Travesía Azagayas, Covacha, Juraco y Alto del Corral del Diablo, por Garganta de la Vega y Garganta de la Nava (Gredos)
near Nava del Barco, Castilla y León (España)
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Itinerary description
Amplio recorrido, por el Parque Natural de Gredos Occidental, que nos permite enlazar en travesía las cotas de Las Azagayas, Covacha del Losar, Juraco, Cerrojillo y Alto del Corral del Diablo. Todo ello con la magnífica aproximación desde el Puente de la Yunta, por la Garganta de la Vega y la Laguna del Barco o de Galín Gómez. El cierre por la espectacular Laguna y Garganta de la Nava.
Decir, que siendo finales de septiembre y tras un verano seco, hemos realizado la travesía tras unos días de lluvia reciente, encontrando a nuestro paso agua en los torrentes y fuentes, además de una carga de agua apreciable en ambas gargantas.
Con ello nuestra aproximación y retirada de cotas altas han resultado de lo más atractivas posibles, superando con creces nuestras expectativas.
NOTA
La traza sobre la cuerda que recorremos, entre la Laguna del Barco y la Laguna de la Nava, se realiza fuera de pista. Si bien en algunos punto encontramos la ayuda de trochas y multitud de hitos, el rumbo evidente y la elección de los pasos quedan a elección de la suerte de la valoración de cada uno.
Prestamos especial atención a la subida por la canal hasta Portilla Honda de la Solanilla y los ascensos a Las Azagayas, Juraco y Cerrojillo.
Tenemos por delante una amplia jornada de montaña y un ambicioso plan a ejecutar en las menguantes horas de luz de inicios de otoño, siendo este trazado una incursión a tener en cuenta a repartir en dos jornadas con pernocta en alguna de las dos lagunas de cabecera.
Así que buscamos nuestro punto de acceso más cercano en el aparcamiento del Puente de la Yunta. Pequeña zona de aparcamiento (5/6 coches) al que accederemos sin complicaciones por un estrecho camino desde el cercano pueblo de la Nava del Barco.
Al comenzar nuestro camino, tras cruzar el puente, nos encontramos con la encrucijada donde se inicia y completa nuestro periplo circular. Como nuestro rumbo de subida será la Garganta de la Vega nos quedamos con el viraje a la derecha, unas centenas de metros por la cómoda pista forestal que acompaña en altura a la garganta nos sirven para adentrarnos en la sierra una vez dejamos atrás nuestra primera cancela.
De momento nuestra vereda se difumina, pasamos ahora a caminar por los amplios prados de Las Taheñas entre apacible ganado que pasta allí donde alcanza la vista.
Seguimos enlazando trazas de ganado, pisadas y algunas marcas de senda que nos llevan rumbo a la garganta. Al paso cruzaremos alguna cancela, valla y murete, nada a tener en cuenta salvo no perder nuestro sentido de la marcha.
El amplio valle se va estrechando de mano de la Cuerda de los Riscos del Águila, comenzamos a adivinar el enorme terreno granítico que nos queda por delante.
Por fin tocamos las aguas de la Garganta de la Vega en nuestro primer vadeo, descubrimos al fin las primeras pozas y saltos de agua.
Nuestro camino se anima garganta arriba, pasando junto a la toma de las acequias y sumando la visita al Chozo de Anselmo, coqueto refugio de montaña en buen estado y con unas vistas espectaculares.
Rápidamente el paisaje cambia, tras la agreste parte alta de la garganta ya despunta la silueta cónica de Las Azagayas. La vereda que se dirige hacia la Laguna del Barco
no nos abandonará hasta el mismo refugio.
Nuestros pasos se vuelven a despegar del cauce en altura, y el motivo no es otro que salvar el desnivel de la Chorrera de la Vega. Magnífica caída de agua que adivinaremos en la lejanía y que podremos disfrutar en un mirador estratégico antes de alcanzar su parte alta.
