Tologorri desde Agiñiga por la senda del Paso Malo y descenso por el portillo Menerdiga

Estos días esta haciendo un tiempo espléndido para ir al monte, aunque son días demasiado calurosos para las fechas en las que estamos, mediados de Abril. Y hoy domingo no ha sido una excepción, un día radiante con calor, de puro verano. Estas condiciones climáticas son ideales para visitar de nuevo alguna cumbre de la sierra Salvada ascendiendo por alguna de sus sendas y sus verticales portillos, ya que no hay viento, las sendas están secas y hace un día precioso para disfrutar de las siempre maravillosas vistas de la sierra Salvada. Por ello se me ha ocurrido subir al Tologorri desde Igiñiga por el "paso malo" y el portillo de la Barrerilla, bajando por el portillo de Menerdiga. En verdad vengo a probar mi rodilla, ya que desde que ascendí al Txarlazo por el portillo del Fraile hace once días he estado con molestias severas en la rodilla derecha, que a base de AINEs (Antiinflamatorios No Esteriodeos), bicicleta estática y rodillera, he conseguido mitigarlas, y hoy voy a probarla haciendo monte de verdad. Además, tras la tensión sufrida en la final de copa del Athletic, que nos las hizo pasar canutas, y la vorágine de la afición volcada en Bilbao y las mágrenes de la ría, me apetecía marcharme al monte a desestresarme un poco y descansar del subidón emocional.

Para llegar hasta la aldeita de Agiñiga hay que ir por la autopista Vasco–Aragonesa y salirse en el peaje de Laudio para coger la carretera hacia Llodio y Orduña y salirse en Luyando, donde hay que desviarse hacia Errespalditza, Murga, Izoria y Maroño, y tras rodear el embalse, llegar hasta la aldea de Agiñiga. Yo he aparcado mas arriba del pequeño núcleo urbano, junto a una ataka o paso canadiense, donde hay un cruce de pistas y un indicador con señales de dirección de la GR 284, además de un cartel informativo sobre los perros mastines que protegen el ganado lanar del lobo y las precauciones que debemos tener con ellos.

Es curioso, en cualquier otra condición, si vas por el monte y un perro (que siempre tienen dueño), te ataca sin más, el responsable siempre es el dueño del perro. Pero con un mastín con un rebaño al lado, si te ataca (muchas veces no puedes apartarte lo suficiente ya que el camino no te lo permite) como hace las veces de pastor y esta cumpliendo con su trabajo, el responsable de lo que te suceda eres tú. Más o menos eso viene a decir el cartel, dando recomendaciones de lo que tienes que hacer, que generalmente el problema termina dándote la vuelta y renunciando a la excursión porque el mastín y el rebaño si están ocupando el camino no se van a apartar. Esto por tanto es un choque de derechos, el nuestro para andar por el monte y el del pastor por tener ganado protegido con mastines, ¿y cuál está por encima del otro?. Una montañera de Laudio me dijo hace unos días en el Txarlazo que en verano ella no se atreve a salir al monte por esta sierra porque hay muchos mastines cuidando rebaños y ha tenido varios sustos. Pues miren Vds., esta pobre chica ha tenido que renunciar a salir al monte por donde mas le gusta. En definitiva, ha tenido que renunciar a sus derechos. El pastor no. Y es totalmente injusto.

Pero sigamos, allí mismo comienzo a andar siguiendo en el cruce hacia la izquierda, para a unos cientos de metros, en una bifurcación, seguir por el camino de la izquierda. Se ven señales rojiblancas de la GR–284 Orduña–Artziniega que pasa por aquí. El camino se mete dentro de un bosque de hayas, siguiendo sin ningún desvío durante un buen rato por el precioso camino bajo la sombra, que aunque aún el sol no calienta con fuerza, se agradece. Llego a una trifurcación con un poste informativo situado a la izquierda. En el cruce hay que girar bruscamente a la derecha, apareciendo de repente majestuoso sobre mi cabeza el todopoderoso y altivo Tologorri, mi objetivo del día. La visión es espectacular y me pregunto a mí mismo, ¿tengo que subir hasta allí arriba?, si parece inexpugnable. Bueno, pues poco a poco, rodeándolo.

