Tesoros de las Merindades: Desfiladero de la Canaleja, Cascada de Tartalés y las Cuevas de los Moros. Siguiendo el PRC-BU 180

Volvemos a visitar las maravillas naturales que nos ofrecen las merindades en un frío día de invierno, con 1 grado a las 10:30 de la mañana. Dicen que es bueno para el cutis pero la madre que le parió que frío ;-)

En esta ocasión recorremos una precioso itinerario que nos permitirá descubrir tres de los tesoros de esta zona burgalesa, como lo es el Valle de Valdivielso.
Utilizando esta ruta se puede añadir las cimas de San Lázaro y San Mamés, que ya hice pero desde la vertiente Norte.
En ese caso habrá que añadir aproximadamente 1h más a la presente ruta, aumentando el desnivel en unos 250m.

Desfiladero de la Canaleja
Se trata de una estrecha y preciosa garganta esculpida por el Arroyo de San Pedro en su paso desde la Sierra de la Tesla hacia el valle. Hasta bien entrado el siglo XX, la estructura de la zona suponía un obstáculo para las comunicaciones entre Burgos y los puertos del norte. Bajando del Páramo de Masa por el Puerto del Almiñé, el llamado Camino de la Lana, los transportistas debían superar la sierra. Para ello, existió desde tiempo inmemorial un paso por el llamado Portillo de Medina, un pequeño collado en la parte central de la sierra. Partiendo de los pueblos de Tartalés de los Montes y Arroyo de Valdivielso, los caminantes atravesaban la Tesla por este agreste paso de montaña. Al otro lado por su ladera norte, aún perduran los restos del castillo de Urría (también llamado de Montealegre), a modo de vigía de este histórico a importante paso.

Cascada de Tartalés de los Montes
La tortuosa carretera de acceso a Tartalés de los Montes desde Hoz de Valdivielso nos ofrece, en su tramo final, el sobrecogedor espectáculo del túnel "artesanal" excavado en la roca y una preciosa cola de caballo de unos 35 metros de altitud.
Aún pueden verse, junto al inicio de la cascada, los restos del camino imposible que debía emplearse en el acceso al pueblo hasta que mediado el pasado siglo los propios vecinos horadaron el túnel.

Cuentan algunos lugareños que la cascada nació de las lágrimas de un gigante que vivía en estas montañas al comprobar que su hija se había fugado para ver mundo. Incluso hay quien cree adivinar en las formas de estas peñas los perfiles del gigante.

Cuevas de los Moros
La primera explicación aparentemente lógica para estas 16 oquedades alineadas en la dirección Este Oeste es que se trate de una necrópolis medieval. Sin embargo, su tamaño relativamente grande y el hecho de que estén excavadas en vertical y en materiales calizos duros coincide poco con los estándares de este tipo de yacimientos.
Por otro lado, la apariencia de las mismas y algunos indicios hace pensar que tal vez estuvieron integradas en algún tipo de construcciones que acabaron colapsando dejando solo la parte excavada en la roca.

Lo que sí que es evidente es que el emplazamiento no está escogido al azar, pues desde el mismo se disfrutan de unas excelentes panorámicas del valle de Valdivielso. Para añadirle algo más de enigma, según parece hasta hace unos 100 años existió una ermita a los pies de la peña que pudo tener vinculación con el monasterio de San Pedro de Tejada, y hay quien ha escrito que en el lugar se levantaba una antigua ciudad.