Dejamos atrás la chorrera, continuamos junto al pintoresco cauce y volvemos a vadearlo unos metros más arriba. Completamos la aproximación a la Laguna del Barco por el flanco de los prados, aquí la marcada senda nos lleva cómodamente hasta las inmediaciones del Refugio de la Laguna del Barco, en no tan buen estado.
Dominamos ya el enorme circo glaciar del Barco, su gran laguna y corona de dosmiles que la encierran, sumando a la vista y según nuestro sentido de la marcha las Azagayas, la Covacha y el Juraco.
Desde el refugio marcamos nuestra vía de ascenso, dentro del abanico de opciones, quedándonos con el acceso a la Cuerda de las Azagayas por el collado de Portilla Honda de la Solanilla y su abrupta canal este.
Bordeamos rápidamente la laguna y compartimos unos metros con el camino de subida directo a la Covacha por Laguna Cuadrada. Iremos ahora atentos a la quebrada canal que se aparta a nuestra derecha, esta será nuestra vía de subida.
Tras calibrar los primeros metros de ascenso, preferimos no meternos por ahora de lleno en la canal y nos quedamos con unas cómodas trepadas por los riscos que la cierran por la izquierda según nuestra marcha.
Ganamos altura en pocos metros y cuando la vertical frente a nosotros se vuelve infranqueable iremos virando la marcha de nuevo hacia la canal. Enlazamos con su pedrera a medio camino, siendo esta segunda mitad mucho más asequible que la primera. Sin muchas complicaciones anotamos nuestro paso por el collado y enfilamos el ascenso por la Cuerda de las Azagayas.
Sobre la divisoria de aguas ganamos las enormes vistas de Gredos Occidental a la vez que perdemos de vista la fuerte subida de acceso. El avance es llevadero sobre la cuerda, aunque las nubes nos ocultan nuestros objetivos por delante.
No será hasta el último momento cuando despunte a pocos metros el puntal de las Azagayas. Un estético cresteo nos facilita la entrada a su remonte final, un corto y acusado canuto que nos deja prácticamente en cumbre. Serán unos metros de bloques los que nos hacen anotar en travesía la cota de las Azagayas.
Ahora podemos adivinar el trecho que nos separa de la Covacha, tramo que realizamos sin perder los bloques de una cómoda arista que nos hace pasar sobre el pequeño morrón del Poyo.
Poco nos separa del remonte final hasta el vértice geodésico de la Covacha del Losar, inmensas vistas al circo glaciar de la Laguna del Barco y de la Laguna de los Caballeros. Aunque nos quedamos con nuestra particular mirada atrás hacia las Azagayas y hacia lo que nos espera, el cono granítico del Juraco.
Mientras descendemos al collado de la Covacha, puerto de paso entra las gargantas de los Caballeros y del Barco, no apartaremos la vista del imponente espolón que se presenta en nuestro rumbo.
Conociendo la opción que flanquea su ascenso por el norte, iremos buscando con la mirada nuestra vía de ascenso mientras la pared se erige frente a nosotros.
Subida técnica con un paso práctico, un estrecho y vertical canuto justo en nuestra vertical, conforme ganamos metros iremos adivinando el paso que, con menos complicaciones de lo esperado, nos hace sumar la cumbre del Juraco y la visual desde su techo.
Descubrimos al fin la silueta de nuestros últimos hitos de altura en la agenda, éstos ya sobre la cuerda divisoria de la Vega y la Nava, el Cerrojillo y el Alto del Corral del Diablo.
Antes, el arduo descenso hacia el collado de Portilla Honda sobre pequeños bloques, acusado, pero con unas vistas excepcionales a la Laguna de los Caballeros.
De igual forma que antes, durante el descenso tendremos que ir trabajando con la mirada el ascenso hacia el Cerrojillo por su espolón sur.