El camino ahora empieza a zigzaguear comenzando las verdaderas cuestas. Hasta ahora el camino ha sido un agradable paseo por la sombra. Ya no. En efecto, siguiendo el amplio camino trazo al menos cuatro zigzags, y en el cuarto tengo que desviarme a la izquierda abandonando el camino principal por una especie de senderito que sube el pequeño talud y desparece. El camino que abandono sigue adelante discurriendo por la parte baja del paredón que da al valle durante un buen rato, llegando hasta el collado Menerdiga, por donde volveré después, aunque no llegaré hasta aquí.

Tras abandonar el camino hay que subir un poco campo a través para llegar a una cercana alambrada a la que hay que buscar algún punto para saltarla (cosa muy difícil por lo alta que es) o pasar entre sus alambres buscando algún punto en que estén mas flojos. Y claro, esto depende de lo finos que estemos. En mi caso, que tengo algo de barriga y desprendiéndome de bastones y mochila, he conseguido pasar mas mal que bien entre dos alambres flojos sin pincharme demasiado. No busquemos zonas de paso ex profeso colocadas en la alambrada por los ganaderos porque no las hay, para ellos los montañeros no existimos o simplemente sobramos. Tampoco hay señal o indicación alguna que indique la senda del "paso malo". Sigo un sendero que parece más visible que otros situados más arriba o más abajo. Son trochas o sederitos que ha ido trazando el ganado a su paso, y hay muchos. Sigo por el sendero que me parece mas lógico subiendo poco a poco para llegar a otra alambrada que la cruzo de la misma manera que la anterior, y que no deja de ser un problema serio en la ruta, ya que seguramente habrá personas que tengan muchas dificultades para superar las alambradas.

Tras pasar la segunda alambrada sigo el sendero que me parece más evidente y que va rodeando poco a poco por su inclinada ladera la inmensa mole del Tologorri, que parece que me va a caer encima. No encuentro marcas pintadas en piedras ni cairn indicador alguno, y eso que ésta es una de las sendas tradicionales de acceso a la sierra Salvada, menos frecuentada que la famosa senda Negra, eso sí, pero también una ruta clásica hacia el collado de la Barrerilla.

Voy tranquilo por la senda un poco ascendente y sin darme cuenta me desvío cogiendo una trocha equivocada. Cuando me percato de que voy mal (me avisa el track que llevo) intento retomar el camino subiendo a derecho hasta la senda anterior, que imagino transcurre unas decenas de metros más arriba y me empuro, me meto en un Cristo de pantalón largo. Sin darme cuenta estoy metido en un lío en un lugar en el que no puedo ni subir ni bajar atrapado en un terreno muy difícil, herboso y con zonas rocosas muy verticales con piedrilla desprendida. Tras titubear y perder un tiempo precioso, hago de tripas corazón, pliego los bastones, los meto en la mochila y con las manos libres trepo por donde puedo hasta llegar a una estrecha repisa por la que puedo seguir más mal que bien evitando no resbalar y asegurando cada paso que doy. Tras un trecho muy estrecho (valga el pareado), subo por fin hasta un sendero que es mucho más evidente y supongo es la verdadera senda del "paso malo". El o la que siga esta ruta en wikiloc verá en esta parte del recorrido en el mapa una especie de txiriborro. No son mas que las pequeñas idas y vueltas para encontrar el camino perdido. Y debe fijarse bien en el mapa que un centenar de metros antes se ve un camino más evidente que sigue un poco más arriba. Hay que ir por él y era por el que debía haber ido yo.

Y ya sin más problemas, sigo un buen rato por el sendero correcto hasta llegar al portillo de la Barrerilla, coincidiendo al llegar con cuatro montañeros que han venido por la senda negra. El despiste que he tenido a pleno sol, los esfuerzos añadidos, la adrenalina segregada y el estrés del riesgo me han dejado seco, por lo que saco de la mochila el termo–cantimplora y lo vacío de la sed que tengo.

