Tenesar

SENDEROS DE GLORIA (XXXIX)
Después de tantos años y gracias a Esther, ayer descubrí un lugar nuevo para mí, de esos que no están en las habituales y concurridas rutas de los turistas.
Muy cerquita de Tinajo, en la costa, se encuentra Tenesar. Un pequeño pueblecito construido sobre el mar y al que uno llega como de puntillas para no provocar ningún tipo de contaminación que perturbe la existencia de sus privilegiados habitantes.
Aprovechando la tarde nublada y la excelente temperatura, realizamos un delicioso paseo de unos tres kilómetros tomando el sendero que, entre la lava, discurre a la izquierda del poblado mirando al mar, mientras algunos parapentes, a nuestra espalda, sobrevolaban la cercana montaña que protege el Caletón de las Ánimas.
Durante un gran tramo del camino costero, algunas viviendas aisladas y construidas sobre las rocas provocan mis más insanas envidias, ya saben, esas envidias cochinas que (al menos yo) no puedo evitar ni en mi versión más generosa.
Si se detienen a mirar las fotos que acompañan a este texto, advertirán que en una de ellas no pude reprimirme para detenerme a recitar los versos del famoso poeta noruego Øyvind Berg y que dicen:
Som dypt selvopptatt
produsent av offentlig ømhet
stikker du mine to hoder sammen:
Det slue oppe og det dumme nede
og begge har kameleontunger
og ingen veit vilket som
snakker høyt
Realmente no sé si este poema viene al caso porque no tengo ni puta idea de lo que significa, ni tampoco conozco la obra de Øyvind Berg pero, al ver la pose que presento en la fotografía, esta fue la primera gilipollez que se me ocurrió. Espero que sepan disculparme.
No dejaré pasar mucho tiempo para regresar a Tenesar e ir un poco más allá por el sendero que me llevó hasta la Playa de los Calladitos y que continúa bordeando una costa muy especial de este mágico territorio lanzaroteño.