Cuando toca su aproximación, descartamos en primer lugar nuestro flanco izquierdo por lo descompuesto del terreno, decantando los primeros metros de remonte pegados al roquedal que vuelca hacia la Laguna de los Caballeros. Nos movemos entre el piornal buscando una subida limpia, una vez aclarada nuestra vía no tardamos en ganar la cuerda y completar el ascenso de una forma bastante más cómoda hasta el otero del Cerrojillo.
La travesía hasta nuestra última cota resulta de lo más cómoda, nos hace recomponer fuerzas tras el enorme y trabajado trecho desde las Azagayas.
Así alcanzamos la cima del Alto del Corral del Diablo con satisfacción plena y prácticamente dando por cerrada la travesía aérea, pasando ahora al cierre del trazado por otro entorno espectacular, la Garganta del Nava.
Bajo nosotros, su cabecera dominada por la Laguna de la Nava y la cuerda oriental del Corral del Diablo. Sobre dicha cuerda perderemos altura de forma rápida, sobre terreno que permite mantener un ritmo de descenso aceptable para entrar en los tiempos de marcha necesarios para finalizar con la luz del día.
Bajada sin objeciones hasta el mismo dique de la laguna, entrando de lleno en la espléndida vereda que recorreremos en descenso.
En adelante, nuestra traza perfectamente definida y balizada, nos llevará por el corazón de la Garganta de la Nava, acercándonos y apartándonos del cauce según se adapta al abrupto terreno de su curso alto.
Encajonado entre verticales laderas, el peculiar paisaje granítico de Gredos se irá adornando con las luces del atardecer.
Un sinfín de cascadas y chorreras arremeten en el fondo de la garganta mientras nosotros aún caminamos a cierta altura. Será cuando al fin se abre la garganta frente a nosotros el momento que un busco descenso nos hace volver junto a las cristalinas aguas.
Vadeamos y cambiamos nuestro pisar hacia los agradecidos y verdes prados del valle.
La estilizada vereda continua en suave descenso sin dejar de escuchar el murmullo de la garganta, pasamos junto a los dos pequeños refugios de Navacasera y buscamos con la última luz del día la cancela de acceso a la Nava.
Últimos metros de camino forestal nos facilitan el retorno al Puente de la Yunta mientras cae la noche.
Quizás uno de los recorridos más variados, visuales y gratificantes de Gredos desde mi punto de vista.
Nos vemos en las montañas.
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Decir, que siendo finales de septiembre y tras un verano seco, hemos realizado la travesía tras unos días de lluvia reciente, encontrando a nuestro paso agua en los torrentes y fuentes, además de una carga de agua apreciable en ambas gargantas.
Con ello nuestra aproximación y retirada de cotas altas han resultado de lo más atractivas posibles, superando con creces nuestras expectativas.
NOTA
La traza sobre la cuerda que recorremos, entre la Laguna del Barco y la Laguna de la Nava, se realiza fuera de pista. Si bien en algunos punto encontramos la ayuda de trochas y multitud de hitos, el rumbo evidente y la elección de los pasos quedan a elección de la suerte de la valoración de cada uno.
Prestamos especial atención a la subida por la canal hasta Portilla Honda de la Solanilla y los ascensos a Las Azagayas, Juraco y Cerrojillo.
Tenemos por delante una amplia jornada de montaña y un ambicioso plan a ejecutar en las menguantes horas de luz de inicios de otoño, siendo este trazado una incursión a tener en cuenta a repartir en dos jornadas con pernocta en alguna de las dos lagunas de cabecera.
Así que buscamos nuestro punto de acceso más cercano en el aparcamiento del Puente de la Yunta. Pequeña zona de aparcamiento (5/6 coches) al que accederemos sin complicaciones por un estrecho camino desde el cercano pueblo de la Nava del Barco.
Al comenzar nuestro camino, tras cruzar el puente, nos encontramos con la encrucijada donde se inicia y completa nuestro periplo circular. Como nuestro rumbo de subida será la Garganta de la Vega nos quedamos con el viraje a la derecha, unas centenas de metros por la cómoda pista forestal que acompaña en altura a la garganta nos sirven para adentrarnos en la sierra una vez dejamos atrás nuestra primera cancela.