Tras traspasar la barrera de madera de la Barrerilla hay que seguir hacia la derecha bordeando la alambrada, hasta llegar enseguida a un par de fuentes, una de ellas con abrevadero que se ven más adelante un poco hacia la izquierda. Es la famosa fuente de Iturrigorri, aunque el agua no es "gorrri", es decir, que no es ferruginosa. Tiene un generoso chorro y un katilu metálico que vacío en la andorga un par de veces, aprovechando también para rellenar la cantimplora. Ahora solamente hay que seguir la senda (hay varios senderos) que se dirige hacia el poste geodésico que se ve de frente, a lo lejos, arriba y un poco hacia la derecha. Con niebla, que es muy frecuente por estos lares, no se ve nada y por tanto hay que ceñirse a la senda para acceder, tras pasar otra alambrada por una puerta con un madero que hay que saltar, a la cima del famoso Tologorri, de 1068 m.

Me hago un selfie y llegan los cuatro montañeros a los que he dejado un poco atrás. Tras sacarles unas fotos, como me han pedido, inicio el largo recorrido por la cresta hasta el collado Menerdiga. Tengo la necesidad de comer algo y me paro un ratito para comer algo de fruta y chocolate. El sendero transcurre por terreno lapiaz bastante cercano al precipicio, aunque a unas decenas de metros de él, que se encuentra protegido por una vieja alambrada para evitar el despeñe del ganado. Tras andar un buen rato en el que el camino no ofrece dudas, llego a una ligera depresión en la que hay unas txabolas situadas a la izquierda. Son bordas para el ganado. A mi derecha, a pocos metros, se encuentra el collado Menerdiga, bien visible, con un somier empotrado entre piedras a modo de valla para proteger al ganado y que sí o sí también tengo que saltar. En esta ruta todas las vallas y alambradas hay que saltarlas.

Comienza aquí el sendero que desde el collado Menerdiga llega hasta el cruce señalizado y antes comentado. Tras saltar el portillo el sendero zigzaguea cercano a la pared, salvando bastante desnivel, y siguiendo después en descenso mas suave manteniendo a nuestra derecha siempre el paredón de la sierra y a la izquierda el amplio valle con panorámicas excepcionales. A veces el sendero se encuentra flanqueado por pequeños espinos albares y no permite desvío alguno hasta llegar a una zona arbolada en la que encontramos una clara bifurcación en el sendero. Si opto por el camino que sigue de frente llegaría hasta el cruce anteriormente citado. Es el clásico sendero del collado Menérdiga.

Pero no, decido elegir el sendero que se desvía hacia la izquierda y se introduce en el bosque. Este es un sendero que baja, siempre bajo arbolado, mucho mas directo hasta Agiñiga y es por el que bajo. Existen numerosos kairns (montones de piedras) mas o menos grandes que indican perfectamente el camino a seguir, además de numerosos puntos rojos pintados en árboles y piedras. No tiene pérdida. De bajada se hace muy bien, pero de subida seguro que tiene que ser bastante más duro que el sendero clásico.

Tras bajar durante un buen rato y trazar numerosos zigzags bajo el arbolado, salgo ya bastante abajo a un espacio abierto accediendo a un camino herboso recto, que discurriendo junto a unos pastos donde sestea un rebaño de vacas, accedo a un camino mas amplio por el que sigo a la derecha unas decenas de metros para llegar al cruce donde he dejado el coche por la mañana.

En resumen, esta es una ruta preciosa y espectacular, relativamente exigente para subir hasta el portillo de la Barrerilla y la cima del Tologorri (se ascienden desde el citado cruce en unos 3,8 km casi 500 m). Las vistas con buen tiempo, como el día de hoy, son sencillamente espectaculares. Yo con 73 años la he hecho en 3 horas y tres cuartos, pero si no me llego a empurar en la "senda del paso malo" la hubiera hecho en unas tres horas y cuarto, que tampoco es tanto. Y una cosa, la "senda del paso malo" tiene de malo solamente el nombre. Si se sigue correctamente el sendero no es peor que la senda del portillo del Fraile o la senda Negra, por poner dos ejemplos. Eso sí, hay que recorrerla sin hacer tonterías, prestando atención donde se pisa. Lógicamente, no recomendamos su paso a gente con problemas de vértigo, agorafobia o con niños. Las condiciones climáticas para transitar por estas sendas que transcurren por laderas muy verticales deben ser las siguientes: nada de viento fuerte, nada de pasar tras haber llovido recientemente, nada de pasar con nieve, aunque esté precioso y, lógicamente, y con mayor motivo, no pasar si hay hielo, aunque esto es obvio. Y para disfrutar de las vistas mucho mejor elegir un día despejado, disfrutaremos el doble.