Torcal Agrio del Caracol, Cornisa del Diablo, Camorro Siete Mesas y ruta Roja/Amarilla (Torcal de Antequera)

Trazado fuera de pista que nos llevará a recorrer algunos de los rincones y pasajes menos transitados del Torcal de Antequera, desde el Centro de Visitantes, andaremos por el Torcal Agrio del Caracol, la Cornisa del Diablo y los callejones de parte de la ruta Roja, además de visitar el Elefante, el Tornillo, el Sombrerillo y hacer cumbre en el Camorro de Siete Mesas, 1.335m, punto más elevado del torcal.

 AVISO: Algunos tramos del recorrido se realizan fuera de cualquier traza de sendero, así que resulta práctico llevar GPS para no perder el sentido de la marcha.
Realizamos la travesía íntegra de la Cornisa del Diablo, teniendo algunos pasos expuestos con el piso húmedo, aunque con precaución se pueden sobrepasar sin problema.

Iniciamos nuestra entretenida circular desde el aparcamiento del Centro de Visitantes del Torcal de Antequera, donde podremos aparcar a primera hora los fines de semana. Cuando el aparcamiento está completo, tendremos que dejar el coche en el aparcamiento inferior, a la entrada de la carretera del Torcal, subir en el bus lanzadera o caminando por la Ruta Azul.

Desde el aparcamiento damos la espalda a las instalaciones y caminamos por la senda que nos adentra en el Torcal Agrio del Caracol en dirección al Tornillo del Torcal.
Pero nosotros abandonaremos pronto su traza y nos desviamos a la derecha en nuestra corta incursión por el torcalillo, el fin, dar con la figura del Elefante, avanzando estos primeros a tientas entre rocas.





Damos caza al Elefante y deambulamos de camino al Tornillo, pasando por el espolón que controla la entrada a la sierra y con unas buenas vistas al sur. De momento nos encontramos junto al emblema del Torcal, el Tornillo, aún solitario a estas horas matinales.





Continuamos nuestra circular, primero atravesando la carretera de acceso, luego incorporándonos a la Ruta de loa Amonites, cómoda senda que discurre por el flanco oriental de la meseta de Villaneras Altas y su Camorro de Siete Mesas.
En nuestro camino encontraremos varias huellas fósiles de Amonites y descubriremos las panorámicas del Torcal Bajo y la Vega de Antequera.
Vamos rodeando la meseta hasta otra de los enclaves imprescindibles en la visita, el Sombrerillo, donde se da juego a infinidad de improntas antes de seguir la marcha.





Por delante nos espera, sin duda, una de las travesías más espectaculares y visuales de todo el Torcal de Antequera, el paso íntegro de la Cornisa del Diablo. Ni que decir tiene, y no es por el topónimo, que nos encontraremos pasos de vértigo, sobrepasados con precaución, pero que reconfortan con creces a cada paso que damos.
Para su acceso, mirada al frente, se dibujan dos repisas adosadas al estratificado tajo que domina el Torcal Bajo. Nos quedamos con el nivel inferior, aunque nos podemos asomar al corte superior para vislumbrar los primeros metros de la cornisa.
En estas fechas, y a primera hora, nos encontraremos mucha humedad, incluso escarcha, con lo que no estará de más extremar el cuidado en algunos puntos, que si bien no serán expuestos, un resbalón y la caída por fases está asegurada.





La cornisa la completamos en dos fases. A medio camino, el nivel por el que avanzamos se torna impracticable, perdiendo huella la repisa que traemos, será el momento, ayudados por una grieta en el escalón, remontar unos metros hasta pisar el nivel superior.
De nuevo, la espectacular repisa nos lleva bajo las paredes laminadas de Villaneras Altas, por una estrecha traza, húmeda y sombría, hasta el extremo noroccidental de la meseta.





La cornisa se torna afable sobre el altiplano de mesas calizas, ganando ahora las vistas de la sierras vecinas a poniente, con la afilada Sierra de Chimenea y el Camorro Alto en primer término, acabando el horizonte el la lejana Sierra de Grazalema.
 Antes de virar en dirección a la cumbre torcaleña, el Camorrro de Siete Mesas, nos acercaremos al extremo del altiplano, sobre un punto elevado, donde contemplaremos prácticamente todo el Torcal Alto.





Volvemos a la marcha, de nuevo sin trazas de vereda, pero manteniendo sin problema el sentido de la marcha en dirección este, sobre roca, por verdes pasillo tapizados, pero siempre con el mástil del pararrayos que nos marca la cumbre.
En un punto tendremos la opción, no desaprovechada, de acercarnos a un balcón sobre la Cornisa del Diablo y el Torcal Bajo, lugar desde donde completamos el ascenso al Camorro de Siete Mesas.





Corto ascenso el que nos separa del mástil, a la vez que vamos disfrutando de la panorámica 360º que conseguimos sobre la cumbre.
Nos quedamos con la silueta del vecino Arco Calizo Central y la Maroma, sobre la cual despuntan las blancas cumbres de Sierra Nevada.

Emprendemos el abandono de los bloques del Camorro, en dirección sur y aprovechando los pasajes naturales que nos abren la puerta hasta el abrigo de Juan Ramos, lugar donde damos por concluida la incursión por Villaneras Altas.





Desde el abrigo podremos retornar cómodamente hasta el Centro de Visitantes si queremos dar por finalizada la jornada.
Nosotros pretendemos describir una pequeña circular pisando tramos de las rutas Roja y Amarilla. Así que continuamos descendiendo hasta la entrada al Callejón de la Maceta y parte de la ruta Roja que se adentra por el corazón torcaleño.





Pasamos junto a la Maceta y comenzaremos a divinar multitud de figuras, a antojo de cada uno y del tiempo que queramos dedicar a la contemplación.
Nuestro fin es el frondoso y húmedo pasaje que nos llevará por los callejones del peculiar laberinto calizo.
Marcamos un cruce, quizás el único punto de inflexión en el avance, cuando pasamos del Callejón de la Maceta y viramos a la izquierda una vez dejamos atrás la figura marcada como el Indio.
En caso de no realizar el giro y continuar de frente, sin quererlo aparecemos sobre el llano del Navazo y frente a la Sierra de Chimenea, justo en el extremo opuesto del Torcal.

Aunque la traza de senda se encuentra bien definida, siempre recomendaría en este tramo cargar con el GPS y asegurarnos el avance en la dirección deseada. Por momento caminaremos bajo paredes y agujas calizas, donde tendremos pocos puntos de referencia para orientarnos.





La estrecha senda se contornea dentro del callejón bajo las vistas otoñales de la sierra, poco a poco un murmullo lejano nos avisa de la cercanía de la bulliciosa ruta Amarilla, senda a la que nos acoplamos en pocos pasos.
Aquí ya cambia el panorama, aunque no deja de ser igualmente sorprendente y colorida, nuestra visión del Torcal, dejando atrás la soledad de sus parajes más apartados y recorriendo de mano de familias en su peculiar jornada dominical el resto del trazado hasta el Centro de Visitantes.





Nos vemos en las montañas.