De momento nuestra vereda se difumina, pasamos ahora a caminar por los amplios prados de Las Taheñas entre apacible ganado que pasta allí donde alcanza la vista.
Seguimos enlazando trazas de ganado, pisadas y algunas marcas de senda que nos llevan rumbo a la garganta. Al paso cruzaremos alguna cancela, valla y murete, nada a tener en cuenta salvo no perder nuestro sentido de la marcha.
El amplio valle se va estrechando de mano de la Cuerda de los Riscos del Águila, comenzamos a adivinar el enorme terreno granítico que nos queda por delante.
Por fin tocamos las aguas de la Garganta de la Vega en nuestro primer vadeo, descubrimos al fin las primeras pozas y saltos de agua.
Nuestro camino se anima garganta arriba, pasando junto a la toma de las acequias y sumando la visita al Chozo de Anselmo, coqueto refugio de montaña en buen estado y con unas vistas espectaculares.
Rápidamente el paisaje cambia, tras la agreste parte alta de la garganta ya despunta la silueta cónica de Las Azagayas. La vereda que se dirige hacia la Laguna del Barco
no nos abandonará hasta el mismo refugio.
Nuestros pasos se vuelven a despegar del cauce en altura, y el motivo no es otro que salvar el desnivel de la Chorrera de la Vega. Magnífica caída de agua que adivinaremos en la lejanía y que podremos disfrutar en un mirador estratégico antes de alcanzar su parte alta.
Dejamos atrás la chorrera, continuamos junto al pintoresco cauce y volvemos a vadearlo unos metros más arriba. Completamos la aproximación a la Laguna del Barco por el flanco de los prados, aquí la marcada senda nos lleva cómodamente hasta las inmediaciones del Refugio de la Laguna del Barco, en no tan buen estado.
Dominamos ya el enorme circo glaciar del Barco, su gran laguna y corona de dosmiles que la encierran, sumando a la vista y según nuestro sentido de la marcha las Azagayas, la Covacha y el Juraco.
Desde el refugio marcamos nuestra vía de ascenso, dentro del abanico de opciones, quedándonos con el acceso a la Cuerda de las Azagayas por el collado de Portilla Honda de la Solanilla y su abrupta canal este.
Bordeamos rápidamente la laguna y compartimos unos metros con el camino de subida directo a la Covacha por Laguna Cuadrada. Iremos ahora atentos a la quebrada canal que se aparta a nuestra derecha, esta será nuestra vía de subida.
Tras calibrar los primeros metros de ascenso, preferimos no meternos por ahora de lleno en la canal y nos quedamos con unas cómodas trepadas por los riscos que la cierran por la izquierda según nuestra marcha.
Ganamos altura en pocos metros y cuando la vertical frente a nosotros se vuelve infranqueable iremos virando la marcha de nuevo hacia la canal. Enlazamos con su pedrera a medio camino, siendo esta segunda mitad mucho más asequible que la primera. Sin muchas complicaciones anotamos nuestro paso por el collado y enfilamos el ascenso por la Cuerda de las Azagayas.
Sobre la divisoria de aguas ganamos las enormes vistas de Gredos Occidental a la vez que perdemos de vista la fuerte subida de acceso. El avance es llevadero sobre la cuerda, aunque las nubes nos ocultan nuestros objetivos por delante.
No será hasta el último momento cuando despunte a pocos metros el puntal de las Azagayas. Un estético cresteo nos facilita la entrada a su remonte final, un corto y acusado canuto que nos deja prácticamente en cumbre. Serán unos metros de bloques los que nos hacen anotar en travesía la cota de las Azagayas.
Ahora podemos adivinar el trecho que nos separa de la Covacha, tramo que realizamos sin perder los bloques de una cómoda arista que nos hace pasar sobre el pequeño morrón del Poyo.
