Torelló R3-Puig de les Tres Creus-Castell de Torelló-Serrat Alt 100 Cims
near Torelló, Catalunya (España)
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Trail photos
Itinerary description
La clasificación de la ruta como moderada, corresponde a los posibles problemas de agarre en los senderos de tierra en general, y a que en el tramo de aproximación al Castell y luego al Serrat Alt, es necesario usar manos y pies para superar las rocas en particular. Es recomendable evitar los dias de lluvia o humedad extrema, y utilizar un bastón de apoyo para el descenso.
Así como la borrasca Danielle parece haber llevado de cabeza a los meteorólogos, a nosotros nos ha creado incertidumbre a la hora de elegir una zona sin tormentas. Eligiendo el compañero por intuición el destino, tomamos el tren rumbo a Torelló, acertando plenamente, pués aunque nublado a ratos, no cayó ni una gota de lluvia. En cambio de sudor nos cayeron varios litros, entre bochorno, humedad y esfuerzos. Bien acompañados en el tren por una representación multiétnica de la juventud de la zona, iniciamos el paseo por Torelló bajando por unas señoriales escalinatas que nos encaminan al Ges, afluente del Ter. Un Pont de Ferro nos sorprende agradablemente, y el detalle de adornar los puentes con jardineras para embellecerlos, nos agrada sobremanera. Con algo de sana envidia, comentamos la suerte que parecen tener en este pueblo, por poder disfrutar de una zona verde tan bién cuidada y tan cerca del casco urbano. Nos entretenemos mirando al río, a los patos y, suponemos, a un Martinec Blanc. Nos rodea un intenso verdor, y la tierra desprende un fuerte aroma a mojado, seguramente fruto de la humedad, como atestiguan alunos bolets desperdigados por el prado. Nos alegramos de haber combinado en la ruta los objetivos más interesantes del lugar, aunque sea a costa de recorrer sus calles arriba y abajo. Un corredor cubierto de verdín y rocío, nos conduce a la Creu de Cervià, y un poco más allá, al Puig de les Tres Creus. Por su sobrio aspecto imaginamos que albergará solemnes ceremonias , aunque para nosotros aquí y ahora, es una hermosa atalaya desde donde saborear el paisaje en 360º, y curiosear todos los detalles del enclave que somos capaces de encontrar. Aún impresionados, nos topamos con el Santuari de Rocaprevera, y aunque lamentamos que los trabajos de jardinería en los altos cipreses, que hay delante de su fachada, nos impiden hacer una foto panorámica, nos alegramos al comprobar que la puerta está abierta, y, aunque desde detrás de una cerrada reja, podemos admirar su interior y entrever en la penumbra los frescos angelicales que lo decoran. Mi sociable colega indaga, y recaba la información de que están adecuando el lugar, escenario incluido, para albergar l'Aplec, considerado la segunda fiesta mayor de Torelló, y en el que, aunque de carácter principalmente religioso, tienen cabida actos culturales y espectáculos infantiles. Volvemos a Torelló para dirigirnos al Serrat Alt, no sin antes detenernos ante varios edificios singulares y visitar la Església de Sant Feliu. Tras pasar de nuevo El Ges y las vias, giramos a la izquierda en El Molinot, para pisar sendero cubierto de hierba, allá donde se acaba la calle de improviso, en Sant Vicenç de Torelló. Nos alejamos de la zona urbana e iniciamos la ascensión, nunca mejor dicho, al Castell de Torelló. Por la inexistencia de un claro camino al uso para subir, parece claro que la torre estaba bastante a salvo de asaltos indeseados. Trepamos para salvar las rocas cuando es necesario y alcanzamos la escalera metálica habilitada para entrar y salir del castillo. La modesta torre de vigilancia, sin lugar para comodidades pero estratégicamente situada sin duda, ofrece una excelente panorámica de los alrededores y mas allá. Gracias a la foto que hicimos de la Rosa dels Vents del Puig de les Tres Creus, somos capaces de identificar, o así se nos antoja, otros 100 Cims esenciales aún pendientes de visitar, como Bellmunt, Cabrera, El Far, Puigmal y Puigsacalm; otros ya visitados como Agudes, Creu de Gurb, Turó de l'Home, y aunque no está en la foto, el lejano Tagamanent. Para salvar el desnivel toca un descenso complejo, a ratos por senderos resbaladizos casi invisibles entre las rocas o medio ocultos por la vegetación, y usando manos y pies, para salvar los escalones rocosos, en otros momentos. Curiosamente desde el castillo el perfil aparentaba ser bastante llano y rectilíneo, cosas de la perspectiva y del famoso punto de vista, o falta de profundidad, tan necesaria en muchas ocasiones de nuestra vida. Alcanzada la vaguada, subimos