Totalán. Cerro de las Herrerías. Cerro de la Cruzada. Circular

Este trazado corresponde a esas jornadas de entrenamiento en montaña que Málaga nos brinda con tanta facilidad, ya que subir a cerros cercanos a muchas localidades sin tener que hacer grandes desplazamientos y disfrutar de un estupendo día de campo con inmejorables vistas en esta tierra, es bastante fácil.
Hoy partimos de Totalán,uno de los municipios más pequeños de la Axarquía malagueña, tanto en superficie como en población, que con su núcleo urbano de calles blancas, estrechas y empinadas, está enclavado en un paisaje de suaves lomas donde se cultivan viñedos y almendros. Aparcamos en la Plaza de Antonio Molina y comenzamos a subir desviandonos a la izquierda por una rampa.
Nuestro primer destino claro del día era el cerro de las Herrerías de 670 mts. Es una subida sin más, con un desnivel rápido que nos hace empezar a disfrutar como siempre en estos lugares, de unas vistas muy especiales. Iremos dibujando la costa, Olias, Pinares de San Antón desde su cara norte, y a medida que subimos, divisamos toda la cadena de la Tejeda Almijara con sus perfiles preciosos y típicos.
Al llegar a cima, no encontraremos más que un cruce de caminos y una vista que merece pararse, pues toda la línea costera está en nuestra visión. Hemos reconocido muchos cerros del Rincón de la Victoria, como por ejemplo el Tío Cañas.
Nuestra intención era investigar un poco mas la zona, así que, en vez de tomar el camino de la derecha que nos llevaría de nuevo a Totalán, tiramos por el de la izquierda hasta que al seguirlo divisamos un nuevo cerro y nos dispusimos a subirlo: es el Cerro de la Cruzada, que nos situó a 780 mts.
Ni que decir que subir más tiene en este caso una mayor recompensa en vistas, pues la Maroma nos pareció aun mas impresionante según la veíamos al subir.
La subida al cerro de la Cruzada es también típica de la zona. Son caminos empinados en el que el agua actúa erosionando por tramos y que la piedra, cuando el terreno está seco, que suele ser a menudo, es suelta y para bajar hay que extremar precauciones, pues hay mucho riesgo de sufrir resbalones. Para la subida, un poco de fondo y unos buenos cuadriceps, que para eso entrenamos, y no hay más complicaciones técnicas.
Al llegar a la zona alta, nos encontramos una alambrada que nos impidió seguir. Intentamos bordearla para buscar nuevos senderos, pero no encontramos más que vegetación cerrada con muchos pinchos, así que no lo intenteis.
Desde aquí se puede ver el Santopitar y la carretera que lleva hasta él perfectamente, y vimos que pueden enlazarse los caminos, pero nosotras, decidimos bajar para realizar una circular de vuelta.
Aunque luego nos dimos cuenta de que podíamos haber tomado otra alternativa, la nuestra consistió en volver al Cerro de las Herrerías y tomar el camino de la derecha, para bajar, por una casi torrentera, hasta el camino de la Fuente, que en el tramo desde el que lo enlazamos, comenzaba con asfalto. Desde ahí llegamos de nuevo a Totalán en poquísimo tiempo, pasando por sus calles empinadas y por su ascada, que me resultó preciosa.
En cuanto a los tiempos que empleamos, no hay que tomarlos como referencia. Hay días en que nos entretenemos más en mirar flores, o montañas, charlar sobre si un sendero es más apropiado que el otro, o bromear sin más, que en andar a buen ritmo, pero este deporte, cuando se comparte con la gente apropiada, tiene mucho de ese tipo de disfrute y es un ejercicio para el ánimo que no hay que saltarse a la torera, y en este día, no escatimamos en nada de esto hasta que la hora nos devolvió como a Cenicienta a casa porque ya no había mas remedio.