Tenegüime - Valle del Palomo 13102020

El barranco de Tenegüime, declarado paisaje protegido por la ley de Espacios Naturales de Canarias en 1994, resulta uno de los enclaves más misteriosos de la isla. Su carácter responde a un panorama de fuertes contrastes donde el ambiente seco de su base acoge diferentes hábitats naturales como el Tajose y numerosas especies vegetales como los Veroles, las Tabaibas, las Lavándulas y el Romero Marino. Se pueden observar también aves como el Cernícalo. La majestuosa instantánea desde su cumbre resalta por la riqueza colorista que se funde en una inclasificable mezcla cromática: el ocre, las verdes palmeras y piteras, las flores rosa de los veroles (junio-julio), las piedras liquenadas de ese suave verde orégano…
Su atractivo radica en ser un barranco excavado por la erosión del agua durante millones de años en la parte geológica más antigua de la isla: el macizo de Famara. Se trata de un barranco de trazado rectilíneo en el que la erosión del agua ha ido excavando la secuencia completa de los materiales que componen el macizo de Famara, drenando hacia la vertiente oriental del mismo.
Es una visita que frecuento por lo impresionante que me resulta, todo ese cúmulo de rocas tan bien colocaditas y las dimensiones del cauce impactan. Hoy quería aventurarme a entrar en él por alguna de las salidas que se observan cuando estas dentro.
Desde Guatiza fui hasta el cementerio de Santa Margarita y una vez ubicado en el aparcamiento, me pertreché para el suave ascenso que presuponía me esperaba.
Empecé la subida por la carretera del Mojón (LZ-406) para pasar después al Lomo de Ballón y Montaña Temeje, fui bordeando el barranco por su parte izquierda y siempre por lo alto. Cuando llegue a la altura del parque eólico empece a tantear las posibilidades de entrar, desconocía la ubicación exacta de las posibles entradas pero tenía claro que tenía que ser pasado el ascenso complejo que hay en el cauce y que esta por esta zona. Una vez decidido bajé por uno de los barranquillos que vienen del parque eólico y entre de lleno en el barranco.
Me adentré sorteando las posibilidades que me brindaba el camino hasta llegar a la vivienda en el lateral izquierdo del barranco. La casita esta en lo alto y había que ascender hasta ella pero antes me “entretuve” haciendo el indio por el lateral derecho del barranco. Una vez saciada la curiosidad (en negativo, di la vuelta) hice lo que sabía que funcionaba y me dirigí a la casita, allí sopesé las diferentes opciones de continuar (ya se me había acabado el plan) y me decidí por acercarme a la parte de la Triguera donde están las cuevas (excavaciones hechas por nuestros antiguos que servían de refugio y/o de silo para almacenar “el trigo”) y ver la posibilidad de ascender hasta ellas. Llegue a la triada maldita (hay que hacer un esfuerzo para sortear este cruce de barrancos) y ascendí por la ladera derecha, paré, miré, hice fotos, di por terminado el plan y continué subiendo hasta el Lomo del Toscón.
El regreso a casa con la misión “satisfecha” lo hice por el barranco vecino, el del Valle del Palomo. Aquí no hay mas que seguir el camino observando los alrededores, esto está bonito después de varios días de lluvias, pero ya se sabe lo que llueve en la isla y por tanto las pocas posibilidades de verlo en todo su verdor. Hay un tramo que siempre me corto para ahorrarme el esfuerzo pues ya estoy de regreso (hace años que no subo el barranco, siempre es de bajada) pero siempre termino en el camino. Llegamos a la presa, la cruzamos y descendemos hasta Matos Pardos por la ladera de los parapentistas. Camino por el camino en dirección a Tabayesco y me desvío hacia la granja de gallinas para seguir el cauce del barranco de Señá Luciana hasta La Garita.