Torla, valle de Ordesa

NOTA IMPORTANTE: Esta información tiene únicamente carácter orientativo, quienquiera que haga uso y seguimiento total o parcial del track y su texto adicional asume la plena responsabilidad ante los riesgos propios de la práctica de la actividad senderista.

Primer acercamiento a esta maravilla natural llamada Valle de Ordesa, realizado además tras una nevada poco intensa pero generalizada en todo ese precioso entorno, dando a su paisaje los inigualables matices que solo la nieve aporta.

Advertir que el track, quizás por las especiales circunstancias de frío y humedad, grabó erróneamente entre los km 2,5 y 3,5, a la altura de la cascada de Arripas, por lo que el itinerario de ida ha de considerarse coincidente con el de regreso en ese tramo, para no equivocar el camino.

El recorrido comienza en la Pradera de Ordesa, punto habitual de salida para quienes aquí acceden por la abundancia de aparcamientos. El camino, bien trazado y señalizado, discurre por una pista que progresa por la izquierda del cauce del río Arazas y va derivando en diversos cruces hacia otras sendas, bien indicadas; nosotros avanzamos siempre en dirección a la cascada de la Cola de Caballo y nos iremos encontrando sendos miradores para asomarnos a las cascadas de Arripas, primero, y del Estrecho, después, haciendo en ésta un buen descanso para disfrutar de su espectacular salto fluvial.

Se gana luego altura zigzagueando las laderas del Bosque de las Hayas y se progresa en suave pero continuo ascenso hasta las proximidades de la Cueva Frachinal, donde el río ha ido transformando en desfiladero ambas vertientes del valle. Nuestra ruta no nos llevó más allá por las circunstancias climáticas, que exigían mayor esfuerzo del previsto, de ahí que retornáramos a partir de ese punto y dejáramos para mejor ocasión el llegar hasta la cascada de la Cola del Caballo, que era nuestra primera intención.

En el regreso, llegados a los prados de La Vaqueriza, cruzamos el río y recorrimos el último tramo por el trazado del GR-11, para disfrutar los paisajes desde los miradores Cototuero y Gallinero, aprovechando los claros que ya brindaba el cielo y la visión de las impresionantes alturas dominantes que pueden apreciarse desde esos dos puntos.