Toledo, desde el rondo de la Ermita de la Bastida y la Senda Ecológica 2019-04-17 10:15

Hora Inicio: 04/17/2019 10:15
Hora Fin: 04/17/2019 12:29
Distancia recorrida: 10,3 km (02:13)
Tiempo en movimiento: 01:51
Velocidad media: 4,6 km/h
Vel. en Mov.: 5,51 km/h
Velocidad Máxima: 23,84 km/h
Altura Mínima: 421 m
Altura Máxima: 557 m
Velocidad Ascenso: 494,5 m/h
Velocidad Descenso: -506,7 m/h
Ganancia Altitud: 524 m
Pérdida Altitud: -549 m
Tiempo Ascenso: 01:03
Tiempo Descenso: 01:05

.

Descripción General
En dos rutas anteriores he mostrado la belleza de mi ciudad Toledo desde el entorno del conocido paraje protegido del “Valle”, que nos daba todas la siluetas de la cara sur de la ciudad, desde el puente de Alcántara hasta el puente de San Martín, pasando por la rivera alta del rio Tajo a través de la senda ecológica, pudiendo contemplar además en la distancia la sierra de Gredos y la de Guadarrama, todo un espectáculo poco conocido por la mayoría de los toledanos.
En esta ruta quiero mostrar las siluetas de la ciudad en su cara norte desde el puente de San Martín hasta el Hospital de Tavera, aprovechando un entorno también bonito como es la Ermita de la Bastida, de conocida romería entre los toledanos de cierta solera, y la parte final de la senda ecológica que discurre por el margen del Tajo en su encuentro con los restos de la antigua Fábrica de Armas (hoy Universidad).

Descripción de la ruta
Esta la iniciamos como las dos anteriores desde la Puerta del Cambrón, en dirección al puente de San Martín que pasamos, para cruzar la carretera de la Puebla CM-4000, tomando en este punto la acera en dirección hacia el puente nuevo. A unos 500 metros tomamos el desvio de la izquierda marcado con una placa como camino de la Bastida. Este es el antiguo camino que pasando por los “cigarrales” de la zona llevaba hasta la Ermita de la Bastida. En su inicio hay unas cuantas casa nuevas que han sustituido a las viejas de toda la vida, ocupadas en el pasado en su mayoría por las personas que cuidaban estas conocidas residencias. Una vez pasado este tramo el camino retoma a su fisonomía original perdiendo el asfalto de hormigón, para estrecharse y trascurrir por pequeñas rocas, es una ligera subida entre las paredes medio derruidas de viejos Cigarrales, para mi con cierto encanto que evoca el pasado.
Pasado este tramo llegamos a la conocida carretera de la Bastida que cruzamos, para adentrarnos en este paraje con predominio de pinos; en su inicio, y a nuestra derecha, trascurre el arroyo que lleva agua cuando llueve en abundancia, y que hace años fue sitio de deportistas por las instalaciones que se hicieron.
Continuamos por la pista en dirección a la Ermita, hasta llegar a un cruce de caminos, nosotros tomamos el de la izquierda para hacer un pequeño rodeo entre los pinos y contemplar en los montículos mas altos los restos de las trincheras de esta zona de la guerra civil. Una vez arriba, nos encontramos con otro cruce de caminos: los de la izquierda nos llevan al antiguo cigarral de san Bernardo (hoy urbanización), el de la derecha nos conduce a la Ermita que se divisa, en su proximidad la bordeamos para llegar a la cota más alta en busca de vista, cosa que lo impiden los pinos de una repoblación de los años 40, ya que anteriormente la fisonomía de este lugar era como la del “Valle “. En la parte de la puerta de la Ermita hoy cerrada (merece la pena pasar y verla) podemos contemplar las vistas de Toledo de su cara norte, para mi preciosas con San Juan de los Reyes, la torre de la Catedral, el Alcázar, la Diputación. Son imágenes de un Toledo complementario al de las otras dos rutas ya mencionadas.
Desde aquí iniciamos el descenso, que se puede hacer de varias formas, bien siguiendo el margen del arroyo, para lo que hay que volver al principio de este paraje. O bien por el camino de descenso directo, optamos por esta segunda opción ya que el arroyo estaba seco.
La bajada es fácil y en ella podemos contemplar distintas siluetas de la ciudad entre los pinos, para en su parte final coincidir con la senda que viene por el arroyo. Desde aquí, y entre unos chalets de una urbanización llegamos a la carretera de la Puebla. Tomamos la dirección de nuestra izquierda buscado el camino que nos lleve a la Peraleda, cosa que hacemos por el desvio señalizado como senda de los Olivares de los Pozos. Hasta la senda de la ruta ecológica es una bajada suave que nos permite ir contemplando a nuestra derecha las siluetas de la ciudad desde el puente de San Martín hasta el Hospital de Tavera.
Una vez, en la senda, las vistas del rio Tajo algo mas limpio nos complementa las de la ciudad, francamente preciosas.