Trabakua-Zengotitagana-Oiz

Paseo matutino de 12,5 km., en el que partiremos desde las proximidades del puerto de Trabakua, Bizkaia, en un pequeño aparcamiento a la derecha de la carretera BI-633 correspondiente al antiguo trazado de la carretera, para alcanzar los buzones del Zengotitagana, cima más oriental del macizo de Oiz de 818 metros, cuyo nombre se debe al barrio de Zengotita, y del Oiz, de 1.026 metros.

El Oiz es uno de los montes bocineros de Vizcaya, desde los que, en tiempos lejanos, se realizaban las convocatorias a las "Batzarrak" o Juntas de Guernica. Esta convocatoria se realizaba mediante hogueras y el tañir de bocinas de cuerno.

También es mito y leyenda, porque “Mari”, "la Dama de Amboto", tiene su morada y cuenta la tradición que cada siete años se traslada de Amboto a Oiz, y que el tiempo, bueno o malo, y las cosechas, abundantes o escasas, dependerán del lugar donde se halle.

El monte Oiz tristemente es recordado por la tragedia aérea que se produjo el 19 de Febrero de 1985 en el que el vuelo de la compañía Iberia L.A.E. que hacía el recorrido Madrid-Bilbao chocó contra la antena de Euskal Irrati Telebista, cayendo por la ladera norte y pereciendo toda la tripulación y pasaje, en total 148 personas.

En todo el cordal del macizo, se encuentra ubicado el parque eólico perteneciente a la empresa Eólicas Euskadi, compuesto por 40 aerogeneradores, siendo el primer parque de generación de energía eléctrica por medios eólicos de Vizcaya.

Hecho éste que desluce este bonito monte y donde te da la sensación que en cualquier momento vas a “despegar” con el zumbido constante de las hélices de los aerogeneradores. Las antenas colocadas en la cima tampoco ayudan mucho, afeando la cumbre desde la que se contemplan unas excepcionales vistas.

El recorrido no entraña ninguna dificultad ni pérdida, puesto que todo él, desde el principio hasta la cumbre del Oiz transcurre por pista.

Una vez traspasado el Zengotitagane, se encuentra la zona más bonita del recorrido, una pequeña área donde se enclava el refugio y la fuente Iturzuri, en medio de un pinar y un hayedo joven, donde merece la pena echar un rato.