hasta el pie dels Tres Batlles, girándonos para saborear lo conseguido, pensando , ilusos al fín, que habíamos superado todos los obstáculos al ver tan próximo el deseado 100 cims, disfrutando inocentes y relajados de tan bellos paisajes. Pronto nos devuelve a la realidad la aproximación al Serrat Alt, que se cobra en forma de abundante sudoración el habitual tributo requerido, que con empeño, esfuerzo y concentración superamos con éxito, en parte gracias a los hitos que salpican el recorrido. Un mástil que contiene una libreta de registro, donde algún espíritu burlón ha anotado su visita en fecha muy posterior al día de hoy, en concreto del mes de Octubre, queremos pensar que no por maldad, sino por previsión o tal vez como una críptica coartada. De nuevo, previas autofotos y largas miradas alrededor, acometemos otro largo descenso, no vertiginoso pero si prolongado y a nuestro entender por un camino ideal para las cabras, que desemboca en el Sot Gran, lugar emblemático y engalanado con muy buen gusto. Sin estar avisados, comienza ahora una pequeña aventura. El camino a la derecha está rotulado como particular, pero no prohibe el paso. Así que pasando junto a la cadena, caminamos hacia Roviroles con algo de incertidumbre, pero sabiendo que a la izquierda hay un sendero por el que transitar. Un poco antes del edifico que están construyendo lo hallamos, y un hilo eléctrico con protección para apartarlo nos tranquiliza, indicativo de que evita la salida del ganado, pero permite el paso de caminantes. Desde aquí hasta el segundo hilo eléctrico, el sendero se ha difuminado y lo seguimos razonablemente bién, gracias al gps, a la intuición y a la experiencia. En este punto reaparecen los hitos, aunque ahora no son muy necesarios. El ruido de tráfico nos sobresalta al llegar al Polígono de Vila-seca y al cruce de la carretera Bv-5229. Nos apresuramos a cruzar e internarnos de nuevo en un apacible silencio, caminamos sin prisa por el sendero, abstraidos en rememorar los acontecimientos de la jornada, hasta que el bullicio de vida y actividad de las primeras calles del pueblo nos recibe y nos devuelve al aquí y ahora. Con largas zancadas, que asemejan ser de siete leguas, llegamos a la estación para esperar al tren, cumpliendo religiosamente con la pausa de hidratación y nutrición, y declarando la jornada como memorable.
Así como la borrasca Danielle parece haber llevado de cabeza a los meteorólogos, a nosotros nos ha creado incertidumbre a la hora de elegir una zona sin tormentas. Eligiendo el compañero por intuición el destino, tomamos el tren rumbo a Torelló, acertando plenamente, pués aunque nublado a ratos, no cayó ni una gota de lluvia. En cambio de sudor nos cayeron varios litros, entre bochorno, humedad y esfuerzos. Bien acompañados en el tren por una representación multiétnica de la juventud de la zona, iniciamos el paseo por Torelló bajando por unas señoriales escalinatas que nos encaminan al Ges, afluente del Ter. Un Pont de Ferro nos sorprende agradablemente, y el detalle de adornar los puentes con jardineras para embellecerlos, nos agrada sobremanera. Con algo de sana envidia, comentamos la suerte que parecen tener en este pueblo, por poder disfrutar de una zona verde tan bién cuidada y tan cerca del casco urbano. Nos entretenemos mirando al río, a los patos y, suponemos, a un Martinec Blanc. Nos rodea un intenso verdor, y la tierra desprende un fuerte aroma a mojado, seguramente fruto de la humedad, como atestiguan alunos bolets desperdigados por el prado. Nos alegramos de haber combinado en la ruta los objetivos más interesantes del lugar, aunque sea a costa de recorrer sus calles arriba y abajo. Un corredor cubierto de verdín y rocío, nos conduce a la Creu de Cervià, y un poco más allá, al Puig de les Tres Creus. Por su sobrio aspecto imaginamos que albergará solemnes ceremonias , aunque para nosotros aquí y ahora, es una hermosa atalaya desde donde saborear el paisaje en 360º, y curiosear todos los detalles del enclave que somos capaces de encontrar. Aún impresionados, nos topamos con el Santuari de Rocaprevera, y aunque lamentamos que los trabajos de jardinería en los altos cipreses, que hay delante de su fachada, nos impiden hacer una foto panorámica, nos alegramos al comprobar que la puerta está abierta, y, aunque desde detrás de una cerrada reja, podemos admirar su interior y entrever en la penumbra los frescos angelicales que lo decoran. Mi sociable colega indaga, y recaba la información de que están adecuando el lugar, escenario incluido, para albergar l'Aplec, considerado la segunda fiesta mayor de