Travesía circular Alayos, Cuesta del Pino, Cerro Hueco y vereda del río Dílar (Sierra Nevada)

Amplio trazado que nos permitirá recorrer en travesía la agreste y árida cuerda de Los Alayos de Dílar, cerrando la circular a través de los barrancos de la vertiente norte y completando la circular por medio de Cerro Hueco y el río Dílar.

Nos movemos por la media montaña de poniente de Sierra Nevada, rozando los 2.000m de altitud en las tres cumbres de Los Alayos, en orden, Picacho Alto, Corazón de la Sandía y Los Castillejos, asumiendo una de las variadas opciones que nos ofrece esta parte de la sierra.

Comenzamos el amplio trazado desde el aparcamiento del Área Recreativa del río Dílar, al que llegaremos en pocos minutos desde Dílar adentrándonos en el valle del río.

  Junto al área recreativa, el Aula de la Naturaleza de Ermita Vieja, hacia la que nos dirigimos en los primeros metros. Justo cuando cruzamos sobre la Acequia Alta, dejamos el carril que se dirige al aula y remontamos la senda que discurre paralela a este.





Un corto tramo de vereda nos llevará a enlazar con la pista forestal de Ermita Vieja, que no dejaremos en un buen tramo de ascenso suave pero continuo. Cuando nos cruzamos con la amplia rambla del Barranco de Poca Leña, es el momento de dejar el carril y avanzar por el pedregal de la rambla en dirección a la cuerda de Los Alayos, que por ahora vamos rodeando por el suroeste.
Durante estos metros, habremos tenido las vistas del cerro bicéfalo de la Boca de la Pescá, al otro lado del valle del río Dílar.
  Nos acercamos a la cabecera de la rambla y ya, bajo las primeras acometidas de la árida dorsal, nos encontramos con la Vereda de los Alayos, que serpenteando al norte, nos irá ascendiendo a la parte alta de la cuerda, tocando el collado a los pies de la primera de las cumbres, el Picacho Alto.





En el collado tenemos dos opciones, una, la senda que se mueve a media ladera a nuestra izquierda y que salva el ascenso a la dorsal cimera, y la segunda, que será nuestra opción, con la que tras una fuerte subida, nos permite hacer cumbre en el Picacho Alto (1.776m).

Desde aquí, ganamos las panorámicas del poniente de Sierra Nevada, completando las vistas con la cuerda de los Alayos, el Trevenque, los cerros de la meseta de Huenes, y como no, la cuerda de tresmiles occidentales de Sierra Nevada.





A nuestras espaldas unas vistas no menos interesantes, con la Sierra de Manar y la Silleta de Padul en la cercanía, la línea de horizonte dibujada por los picos del Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Alhama y Almijara.
A lo lejos, el perfil de las sierras de Huétor y Arana.

De nuevo a lo nuestro, enfilamos la cuerda en dirección este, en busca del próximo hito, el peñón del Corazón de la Sandía. Primero tendremos que deshacernos con precaución del desmoronado descenso del Picacho Alto.
  Una vez sobre la vereda de la cuerda, un avance bastante cómodo nos permite ganar metros al trazado, situándonos tras el descenso en el collado que sirve de nexo par alas sendas que discurren por la sierra. Por un lado, el que viene faldeando el Picacho Alto y el que sube desde Rambla seca, por otro lado, el que se descuelga hacia la pista forestal de Ermita Vieja.





Nuestro camino nos llevará en ascenso por el Barranco de Prado Seco hasta los pies del Corazón de la Sandía (1.885m), y al que accederemos con una pequeña trepada para obtener las magníficas vistas desde la parte alta. El punto alto de la cumbre la encontramos en la cima gemela a escasos metros, siendo el peñón que pisamos el punto más significativo del recorrido.





Retomamos la marcha, desandando unos metros hasta el pequeño collado donde parte la difusa senda que completa la cuerda en dirección este, pasando bajo la dorsal de Los Castillejos.

Al principio, la escueta vereda nos llevará a media ladera hasta la cuerda sobre las caídas de Tajo Blanco, a medio camino de Los Castillejos.
Cuando volvemos a caminar a media ladera, y ya bajo el primer alto de Los Castillejos (1.986m), abandonamos la senda y acometemos campo a través los metros finales del ascenso a la primera de las cimas.

  En los metros finales, buscaremos el paso práctico para hacernos con la cima, donde obtendremos la mejores vista de esta parte de la sierra. Tendremos que descender por el mismo sitio y rodear el peñón en el que estamos, para dirigirnos a la segunda de las cumbres, ésta mucho más accesible avanzando sobre la cuerda.





Abandonamos el extremo oriental de Los Alayos, en descenso por la cuerda que se desprende hacia el Collado del Pino, encrucijada de sendas y divisoria de la sierra. Durante el descenso, pasamos junto la boca de una sima/mina y caminaremos campo a través hasta enlazar con la vereda.





  Sobre la vereda de la Cuesta del Pino, viramos al norte y comenzamos un continuo descenso por la senda, ahora con la figura del cónico Trevenque frente a nosotros.
Camino que nos sumerge en la umbría de Los Castillejos, por el frondoso y húmedo pinar de la Cuesta del Pino. Alcanzamos una encrucijada en el interior del pinar, a la derecha, la senda que nos lleva al cauce del río Dílar, a la izquierda, la senda que nos introducirá en los barrancos de la cara norte de Los Alayos.





Nuestro sendero deja el pinar y sube hasta el collado que nos permite cambiar de vertiente y acercarnos al barranco de Rambla Seca. Ahora comenzamos un tramo con continuas bajadas y subidas, cruzando los barrancos que nos salen al paso. En algunos barrancos, el desmoronado terreno ha dejado pasos estrechos, resbaladizos y complicados, pero que con un poco de paciencia se superan sin problema.




Una vez sobrepasamos la frondosa Cañada de la Selva vamos en dirección al barranco de Rambla Seca. Dejamos atrás otro cruce, marcado como el sendero que sube de nuevo hacia Los Alayos. Nosotros seguimos de frente y estamos atentos a un desvío a la derecha, marcado con un pequeño hito de piedras, por el que accedemos a la senda en ascenso que nos permitirá faldear Cerro Hueco.
  Una vez alcanzado un pequeño collado con vistas la valle del río Dílar, emprendemos una fuerte bajada por el pinar de la ladera, por un sendero a veces algo difuso y zigzageante, en busca del cauce del río Dilar.





Llegamos al cauce del río, buscamos el vadeo más cómodo, en nuestro caso cruzamos descalzos al no tener referencias de un vado que nos permita un paso en seco. Retomamos la marcha en dirección al área recreativa siguiendo el curso del río. Durante estos últimos metros, tendremos que vadear el cauce alguna que otra vez, siguiendo el sendero que nos lleva hasta el carril de la Fábrica de la Luz. Ya sólo nos queda recorrer el escaso km que nos separa del punto de partida.

Nos vemos en las montañas.