Tortuero

Recorrido circular por las estribaciones de la Sierra de Ayllón, en pleno Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara, al sureste de la Sierra de la Puebla, con un relieve sin grandes alturas, que esconde entre sus colinas agradables sorpresas, naturales y arquitectónicas, visitando dos pequeños pueblos Tortuero y Valdesotos, y además acercándonos a los Chorros de Valdesotos, una pequeña cascada, de unos tres o cuatro metros de altura, sobre el arroyo Cazachuela o Palomares.

Salimos del Km.4 Ctra. GU-1065 a Tortuero, junto a la carretera del Canal que se dirige a Valdesotos y Puebla de Valles, y que está restringida al tráfico de vehículos salvo aquellos autorizados.
Tomamos esta carretera hasta desviarnos por el Desfiladero de la Horca por un camino de herradura, pasando junto al sifón de Tortuero.
Llegamos a Tortuero.
Situado en el fértil valle del Arroyo de la Concha y rodeado de montañas que apenas superan los 1.000 metros (el cerro de la Cresta y el Pico de la Horca). Su origen data de la Repoblación posterior a la Reconquitas en el siglo XI y desde el inicio perteneció al Común de Villa y Tierra de Uceda. Luego, con el resto del Común, pasó a depender del Arzobispado de Toledo hasta finales del siglo XVI. A partir del siglo XIX fue pueblo independiente. Pueblo ganaderos, sus tierras de cultivo se extienden por la ribera del arroyo de la Concha y sus afluentes, así como por la margen izquierda del Jara, que actúa de frontera con Puebla de Valles.
Destaca un encantador puente medieval que cruza el arroyo de la Concha -tributario también del Jarama- por un coqueto puente en lomo de asno, cuyo picudo arco ha sido socalzado con un grueso pilar de mampostería: una ñapa medieval, y que perdió su simetría por un defecto de construcción y tuvo que se apuntalado.

Salimos de Tortuero por el GR-10, primero por pista y luego por Sendero para llegar a Valdesotos, pasando por una pequeña cota a 985 metros de altura, y dirigirnos seguidamente al chorro de Valdesotos.

El Chorro de Valdesotos es una pequeña cascada (no más de cuatro metros de altura) que se forma por el estrechamiento del barranco por la unión entre el Arroyo del Carrizal y el ya mencionado Arroyo de Gazachuela, provocando un pequeño salto y una piscina natural, que no cubre mucho, de unos veinte metros de largo por cinco a seis de ancho, que es el ancho del barranco. El cauce tiene en su fondo mucha piedra pequeña de canto rodado y ha creado una pequeña playita de piedras donde se puede estar junto al borde el agua.

El camino hasta el Chorro primero por un camino ancho y luego por senda. Debido a las lluvias caídas los días previos a nuestra visita, el paseo que normalmente se hace vadeando varias veces el río, lo tuvimos que hacer por un sendero que nos lleva a la parte de arriba con una bonita vista. Junto al chorro hay una pequeña cascada, que en época de lluvia llevaba bastante agua.

Valdesotos, es un pueblo serrano y sus orígenes están, como muchos pueblos de la provincia, en la repoblación que se produce tras la Reconquista en el siglo XI y del que destaca el puente medieval a 2 kms de Valdesotos (Y POR EL QUE NO PASAMOS) que cruza el río Jarama por la carretera que viene de Puebla de Valles. Es de dorada roca caliza, y se apoya sobre un arco central de medio punto con dos más chiquitines peraltados a cada flanco. Su rasante empedrada mide 30 metros y está guardada por pretiles que divergen cual bocina en los extremos. Y estupefacta por su perfecto estado, pues carece de todo uso -y, por ende, de mantenimiento-, si no es el de recordarnos las idas y venidas del arcipreste de Hita o las de los monjes del cercano monasterio de Bonaval, cuyos restos estupefactan por todo lo contrario.

Salimos de Valdesotos por un sendero bien definido al principio, y que se va difuminando hasta perderlo totalmente, aunque el camino para enlazar con el GR-10 en el Barranco del Despeñadero, para abandonar en seguida el GR y cruzar la Cuerda de la Gallinera y enlazar con la carretera del Canal que viene de Valdesotos y Puebla de Valles, y que nos devolverá a nuestro punto de partida, después de subir y bajar unas cuantas cuestas.