Tossa de Tivissa

Cómo el silbido que sale de mi boca, de un respirar profundo, el viento ataca con fuerza las paredes altas de la Tossa, y cuando la coronas, dejas caer la mirada a lo lejos, y te das cuenta, lo bello de este valle regado por las aguas mansas de un gran río, permitiendo a tu imaginación pensar como los primeros habitantes luchaban por sobrevivir en un poblado, sobre una colina , siendo este el tesoro de Tivissa desde 1927, aunque la historia de este municipio se remonta a los ocupantes de sus cuevas adornadas, algunas ,de pinturas ocres o pardas.
Iniciamos está ruta desde la explana del parking que hay junto al campo de fútbol de Tivissa, para ir a buscar al sendero GR-7, camino natural de la ermita de Sant Blai, junto a este vigoroso templo gótico del 1858, recae la particularidad de ser el lugar, donde se señalizo por primera vez en España, con las rayas de pintura blanco-roja, un gran recorrido, el GR-7, se recuerda este acontecimiento, con una placa instalada en un pequeño jardín, cerca de su puerta desde el año 1975, hasta este templo andamos por camino enlosado y pista cimentada, cruzando el Estret de Sant Blai y pasando junto a su fuente de buen caudal, la ermita cerrada es un centro de recreo y frente a su puerta empieza un sendero escalonado que sube a la gran Cruz de hierro, fantástico mirador, carena adelante se encuentran los restos del castillo, continuamos nuestra ruta por el GR hasta el Coll de Ventall, allí lo cambiamos por sendero que va a la punta de Montnegret, para volver a una pista cerca de las ruinas del Mas de Sant Blai, de este Mas parte el sendero que nos llevara a coronar la cima de la Tossa, vemos su cilindro de hormigón mordido y detrás unas panorámicas de impresión, el descenso lo realizamos por la Dresera d’en Benet, bordeando toda la ladera, para después del Coll de Lena visitar las Balmas del mismo nombre, hemos andado juntos Laura, Rosa, Belén, Quimrio y Julián.