Torelló, y en el que, aunque de carácter principalmente religioso, tienen cabida actos culturales y espectáculos infantiles. Volvemos a Torelló para dirigirnos al Serrat Alt, no sin antes detenernos ante varios edificios singulares y visitar la Església de Sant Feliu. Tras pasar de nuevo El Ges y las vias, giramos a la izquierda en El Molinot, para pisar sendero cubierto de hierba, allá donde se acaba la calle de improviso, en Sant Vicenç de Torelló. Nos alejamos de la zona urbana e iniciamos la ascensión, nunca mejor dicho, al Castell de Torelló. Por la inexistencia de un claro camino al uso para subir, parece claro que la torre estaba bastante a salvo de asaltos indeseados. Trepamos para salvar las rocas cuando es necesario y alcanzamos la escalera metálica habilitada para entrar y salir del castillo. La modesta torre de vigilancia, sin lugar para comodidades pero estratégicamente situada sin duda, ofrece una excelente panorámica de los alrededores y mas allá. Gracias a la foto que hicimos de la Rosa dels Vents del Puig de les Tres Creus, somos capaces de identificar, o así se nos antoja, otros 100 Cims esenciales aún pendientes de visitar, como Bellmunt, Cabrera, El Far, Puigmal y Puigsacalm; otros ya visitados como Agudes, Creu de Gurb, Turó de l'Home, y aunque no está en la foto, el lejano Tagamanent. Para salvar el desnivel toca un descenso complejo, a ratos por senderos resbaladizos casi invisibles entre las rocas o medio ocultos por la vegetación, y usando manos y pies, para salvar los escalones rocosos, en otros momentos. Curiosamente desde el castillo el perfil aparentaba ser bastante llano y rectilíneo, cosas de la perspectiva y del famoso punto de vista, o falta de profundidad, tan necesaria en muchas ocasiones de nuestra vida. Alcanzada la vaguada, subimos hasta el pie dels Tres Batlles, girándonos para saborear lo conseguido, pensando , ilusos al fín, que habíamos superado todos los obstáculos al ver tan próximo el deseado 100 cims, disfrutando inocentes y relajados de tan bellos paisajes. Pronto nos devuelve a la realidad la aproximación al Serrat Alt, que se cobra en forma de abundante sudoración el habitual tributo requerido, que con empeño, esfuerzo y concentración superamos con éxito, en parte gracias a los hitos que salpican el recorrido. Un mástil que contiene una libreta de registro, donde algún espíritu burlón ha anotado su visita en fecha muy posterior al día de hoy, en concreto del mes de Octubre, queremos pensar que no por maldad, sino por previsión o tal vez como una críptica coartada. De nuevo, previas autofotos y largas miradas alrededor, acometemos otro largo descenso, no vertiginoso pero si prolongado y a nuestro entender por un camino ideal para las cabras, que desemboca en el Sot Gran, lugar emblemático y engalanado con muy buen gusto. Sin estar avisados, comienza ahora una pequeña aventura. El camino a la derecha está rotulado como particular, pero no prohibe el paso. Así que pasando junto a la cadena, caminamos hacia Roviroles con algo de incertidumbre, pero sabiendo que a la izquierda hay un sendero por el que transitar. Un poco antes del edifico que están construyendo lo hallamos, y un hilo eléctrico con protección para apartarlo nos tranquiliza, indicativo de que evita la salida del ganado, pero permite el paso de caminantes. Desde aquí hasta el segundo hilo eléctrico, el sendero se ha difuminado y lo seguimos razonablemente bién, gracias al gps, a la intuición y a la experiencia. En este punto reaparecen los hitos, aunque ahora no son muy necesarios. El ruido de tráfico nos sobresalta al llegar al Polígono de Vila-seca y al cruce de la carretera Bv-5229. Nos apresuramos a cruzar e internarnos de nuevo en un apacible silencio, caminamos sin prisa por el sendero, abstraidos en rememorar los acontecimientos de la jornada, hasta que el bullicio de vida y actividad de las primeras calles del pueblo nos recibe y nos devuelve al aquí y ahora. Con largas zancadas, que asemejan ser de siete leguas, llegamos a la estación para esperar al tren, cumpliendo religiosamente con la pausa de hidratación y nutrición, y declarando la jornada como memorable.
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Perfecta, concisa y muy detallada toda la jornada. Un placer su lectura
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Easy to follow
Scenery
Easy
Ruta sencilla por Torello. La hicimos para calentar antes del carnaval (muy chulo aquí).
Me alegra que hayais disfrutado con la ruta y con el carnaval. Grácias por la valoración y tus comentarios. Salud y botas.
combinació de turisme i senderisme.