Torre Huit (el Morche), a Torre Lagos (Lagos)
near el Morche, Andalucía (España)
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Itinerary description
RUTA DE LAS TORRES VIGÍA DEL LITORAL MALAGUEÑO, COSTA ORIENTAL.
Ruta-5:
La ruta de hoy transcurrirá, entre la Torre de Lagos y Torre Huit (El Morche).
Comenzamos la ruta de hoy en El Morche, muy cerquita de nuestra primera torre, "Torre Huit:
Se accede por un camino entre sembrados e invernaderos detrás del hotel Torre de Arena. Se toma el primer camino a la izquierda después del aparcamiento del hotel y sube hasta la torre.
Hay poco espacio alrededor de la misma, apenas un mirador con bancos de madera.
El entorno se muestra muy descuidado y sucio.
Situada sobre un alto promontorio de 25m. sobre el nivel del mar, cerca del Barranco de Güi o Huit y de la carretera N‐340, se levanta esta torre de la cual hay constancia documental que se construyó antes de 1497.
Su estructura troncocónica, presenta una circunferencia basal de 23,4 m. y una altura de 9 m., habiéndose levantado en mampostería y mortero de cal. Exteriormente aún se puede observar su estucado con dibujos mudéjares. Hasta 1998 tenía graves desperfectos, por lo que ha sido restaurada, acondiciona y adornada su base, con lo que hoy día es fácilmente visitable.
Bajamos, volviendo sobre nuestros pasos, y seguimos la ruta hacia el Oeste. En el carril junto a la carretera, la N-340. Lo que nos permite disfrutar de unas maravillosas vistas al mar que nos acompaña todo el el recorrido.
Una vez que llegamos a Lagos, ya vemos su Torre Vigía a la derecha, al fondo. Cruzamos la carretera y entramos la urbanización, segumos a la derecha, y encontramos unas pequeñas escaleras a la izquierda.
Y ahí tenemos ya: "la Torre de Lagos":
es una torre Vigía o torre Almenara, catalogada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte como Bien de Interés Cultural desde 1993.
La torre, como tal, fue construida hacia el segundo tercio del siglo XVI, ya que de 1571 se tienen noticias de la destrucción del suelo por haberlo quemado los moriscos.
Su perfil es troncocónico y el interior macizo, excepto la cámara superior, que albergaba al vigilante, a la que se accedía mediante escala a través de un gran vano con arco escarzano abierto en altura, orientado al norte, y defendido por un matacán del que quedan escasos restos. Posee algunas aspilleras, aunque carece, y esto es excepcional, de vano de oteo en el lado sur, por lo que la vigilancia se ejercería desde el terrado y su defensa posiblemente desde otro matacán, a tenor del hueco existente justo enfrente del anterior. Al mencionado terrado se accedería por medio de una escalera que tendría protegida su salida al exterior con una pequeña torreta de planta circular situada en el centro.
Y después de contemplar las increibles vistas y disfrutar de su entorno, comenzamis la bajada.
Y es en ella, donde nos encontramos con los restos Fenicios.
En el llamado cerro de la Molineta, a algo menos de dos kilómetros al este de la ciudad fenicia de Chorreras y muy cerca del mar, fueron descubiertas a finales del siglo XX dos tumbas de incineración de tipo pozo (fosas excavadas en la roca), en las que se depositaron sendos cadáveres:
En la tumba 1, mediante una urna cineraria de alabastro de origen egipcio, donde también se encontraron fragmentos de ánfora, pithos, un plato de engobe rojo, un fragmento de bronce y un colgante con escarabeo. Las urnas de alabastro se convirtieron en productos muy aprecidados y apetecibles por los fenicios como contenedores de cenizas .
En la tumba 2, apareció un ánfora.
Las cenizas se corresponderían con dos hombres de la aristocracia de 30 y 40 años de edad. Personajes de la élite, a tenor de la riqueza de los materiales empleados.
Las tumbas se podrían datar entre la segunda mitad y finales del siglo VIII a.C., y podrían haber formado parte de una necrópolis mayor, aunque como explica la profesora María Eugenia Aubet, la escasez de enterramientos descubiertos hasta el presente se debería a una población colonial relativamente reducida durante los siglos IX al VII a.C.
Y, a partir de ahí, comenzamos nuestro camino de vuelta, hasta completar la circular en el mismo lugar que lo comenzamos.
