que las piedras están sueltas.

Pasamos un paso canadiense y veremos a nuestra izquierda la puerta de "Los Gatoneros de la Morena". Seguimos el camino hasta llegar al segundo paso canadiense. En esta parte, el día que hice la ruta, hacía mucho viento y tiene que ser algo común de la zona ya que la vegetación es baja, los árboles parecen no crecer debido al azote que sufren.

Más adelante, los alrededores cambian de nuestro típico monte mediterráneo a un paisaje más bucólico, quizá más típico de zonas más al norte como el sur de Salamanca o norte de Cáceres con prados verdes (en primavera al menos). Al no haber un bosque cerrado, no da la sensación de estar en el monte pero cuidado, las subidas por aquí son bastante más empinadas de lo que parecen.

Pronto llega a una carretera que hemos de tomar por unos metros hacia la izquierda, el este. Esta zona se conoce como El Avellanar y continuamos hasta llegar a una subida de tierra que sale de la izquierda con carteles sobre programas europeos de reforestación. Seguiremos este nuevo camino y llegaremos a una puerta con un torno para poder pasar.

El camino es ya todo el rato de subida. Pasa por diferentes arroyos con árboles jóvenes plantados en sus orillas rodeados de barras para que no se los coman los herbívoros.
Hay buenos pinares que se notan cuidados por la mano del hombre.

Empiezan a desparecer los árboles altos y el brezo domina la vegetación que en primavera pintan el paisaje de rosa.

Es entonces cuando llegaremos a un cruce de caminos. El de esta ruta es el de la izquierda que sigue subiendo al Pico Peñafiel, que ya se vislumbra claramente.

Los robles (o rebollos o melojos) comienzan a dominar la vegetación y se pueden escuchar los picotazos de pájaros carpinteros.

Pronto aparece una cadena cortando el camino. Después de ella, veremos una pista que nos lleva a la derecha y aquí comienza la subida más fuerte.

La pista forestal de repente se transforma en senda estrecha pasando por retamas, por hierbas altas, por canchales de piedra, pero están muy bien indicadas tanto por hitos creados por compañeros senderistas como por el trasiego de los visitantes.

En un principio da la sensación de que el punto geodésico va a estar a nuestra izquierda, haciendo pensar que nuestro camino no es el correcto, pero resulta que ese punto está totalmente al final del cerro.

Para llegar a el, hemos de trepar por las rocas. Yo no soy muy buen trepador y sufro un poco de vértigo pero con cuidado y paciencia se puede llegar. Alguien más ágil no tendría problemas y animo al que se considere un poco torpón que lo intente ya que merece la pena.

Desde arriba se ve todo el valle del Bullaque con el pantano de la Torre de Abraham, conocido también como el pantano de la Boca la Torre que ahora mismo está hasta arriba.
Una vez hecha la ruta me enteré que aquí hay un aljibe natural. Si podéis buscadlo, yo no lo vi...

Una vez disfrutadas estas vistas tan espectaculares, volvemos por nuestros pasos. Dejamos atrás la cadena n el camino, continuamos por el robledal de los pájaros carpinteros y, por fin llegamos al cruce anterior. Para volver al coche, puedes ir por la derecha y retomar el camino inicial o seguir todo recto a una nueva subida. Esta zona se conoce como la Cerecera. A lo alto se puede ver una casa con la bandera de España. Pinos y brezos son los protagonistas de esta parte aunque también lo eran las procesionarias así que mucho cuidado si vais con perros ya que estaban amontonadas en mitad del camino.

Subimos hasta la casa y vemos al fondo lo que parece una torre de vigilancia. Id atentos por esta zona ya que se pueden ver rapaces y grandes herbívoros. La pasamos y encontraremos una senda que sale a nuestra derecha.

Para mi comienza la parte más bella de la ruta.

Comienza como una pista forestal pero rápidamente se convierte en una vereda estrecha que te lleva a través de un bosque cerrado. Hay una gran cantidad de pinos, de jaras y de retamas pero también había multitud de flores estacionales por doquier.

La senda baja y baja. Pronto encontraremos la puerta con el torno que habíamos cruzado antes pero esta vez aparecemos por fuera, no tenemos que cruzarla.

A partir de ahora, seguimos el mismo camino que hemos hecho hasta el aparcamiento. ç

Bajamos por el camino de tierra, tomamos la carretera hacia la derecha y giramos en el primer camino ancho que vemos a nuestra derecha para bajar por la campiña bucólica, pasar los pasos canadienses y llegar al coche.