Poco nos separa del remonte final hasta el vértice geodésico de la Covacha del Losar, inmensas vistas al circo glaciar de la Laguna del Barco y de la Laguna de los Caballeros. Aunque nos quedamos con nuestra particular mirada atrás hacia las Azagayas y hacia lo que nos espera, el cono granítico del Juraco.
Mientras descendemos al collado de la Covacha, puerto de paso entra las gargantas de los Caballeros y del Barco, no apartaremos la vista del imponente espolón que se presenta en nuestro rumbo.
Conociendo la opción que flanquea su ascenso por el norte, iremos buscando con la mirada nuestra vía de ascenso mientras la pared se erige frente a nosotros.
Subida técnica con un paso práctico, un estrecho y vertical canuto justo en nuestra vertical, conforme ganamos metros iremos adivinando el paso que, con menos complicaciones de lo esperado, nos hace sumar la cumbre del Juraco y la visual desde su techo.
Descubrimos al fin la silueta de nuestros últimos hitos de altura en la agenda, éstos ya sobre la cuerda divisoria de la Vega y la Nava, el Cerrojillo y el Alto del Corral del Diablo.
Antes, el arduo descenso hacia el collado de Portilla Honda sobre pequeños bloques, acusado, pero con unas vistas excepcionales a la Laguna de los Caballeros.
De igual forma que antes, durante el descenso tendremos que ir trabajando con la mirada el ascenso hacia el Cerrojillo por su espolón sur.
Cuando toca su aproximación, descartamos en primer lugar nuestro flanco izquierdo por lo descompuesto del terreno, decantando los primeros metros de remonte pegados al roquedal que vuelca hacia la Laguna de los Caballeros. Nos movemos entre el piornal buscando una subida limpia, una vez aclarada nuestra vía no tardamos en ganar la cuerda y completar el ascenso de una forma bastante más cómoda hasta el otero del Cerrojillo.
La travesía hasta nuestra última cota resulta de lo más cómoda, nos hace recomponer fuerzas tras el enorme y trabajado trecho desde las Azagayas.
Así alcanzamos la cima del Alto del Corral del Diablo con satisfacción plena y prácticamente dando por cerrada la travesía aérea, pasando ahora al cierre del trazado por otro entorno espectacular, la Garganta del Nava.
Bajo nosotros, su cabecera dominada por la Laguna de la Nava y la cuerda oriental del Corral del Diablo. Sobre dicha cuerda perderemos altura de forma rápida, sobre terreno que permite mantener un ritmo de descenso aceptable para entrar en los tiempos de marcha necesarios para finalizar con la luz del día.
Bajada sin objeciones hasta el mismo dique de la laguna, entrando de lleno en la espléndida vereda que recorreremos en descenso.
En adelante, nuestra traza perfectamente definida y balizada, nos llevará por el corazón de la Garganta de la Nava, acercándonos y apartándonos del cauce según se adapta al abrupto terreno de su curso alto.
Encajonado entre verticales laderas, el peculiar paisaje granítico de Gredos se irá adornando con las luces del atardecer.
Un sinfín de cascadas y chorreras arremeten en el fondo de la garganta mientras nosotros aún caminamos a cierta altura. Será cuando al fin se abre la garganta frente a nosotros el momento que un busco descenso nos hace volver junto a las cristalinas aguas.
Vadeamos y cambiamos nuestro pisar hacia los agradecidos y verdes prados del valle.
La estilizada vereda continua en suave descenso sin dejar de escuchar el murmullo de la garganta, pasamos junto a los dos pequeños refugios de Navacasera y buscamos con la última luz del día la cancela de acceso a la Nava.
Últimos metros de camino forestal nos facilitan el retorno al Puente de la Yunta mientras cae la noche.
Quizás uno de los recorridos más variados, visuales y gratificantes de Gredos desde mi punto de vista.
Nos vemos en las montañas.
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Comments (1)
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Qué ruta más guapa!!