Tejos centenarios de la Montaña Palentina. PR-P 03: Sendero de la Tejeda de Tosande

El valle de Tosande es un reducto lo suficientemente aislado y alejado de núcleos de población que ha permitido la existencia de especies raras de flora y abundante fauna. El valle es atravesado por el arroyo del mismo nombre, pero lo más singular son sin duda sus numerosos ejemplares de tejos, algunos milenarios.
El tejo es un árbol de por si escaso de forma natural. En la Montaña Palentina se encuentra disperso y es rara la ocasión en que se encuentran varios ejemplares juntos. Si ya es raro encontrar tejedas, más raro es todavía encontrar ejemplares con la talla y el porte de los tejos de Tosande, alguno de los cuales alcanzan diámetros de metro y medio. Por todo ello esta tejeda está considerada como una reliquia de la era terciaria, una verdadera joya botánica merecedora de los esfuerzos y atenciones necesarios para su conservación.

La variedad de ecosistemas que alberga este valle escondido propicia una fauna asimismo variada y abundante. Los frutos de hayas y robles proporcionan alimento a especies como el Jabalí y el Lirón. Abundan el Ciervo y el Corzo, que se alimentan de los brotes tiernos de los tejos, poniendo en peligro la regeneración de la especie.
Entre las aves podemos destacar los Mirlos, Zorzales, Callaba gris y Curruca zarcera. También rapaces como el Buitre, el Azor, el Águila culebrera y el Cárabo.

La ruta es muy sencilla, pero hay que tener en cuenta que tiene alguna rampa muy dura para subir a la zona de los tejos, siempre por terreno sencillo eso sí.
En la zona superior han colocado unas pasarelas de madera a modo de escaleras, no se si para facilitar el acceso o para conservar el suelo. Lo mejor de la ruta es el mirador del Valle de Tosande, una maravilla para pararse a observar la preciosa montaña Palentina