Teguise - Arrieta (Cerro Terroso - Pico de Maramajo - Peña Guantevén - La Triguera - Hoya de Castro - Tabayesco) 17102022

Partí desde el Ambulatorio de Teguise, en la parada de guaguas, y me fuí por la calle Gadifer de la Salle pasando frente al Instituto en dirección a la Vega de San José. Pasado el centro educativo el camino se adentra en la Vega pero después de un rato aparece un desvío a la izquierda que va ascendiendo por la ladera de La Montaña hasta dejarte en lo alto de la misma. (Antes hay otro desvío que empieza cementado y que lleva a la zona de Chimia).
Alcanzas la meseta que corona La Montaña y se comprueba el triste abandono de un grupo de palmeras que expiran gélidamente doblándose sobre sí mismas. El espectáculo lo proporciona el aspecto de las fincas en desuso que nos trajo el paso de “Hermine” y que nos muestra una estampa preciosa, casi mágica, una sonrisa verde como reacción agradecida al agua que la regó tras el paso de la tormenta tropical.
Continuo por el borde de La Montaña que da a la Vega de San José hasta alcanzar el Cerro Terroso, aquí las vistas se complementan con los acantilados del macizo de Famara, el Archipiélago Chinijo y las miradas a Las Laderas, las montañas de Soo y El Jable. Las viviendas de la urbanización Los Noruegos están cubiertas por una suave bruma que hace que la estampa sea aún mas impresionante.
Llego a Morro Alto y en vez de seguir hacia El Lomo de La Casa desciendo hacia la Vega (el día se presenta largo con muchas subidas y bajadas) para por la pista de tierra acercarme a la ladera del Barranco de Maramajo.
Toca subir, después de la contemplación, hacia el Pico de Maramajo. La subida tiene algo de pendiente y el terreno es arenoso pero no da muchos problemas, alguna pausa hay que hacer para contemplar las vistas. La mirada hacia Morro Alto permite ver el trazado del camino que acabamos de pasar y unas bonitas vistas de las montañas de Tinajo en las que destaca Tamia, también las de Soo y la zona de El Jable.
Alcanzo el Pico de Maramajo y me voy por la pista en dirección a la Ermita de Las Nieves.
Al llegar a la Ermita, justo en las inmediaciones del cartel de la ruta GR-131 hay una camino que gira a la derecha (tiene una cadena), en dirección a la Peña de Las Nieves y a la ladera de El Valle de Abajo (Los Valles); por ahí me fui con la idea de alcanzar el Lomo de Los Cardos pasando por los nacientes de los dos valles (el de abajo y el de arriba). De nuevo impresiona el verde que cubre casi todo, La Peña de Guantevén estaba reluciente con ese verde maravilloso de los veroles y de los cerrajones, hay muchos Ajos Porros (Scilla latifolia) y algunos adornando el entorno con sus preciosas flores.
Alcanzo la Peña del Pico y desciendo por su parte trasera, por la La Triguera. Hay un camino que parte de la carretera (LZ-10) y que se adentra en la zona para luego convertirse en vereda que continua bajo la peña hasta descender al cauce. Yo deje la vereda porque tenia curiosidad por ver esta parte en la que nunca había estado, me fui descendiendo aprovechando las terrazas y observando “el patio” y sin muchas dificultades llegue igualmente al cauce. Por el camino logre visualizar un grupo de membrilleros con sus frutos aún pequeños pero con futuro, siempre me recuerdan a mi madre que le encantaban.
Antes de descender habia visualizado la vereda que ascendía por la ladera de enfrente hacia Los Tablones, así que localizada la misma inicie el ascenso. Es mas llevadero que el que baja de la Peña de Perdomo y sube a la de Gopar, así que la subida fue un paseo relajado observando Tenegüime.
Llegue a Los Tablones y me dio por pasear por la trasera de la Peña de Gopar para acercarme al Cortijo de Albarrán y de nuevo descender. Ahora tocaba alcanzar el cauce del Valle del Palomo bajando por el pequeño barranco que nace desde este Cortijo situado entre las Peñas de La Iglesia y la de Matamoros. Esta parte la había hecho en dos ocasiones pero siempre en subida así que la bajada no me presentó muchas dificultades, la vereda está muy clara, se nota que es zona de transito de ruedas (bicicletas y motos) por la hondura de la huella en la vereda. De nuevo el verde acompaña y relaja el descenso.
Llego al cauce del Palomo y al mirar a la ladera descendida vuelvo a impresionarme por la alfombra verde que cubre casi toda la ladera, sobre todo la que está bajo la Peña de Matamoros.
Pero hay que llegar a casa y queda mucho trote aún. Así que cruce el camino y me fui hacia la Hoya de Castro, entre las Peñas de La Gallina y la de La Pequena. Esta vez repetía la subida pero, para no reiterarla mucho, lo hice un poco mas abajo, sobre las fincas que en su tiempo servían de sustento al tal Castro (me imagino). La subida hacia la Pequena se me complico un poco (es más fácil por arriba) pero logre alcanzarla y atravesar la pequeña meseta que da paso a Suerte de Los Negros.
Llegue a la vivienda que sirve de apeadero (es un decir) para descender por la Escalerita hacia Tabayesco. Un poco de descanso y de avituallamiento para afrontar la ultima parte de la jornada.
Con la mochila a la espalda y los bastones en la mano empecé el descenso con cuidado, ya ando un poco cansado. La vereda vuelve a estar marcada por las rodadas así que no hay pérdida, muchos tramos de tierra y algunos con piedritas sueltas que pueden provocar resbalones pero se va zigzagueando hasta la carretera LZ-207 y por ella a Tabayesco. Como ya estaba cansado de pisar piedras me fui para Arrieta por el asfalto firme y liso de la carretera hasta la zona de El Cortijo y llegar a la playa.