Tellego y picos Castiellu, Gato, Bustiellu y el fallido Magarrón

Dejamos el coche en el único sitio que encontramos para aparcar en Tellego, al lado de la capilla de San Pedro.
Subimos por cómodo y bonito camino, empedrado en algunas zonas, que transcurre por un túnel de avellanos casi hasta que llegamos al collado que hay entre el pico Castiellu y el pico llamado “El Castiellu” por el mapa del IGN.
Subimos primero al pico “Castiello” rodeando una gran finca de praderia cerrada con alambres. Desde lo alto tenemos a nuestros pies Santa Eulalia de Morcín y al fondo a la izquierda vemos el imponente Aramo y a la derecha La Mostayal, precedida del macizo del Monsacro.
Regresamos sobre nuestras pisadas hasta el collado y allí nos encontramos con un ganadero que acababa de soltar sus cabras y mastines por la zona, quien nos indicó un sendero de animales bien pisado y marcado que nos llevó cómodamente hasta la cima de “El Castiellu” primero y después hasta la cima del Gato, que tienen buenas vistas a su alrededor.
La bajada del Gato se hace en dirección a la casa rural perteneciente a Cristina la del famoso restaurante de Tellego. Esa bajada es empinada, con terreno calizo puntiagudo y con huecos que resulta incómodo de bajar. Al llegar a la casa rural vamos por asfalto durante unos 600 metros hasta llegar a una cómoda pista que nos subirá hasta la base del pico Bustiello, pico solitario y puntiagudo que tiene buenas vistas sobre el terreno que recorrimos y a su alrededor.
Después de bajar del Bustiello seguimos por pista de hierba hasta el collado que hay debajo del pico Magarrón. Desde allí seguimos por camino ancho y desbrozado hasta llegar a la base del Magarrón. Buscamos camino de subida y lo único que encontramos fueron difuminadas sendas de animales que transcurrían entre cotoyas de dos metros que se metían las unas sobre las otras y que además estaban llenas de artos que las atravesaban a la altura de la cabeza, del pecho, de la cintura y de los pies, había tantísimos artos que resultaba imposible apartarlos o partirlos con los bastones. En alguna ocasión hubo necesidad de sacar la navaja para poder partir los artos que nos aprisionaban. Después de agotador esfuerzo, cuando quedaban menos de 50 metros para la cima que veíamos, decidimos abortar en vista de lo que teníamos delante. Hasta que no desbrocen esta subida no recomiendo a nadie meterse en este cotoyal.
La vuelta la hicimos sobre nuestros pasos pero en lugar de subir al pico el Gato regresamos por cómoda praderia y camino por la base del Gato