Una rutia muy fácil y bonita, sin ninguna dificultad, que, por supuesto merece el pequeño esfuerzo.
Ruta-5:
La ruta de hoy transcurrirá, entre la Torre de Lagos y Torre Huit (El Morche).
Comenzamos la ruta de hoy en El Morche, muy cerquita de nuestra primera torre, "Torre Huit:
Se accede por un camino entre sembrados e invernaderos detrás del hotel Torre de Arena. Se toma el primer camino a la izquierda después del aparcamiento del hotel y sube hasta la torre.
Hay poco espacio alrededor de la misma, apenas un mirador con bancos de madera.
El entorno se muestra muy descuidado y sucio.
Situada sobre un alto promontorio de 25m. sobre el nivel del mar, cerca del Barranco de Güi o Huit y de la carretera N‐340, se levanta esta torre de la cual hay constancia documental que se construyó antes de 1497.
Su estructura troncocónica, presenta una circunferencia basal de 23,4 m. y una altura de 9 m., habiéndose levantado en mampostería y mortero de cal. Exteriormente aún se puede observar su estucado con dibujos mudéjares. Hasta 1998 tenía graves desperfectos, por lo que ha sido restaurada, acondiciona y adornada su base, con lo que hoy día es fácilmente visitable.
Bajamos, volviendo sobre nuestros pasos, y seguimos la ruta hacia el Oeste. En el carril junto a la carretera, la N-340. Lo que nos permite disfrutar de unas maravillosas vistas al mar que nos acompaña todo el el recorrido.
Una vez que llegamos a Lagos, ya vemos su Torre Vigía a la derecha, al fondo. Cruzamos la carretera y entramos la urbanización, segumos a la derecha, y encontramos unas pequeñas escaleras a la izquierda.
Y ahí tenemos ya: "la Torre de Lagos":
es una torre Vigía o torre Almenara, catalogada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte como Bien de Interés Cultural desde 1993.
La torre, como tal, fue construida hacia el segundo tercio del siglo XVI, ya que de 1571 se tienen noticias de la destrucción del suelo por haberlo quemado los moriscos.
Su perfil es troncocónico y el interior macizo, excepto la cámara superior, que albergaba al vigilante, a la que se accedía mediante escala a través de un gran vano con arco escarzano abierto en altura, orientado al norte, y defendido por un matacán del que quedan escasos restos. Posee algunas aspilleras, aunque carece, y esto es excepcional, de vano de oteo en el lado sur, por lo que la vigilancia se ejercería desde el terrado y su defensa posiblemente desde otro matacán, a tenor del hueco existente justo enfrente del anterior. Al mencionado terrado se accedería por medio de una escalera que tendría protegida su salida al exterior con una pequeña torreta de planta circular situada en el centro.
Y después de contemplar las increibles vistas y disfrutar de su entorno, comenzamis la bajada.
Y es en ella, donde nos encontramos con los restos Fenicios.
En el llamado cerro de la Molineta, a algo menos de dos kilómetros al este de la ciudad fenicia de Chorreras y muy cerca del mar, fueron descubiertas a finales del siglo XX dos tumbas de incineración de tipo pozo (fosas excavadas en la roca), en las que se depositaron sendos cadáveres:
En la tumba 1, mediante una urna cineraria de alabastro de origen egipcio, donde también se encontraron fragmentos de ánfora, pithos, un plato de engobe rojo, un fragmento de bronce y un colgante con escarabeo. Las urnas de alabastro se convirtieron en productos muy aprecidados y apetecibles por los fenicios como contenedores de cenizas .
En la tumba 2, apareció un ánfora.
Las cenizas se corresponderían con dos hombres de la aristocracia de 30 y 40 años de edad. Personajes de la élite, a tenor de la riqueza de los materiales empleados.
Las tumbas se podrían datar entre la segunda mitad y finales del siglo VIII a.C., y podrían haber formado parte de una necrópolis mayor, aunque como explica la profesora María Eugenia Aubet, la escasez de enterramientos descubiertos hasta el presente se debería a una población colonial relativamente reducida durante los siglos IX al VII a.C.
Y, a partir de ahí, comenzamos nuestro camino de vuelta, hasta completar la circular en el mismo lugar que lo comenzamos.
Una rutia muy fácil y bonita, sin ninguna dificultad, que, por supuesto merece el pequeño esfuerzo.
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bonita ruta